ENTREVISTA

Sol Picó: "Para disfrutar de la danza contemporánea, como con el sexo, te tienes que relajar"

La coreógrafa valenciana estrena el 27 de octubre en Les Arts 'Malditas plumas', un espectáculo tierno, humorístico y decadente en el que transforma la danza contemporánea en espectáculo de revista

La bailarina Sol Picó.

La bailarina Sol Picó. / OUTUMURO

Sol Picó, seguramente la bailarina y coreógrafa valenciana más internacional (y poseedora de diez premios MAX y el premio Nacional de Danza de la Generalitat de Catalunya y del Ministerio de Cultura), regresa a Les Arts con Malditas plumas, un espectáculo tierno, decadente y bañado con un particular sentido del humor en el que Picó encarna a una vedette que comparte sus recuerdos con el público. 

P. Así a primera vista, la revista parece un espectáculo bastante alejado de la danza contemporánea.

R. Aparentemente, porque es otro estilo, otra manera de moverse, otro concepto… Pero detrás de una vedette están los mismos sentimientos y las mismas frustraciones que detrás de una bailarina contemporánea. De alguna forma, esa es la idea de este espectáculo: contar qué pasa detrás de un mundo de luces y lentejuelas, qué hay detrás de la carrera de alguien que en determinado momento ve que no ha cumplido los sueños y que a la edad que tiene ya sabe que no los cumplirá.

P. ¿Le ocurre eso a usted?

R. No es autobiográfico, pero es verdad que en el algún momento esas ideas también se me han pasado por la cabeza, que veo que se me está resistiendo algo que yo creía que me iba a pasar. Encontré a Cristina Morales y le dije que quería hacer una pieza que hablara de esa idea, de ese sentimiento que me reconcome. Y ella empezó a elaborar conmigo una pieza que va entre la realidad y la ficción. Pero es un sentimiento bastante universal. ¿Quién no ha dicho en algún momento de su vida: "hostia, me acabó de dar cuenta que he llegado hasta aquí y no me ha pasado lo que esperaba"?

Malditas Plumas. / ARCHIVO


P. Sí, las expectativas suelen acabar siendo un problema.

R. Sí, seguramente nos ha pasado a todos y a mí probablemente me puede pasar ahora. Soy una bailarina con 56 años y creo que es un buen momento para hacer una reflexión de este tipo. Por otra parte, el mundo de las vedettes me resulta atractivo, porque es un mundo de mucha luz pero con mucha sombra detrás. No todo son taconazos, lentejuelas y plumas y aquí no pasa nada. Seguramente sí pasan muchas cosas.

P. ¿Conocía usted ya ese mundo?

R. Cuando comencé en Barcelona contacté con una compañía, la de Víctor Guerrero, que era una maravilla de transformista, un personaje brutal, y estuve bailando con él en el chiringuito La Aurora de la Barceloneta, que no tenía nada que ver con la Barceloneta de ahora. Éramos un montón de bailarinas como yo, así pequeñitas, nada de las típicas mujeronas, que veníamos de danza contemporánea y que nos ganábamos la vida haciendo su cuerpo de baile. Cogía el autobús 64 todas las noches, porque el espectáculo empezaba a las 12 de la noche. Era muy curioso eso de cambiarnos todas juntas, pintarnos… Era un mundo que no tenía nada que ver con la danza contemporánea pero del que aprendí mucho.

P. Un mundo quizá menos intelectualizado que el de la danza contemporánea. ¿Echa eso de menos?

R. A ver, se ha creado una nube alrededor de la danza contemporánea que no es real. Leí el otro día una cosa de Siri Husvedt que decía que el arte es como el sexo, te tienes que relajar para entenderlo y disfrutarlo. La danza es lo mismo: relájate. Obviamente, hay cosas que te va a costar más de entender de entrada, pero deja que tu coco viaje y verás cómo descubres mundos maravillosos. He elegido el mundo de la revista porque me parece muy bonito, un poco de segunda mano, de segunda división, pero en el que he visto artistas maravillosas. 

Malditas Plumas.

Malditas Plumas. / ARCHIVO

P. ¿Sigue existiendo ese país al que le gustaban las revistas?

R. Es un mundo muy del pasado. Lo que ellas decían desde el escenario, cómo se metían con el público… Seguro que ahora a alguna que otra la denunciarían, porque decían lo primero que se le pasaba por el tarro en una época en la que no se podían decir esas cosas. Pero era el lugar en el que decirlas, era el lugar de desparpajo y desenfreno en un momento en el que no había nada de esas dos cosas. Ahora estamos en otro momento de la historia.

P. Volvamos a la cosa de la danza y los miedos. Usted no parece demasiado miedosa.

R. Parece que sea valiente pero no, soy muy miedosa. Me iré al cajón con miedo, yo tengo miedo todo el rato de todo. Cuando me pongo encima de un escenario tengo que estar al 200 % y me crea mucho respeto cómo reaccionará el público… Es algo muy serio y nunca he dejado de sudar antes de entrar al escenario.

P. ¿También le da miedo el paso del tiempo?

R. ¿Y a quién no? Ahora estoy muy concentrada en saber encajar y disfrutar el paso del tiempo. Y me da miedo no saber hacer eso y estoy empeñada en no quedarme anclada en las frustraciones y en los sueños que no he cumplido ni en lo que me queda por hacer. Estoy concentrada en disfrutar de lo que estoy haciendo ahora.

Malditas Plumas.

Malditas Plumas. / MAY ZIRCUS

P. ¿Disfruta igual de la danza que cuando empezó?

R. Igual no, porque conozco mis limitaciones. ¿Sabes qué pasa? Que voy más allá de lo que realmente ve el público. Me suelen decir que estoy igual que siempre, que no he cambiado, pero yo sí veo que he cambiado. Y yo tengo que aprender a estar tranquila, saber que lo que hago sigue llegando al público. Y cuando deje de ser así no tendré problema en dejar el escenario.

P. Saber retirarse como una buena vedette.

R. Espero que sí. Me gustaría saber retirarme bien del escenario, aunque tengo cuerda para rato.