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La lejía de Asturquimia prepara el salto internacional

La firma asturiana, el mayor productor nacional de desinfectante, ve negocio en mercados como Turquía y los Emiratos 

José Luis Caravia Izquierdo, consejero delegado de Asturquimia.

José Luis Caravia Izquierdo, consejero delegado de Asturquimia.

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Hace cuatro años, mientras miles de personas salían a las calles por el 8-M y otras tantas comenzaban a tomar medidas de protección por si llegaba a España ese extraño virus que se expandía a toda velocidad, José Luis Caravia Izquierdo (Oviedo, 1989) se encontraba con su novia en Jordania. En el aeropuerto observó a muchos viajeros con mascarilla y, cuando al día siguiente llegó a Asturias, intentó convencer a sus compañeros de trabajo de la gravedad de la situación. Al principio creían que exageraba, pero solo tuvieron que pasar unos pocos días para darle la razón. El Gobierno decretó el estado de alarma y los españoles se pusieron "como locos" a comprar productos desinfectantes.

Caravia acababa de estrenar su cargo como consejero delegado de Asturquimia, la compañía fundada por su tatarabuelo casi un siglo atrás y que actualmente es el mayor productor de lejía de España por volumen. La pandemia fue el bautismo de fuego del joven directivo. Los camiones de sus clientes (cadenas de distribución como Mercadona, Eroski, El Corte Inglés, Alimerka, Froiz o Gadis) entraban y salían sin cesar de la fábrica, en el corazón de la Asturias rural. "Si la factoría hubiese sido cinco veces más grande, habríamos podido vender toda la producción", asegura Caravia.

Por fortuna, la crisis vírica se produjo con la compañía instalada en el polígono de Santianes (concejo de Sariego), donde se había trasladado en 2009, cuyas instalaciones son 20 veces más grandes que las que antes ocupaba en Siero. Con un equipo de 70 empleados, Asturquimia dedica el 60% de su producción a lejía de marca blanca y el resto a sus dos enseñas propias: Unex y LejiPlus. "La marca El Camello, que hasta entonces era la más conocida, desapareció con el traslado", señala Caravia. Una mudanza que, por cierto, estuvo a punto de acabar en desastre. "De la crisis de 2008 nos libramos de milagro, porque mis padres vendieron la fábrica justo antes del estallido de la burbuja. Si hubieran tardado dos meses más, hoy no estaríamos aquí", recuerda. 

Fue en 2014 cuando empezaron con la producción de marca blanca, de la que la empresa asturiana tiene el 37% del mercado nacional. Los ingresos de la compañía rondan los 20 millones de euros al año, de los que aproximadamente el 5% se convierten en beneficios.

Casi centenaria

Como en cualquier empresa familiar centenaria, el camino hasta alcanzar esas cifras ha sido casi una epopeya. En 1928, Carlos Préstamo Meana abrió en Oviedo un ultramarinos llamado El Deseo. Allí vendía todo tipo de productos, muchos de ellos con nombres de animales, como lejía El Camello y medias El Gato. Fue entonces cuando el fundador comenzó a darle vueltas a la posibilidad de fabricar la lejía. Tras la parálisis de la Guerra Civil, el negocio se reactivó en 1939. 

El desinfectante se convirtió en un producto básico de la sociedad y a partir de los años 60 el negocio cambió las botellas de cristal (muchas de las cuales se reutilizaban de bebidas alcohólicas) por las de plástico. Estas se consolidaron a finales de los 70, cuando el bisnieto del fundador, Eugenio Caravia (padre de José Luis), entró a trabajar en la empresa, cuyas riendas tomó posteriormente junto a su mujer, María José Izquierdo. En esa época, Asturquimia adquirió su principal competidor, Química Santa Rita, y su principal marca, Unex.

En lo más duro del covid, camiones de Mercadona, El Corte Inglés y Eroski salían llenos de la planta de la empresa familiar

"A finales de los años 90 tuvimos un gran crecimiento, en el que consolidamos nuestra marca propia y conseguimos un cierto volumen", subraya Caravia. La compañía fue poco a poco evolucionando hasta su situación actual, en la que, como casi todas las empresas del país, está inmersa en un proceso de innovación tecnológica. "Nuestra maquinaria de obra es muy nueva e invertimos una barbaridad en I+D. El salto tecnológico que hemos tenido en los últimos seis años es muy grande", asegura el directivo. Como ejemplo de estos cambios, menciona un proyecto de inteligencia artificial para planificar los pedidos.

Higiene y sociología

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Otra de las apuestas estratégicas de Asturquimia es su diversificación geográfica. "Hay muchas probabilidades de aumentar las ventas en mercados como Turquía, los Emiratos Árabes y países del este europeo como Rumanía", indica. Al escarbar en las razones de esas oportunidades comerciales se descubre una interesante interrelación entre lejía, higiene y sociología. "El motivo es que cada vez hay más occidentales que emigran a esos lugares, pero manteniendo los hábitos de vida de sus lugares de origen, como la limpieza del hogar. Y esos países se están dando cuenta de que no cuentan con la estructura industrial suficiente para atender esa demanda", explica el empresario.

La lejía también refleja los hábitos de vida de los propios españoles. Los tres principales polos del gran consumo son Catalunya, Galicia y Andalucía. Hay un motivo sociológico por el que Madrid no está entre los primeros puestos. "El grueso de nuestro consumo es para domicilios particulares y está muy sujeto a la estacionalidad; en verano vendemos más lejía. En Madrid hay mucha rotación de residentes y, en general, pocas personas que pasen mucho tiempo en casa", detalla Caravia. "Además, no es una zona vacacional, por lo que no se utilizan muchas viviendas para esas temporadas, y tampoco hay una hostelería especialmente asociada a las vacaciones. La consecuencia de todo ello es que no se limpia tanto como en otras regiones. Y en Madrid hay muchos extranjeros y estos no son tan lejieros como los españoles. Por lo general somos más higiénicos, y la lejía es un producto muy castizo", subraya.