CONCIERTO

Taburete llena el Wizink de personas de bien

Quince mil espectadores disfrutaron ayer del concierto de Taburete en el Wizink Center de Madrid. El grupo de Willy Bárcenas y Antón Carreño presentó su último disco y repasó los principales éxitos de su repertorio ante un público entregado desde la primera canción

Concierto de Taburete en Wizink Center

Concierto de Taburete en Wizink Center / Eduardo Bravo

A las 21:30, hora oficial de inicio del concierto, las gradas y la pista del Wizink Center aún mostraban zonas vacías. Sin embargo, si había una cosa clara la noche de ayer, era que el recinto iba a estar a reventar desde que, hace unos días, se colgase el cartel de Sold Out.

Confiado y remolón, el público disfrutaba de la tarde primaveral en las terrazas aledañas al antiguo palacio de los deportes o curioseaba en los puestos de propaganda colocados por militantes del Partido Popular y Vox, conscientes de que el grueso de los asistentes al evento simpatiza con ideologías conservadoras. Por mucho que Willy Bárcenas se empeñe en afirmar desde el escenario que Taburete no es más que un grupo, la sombra de su padre y la corrupción del Partido Popular es alargada.

Muchas de las letras del grupo, incluidas las de amor, así como las presentaciones que hace Willy de las mismas antes de cantarlas, pueden ser interpretadas a la luz de los problemas judiciales de sus padres. Desde arengas tan poco afortunadas como "ahora todos, ¡manos arriba!", a comentarios sobre el valor de la familia, la amistad, el permanecer juntos en los malos momentos, la necesidad de poner buena cara a los enemigos "porque eso les jode cantidad", referencias a que "aunque uno esté roto por dentro, hay que mantenerse elegante" y, por supuesto, Mamá, el tema que el cantante compuso en homenaje a su madre, cuando Rosalía Iglesias estaba en prisión.

De hecho, se podría decir que el espectáculo de Taburete es, para su público, lo más parecido a un evento de canción protesta o, por lo menos, de reafirmación de sus esencias en una coyuntura política adversa. Prueba de ello es que, a lo largo de las cerca de dos horas de recital, se dieron vivas a España, se ondearon banderas rojigualdas, un grupo —minoritario y que no fue seguido por el resto de la sala, todo sea dicho— comenzó a entonar "Pedro Sánchez hijodeputa" y, entre canción y canción, se exaltó la institución familiar, el matrimonio, las relaciones fraternas, hubo un número flamenco y, por no faltar, no faltó ni un poquito de rumba.

Gente preparada

El principal motivo del concierto de ayer era presentar en directo el último disco del grupo, Matadero 5, título que invita a pensar que los miembros de Taburete han leído a Kurt Vonnegut —muy posiblemente en la edición de tapa dura y colorines de Blackie Books y no en la de Anagrama—, del mismo modo que es de suponer que leyeron a David Foster Wallace antes de llamar a su LP de 2021 La broma infinita y vieron Los 400 golpes antes de citar la cinta de Truffaut en Brindo.

En contra de lo que se empeñan en afirmar sus detractores, que Willy Bárcenas y sus amigos pertenezcan a la oligarquía del país y vivan una vida muelle, no impide que sean jóvenes curiosos, con inquietudes culturales, con estudios, con talento artístico, que componen sus propias canciones y que hacen un uso del lenguaje muy particular tanto en lo que se refiere a sus letras como en su hablar cotidiano, en el que es posible detectar ciertos rasgos diferenciales de clase.

En los temas de Taburete hay términos taurinos (querencia), referencias locales de ocio añejos (cabaré, cantina), lugares evocadores a los que no se llega precisamente con el abono transporte (Acapulco, México DF, Guajaca, Tijuana Chihuahua, Monterey, Nueva York, Sierra Nevada), cocina internacional (Blue Cheese, sake), ritmos de otras épocas (boleros) o moda para grandes ocasiones (smoking).

Además, acostumbran a intercalar tacos como "jodido" o "puto" para enfatizar el mensaje y resultar cercanos a su público e incluso improvisan frases como "vais a asistir a una joda y voladura de peluca que no olvidaréis en vuestra jodida vida". Un enunciado tan fascinante en su construcción y sentido, que podría haber hecho que, dado que coincidían en fecha, el concierto de ayer se hubiera integrado en la programación de La noche de los libros.

Menos periódicos

A falta de quince minutos para las 22 horas, las luces se apagaron y una banda de seis músicos comenzó a tocar. Poco después, aparecieron en el escenario Willy Bárcenas y Antón Carreño, que, en varias ocasiones a lo largo del recital, reconocieron que estaban a punto de llorar, comentario que tal vez fuera demasiado severo porque lo cierto es que el concierto no estuvo tan mal.

Taburete interpretó los grandes éxitos del grupo, entre los que no faltaron Sirenas, Kaiserlauten, El fin, México DF, Mariposas, Entre tus piernas, Amos del piano bar, Walter Palmeras, Belefón, Luna y Caminito —que, como comentaba en Twitter, el usuario @Toni_Delong, a la vista del público, bien podría ser "Camino, Surco y Forja"—. Además, durante todo el concierto, la banda sonó compacta, bien engrasada y con un sonido potente. Por su parte y como líder de la banda, Bárcenas se mostró carismático y desplegó una correcta interpretación, llegando a gustarse y regalando a la audiencia algunas virguerías vocales que fueron muy bien recibidas.

No obstante, en un momento en que artistas como Rosalía o C Tangana crean espectáculos con conceptos sólidos que son posteriormente desarrollados en los discos, los videoclips, y la puesta en escena de los conciertos, la propuesta de Taburete resulta un tanto ramplona. Por ejemplo, las referencias a Matadero 5 apenas están visibles en un neón colocado en el escenario y en los productos a la venta en el puesto de merchandising situado en el hall del Wizink.

Las proyecciones de la actuación, lejos de abundar en ese concepto que da nombre a la gira, son, en su mayoría, imágenes anodinas que más parecen salvapantallas de ordenador que audiovisuales de apoyo a las canciones. La escenografía y las luces tampoco destacaron por su espectacularidad y, en el aspecto musical, los arreglos fueron convencionales, apenas hubo solos de los músicos de la banda y los recursos para enfervorizar a los espectadores recurrían en exceso a lo emocional.

A pesar de todo, resultaría muy difícil encontrar a alguien que ayer saliera defraudado del Wizink Center. El público acompañó a voz en grito las canciones de la primera a la última, vibró con las palabras de Willy Bárcenas, vitoreó cuando mencionó a Loreto, su futura esposa, se aplaudió de corazón la reciente paternidad del bajista, agradecieron la sorpresa de invitar al escenario a Café Quijano y a José Mecé y se sintieron queridos y valorados cuando, al final, el grupo se sacó el tradicional selfie con ellos de fondo.

En definitiva, si una de las facetas de la música es generar emociones, ayer Taburete se apuntó un éxito inapelable. Tanto es así, que resultó llamativo que en plena apoteosis, instantes antes de que el batería diera el golpe final en bombo y platillos, Willy Bárcenas se dirigiera al público diciendo: "¡menos periódicos!, ¡menos tonterías! ¡La verdad es que esto es Taburete!". No hacía falta ponerse una venda donde sus seguidores no vieron ninguna herida.