Opinión | ANÁLISIS

El mundo llora a Matthew Perry... y al modelo de ficción que representó 'Friends'

'Friends' sigue siendo un caramelo para fidelizar clientes: un producto de éxito probado, con episodios autoconclusivos (que se pueden ver en cualquier orden) y muchas temporadas y capítulos por temporada

Los fans de Matthew Perry llevan flores al edificio de apartamentos de 'Friends'

PI STUDIO

La historia de un grupo de jóvenes que viven en Nueva York en ese momento vital en el que tus amigos son tu familia. Así resumía Marta Kauffman, creadora de Friends, la premisa de la serie durante el especial estrenado por HBO Max en 2021. La sencillez es el secreto de su éxito. "Friends cuenta una historia que todo el mundo ha vivido: el momento en que te vas de casa de tus padres, tu primer trabajo, las relaciones de pareja, las dificultades que la vida te coloca delante… La serie consigue que te sientas como en casa y que quieras formar parte de esa pandilla de amigos que hoy llora la pérdida de uno de ellos, el mordaz e irónico Chandler Bing.

La sitcom se emitió a lo largo de 10 temporadas en la cadena NBC, de septiembre de 1994 a mayo de 2004, diez años en los que consolidó su legado, catapultó a sus protagonistas al estrellato y sentó las bases de lo que acabaría siendo un negocio muy lucrativo. Todos querían la serie dentro de su catálogo. En EEUU las televisiones locales pagaron mucho dinero por las licencias de reemisión, que no mostraba signo alguno de agotamiento. Quien ya la había visto, volvía a verla y el que no, se enganchaba rápidamente. Creadores y protagonistas se hicieron de oro en esta etapa, con liquidaciones que se estima superaron las nueve cifras. A España el fenómeno Friends llegó un tanto diluido. Canal+ había adquirido los derechos confiando en que el prestigio de la serie animase las altas a la plataforma de pago, pero no tuvo el músculo suficiente para pelear contra las dos cadenas de televisión privadas, que luchaban encarnizadamente por la atención el espectador. 

Charlie Puth homenajea a Matthew Perry en su último concierto

PI Studio

Diez años después del final de la serie se produciría un nuevo punto de inflexión. Netflix decidió incorporarla a su catálogo y la magia ocurrió de nuevo. Friends no solo fue carne de 'rewatch' de la audiencia original. También logró introducirse en los corazones de una nueva generación de espectadores, los Zetas, a los que la ropa desfasada y la vida sin móviles enganchó como ningún otro programa. 

Netflix convirtió Friends en el éxito global, transgeneracional e inagotable que es hoy en día. A la serie no tardaron en salirle muchos novios, dispuestos a gastar sumas astronómicas para incorporarla a su catálogo. En 2020 la serie abandonaba Netflix y entraba en el catálogo de HBO Max, que había desembolsado 500 millones de dólares por ella. Un acuerdo caro pero beneficioso. Friends sigue siendo un caramelo para fidelizar clientes: un producto de éxito probado, con episodios autoconclusivos (que se pueden ver en cualquier orden) y muchas temporadas y capítulos por temporada (lo cual garantiza muchas horas de entretenimiento). 

El éxito de Friends es, en parte, el éxito de una explotación comercial muy hábil, de esas famosas ventanas de comercialización que el streaming se ha empeñado en aniquilar. La industria llora a Matthew Perry tanto como el modelo de ficción que representa: lucrativo, prestigioso y longevo.