CUENTAS PÚBLICAS

El elevado déficit de Francia cuestiona las políticas económicas y militares de Macron

El Estado francés registró en 2023 un déficit del 5,5%, seis décimas más de lo previsto por el Gobierno

Macron receta eficiencia, renovables y nuclear como solución energética

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Era un dato económico tan temido como previsible. El Instituto Nacional de Estadística (INSEE, por sus siglas en francés) anunció el martes que Francia registró el año pasado un déficit público del 5,5%. Es decir, siete décimas más que en 2022 y seis más de lo previsto (4,9%) en los últimos presupuestos, adoptados por decreto durante el pasado otoño. "No estoy sorprendido, (...) pero se trata de un derrape (en las cuentas públicas) importante. No es inédito, pero muy inhabitual", aseguró el presidente de la Corte de Cuentas, Pierre Moscovici —excomisario europeo de Economía—, en una entrevista para la emisora de radio France Inter.

La ralentización de la economía —el PIB galo apenas creció un 0,9% el año pasado— debido a los elevados tipos de interés y la consiguiente menor recaudación fiscal contribuyeron a que Francia se aleje de su trayectoria de disminución del déficit público. Sin embargo, esta tendencia amenaza ahora con cuestionar las políticas económicas del presidente Emmanuel Macron, pero también su voluntad de erigirse en uno de los dirigentes europeos con una posición más combativa frente a la Rusia de Vladímir Putin.

"No hubo más gasto público de lo que dijimos, sino menos ingresos de lo previsto", ha declarado el ministro de Economía, Bruno Le Maire, a la emisora RTL. Tras haber elaborado los últimos presupuestos basándose en una previsión de crecimiento demasiado optimista para este año —del 1,4% del PIB y finalmente rebajada al 1% (la OCDE prevé un raquítico 0,6%)—, este dirigente conservador anunció en febrero un recorte del gasto público de 10.000 millones de euros. "¿Habrá ahorros suplementarios y necesarios en 2024? Sí", ha insistido Le Maire sobre una reducción que irá más allá de esos 10.000 millones. 

El riesgo de acentuar la desaceleración

El Ejecutivo centrista prevé, de hecho, disminuir el gasto público en 20.000 millones el año que viene. La Corte de Cuentas ha calculado que deberá recortar unos 50.000 millones si quiere alcanzar un déficit público en 2027 del 3%, el polémico porcentaje fijado por las reglas europeas, cuya moratoria por la pandemia se terminó este año. "Han recuperado los mismos discursos que durante la crisis de 2008", explica a El Periódico, del mismo grupo editorial, el periodista económico Romaric Godin, del digital de izquierdas Mediapart, sobre unas políticas de austeridad "procíclicas" que pueden acentuar la desaceleración.

No obstante, "no hay la presión de los mercados ni la necesidad de encontrar financiación", recuerda este analista. A diferencia de la situación en la que se encontraron Grecia, Portugal o España en 2010 y 2011, el Estado francés logra endeudarse con facilidad, sin pagar un coste especialmente elevado. Los mercados han reaccionado con una tranquilidad casi vacacional al derrape del déficit público. Y los tipos de interés que Francia paga por su endeudamiento a 10 años han bajado del 3,5% en octubre al 2,8% actual.

El elevado déficit resulta, en realidad, más una piedra en el zapato de corte político que económico. Por un lado, Macron teme que debilite su credibilidad respecto a sus socios europeos, especialmente Alemania. Por el otro, alimenta las críticas por parte de la oposición. "Un déficit del 5,5% y una deuda pública del 110,6%: la última sinfonía del Mozart de las finanzas se parece a un canto del cisne", ha criticado en la red social X el diputado derechista Éric Ciotti, presidente de Los Republicanos (LR, afines al PP), utilizando una expresión (Mozart de las finanzas) habitual para referirse al presidente francés.

La causa ucraniana

Los recortes impulsados en febrero han afectado especialmente las inversiones para hacer frente a la urgencia climática (en unos 2.000 millones). Además, el Ejecutivo macronista ha expresado su voluntad de reducir las ayudas que reciben los parados —el avanzado sistema de desempleo galo ya ha sufrido varios recortes en los últimos años—, así como el gasto en sanidad y las partidas de las administraciones municipales. Estas políticas no solo corren el riesgo de debilitar aún más a Macron a nivel interno —la ultraderecha lepenista parte como clara favorita de cara a las europeas del 9 de junio—, sino también disminuir el apoyo de los franceses a la causa ucraniana

Francia y Ucrania firmaron el 16 de febrero un acuerdo de seguridad bilateral que supone un aumento hasta 3.000 millones de la ayuda armamentística gala. Sin embargo, el 51% de los franceses se oponen a ese incremento, según un sondeo publicado este mes por la cadena BFM TV. Esta división en la opinión pública puede reflejarse en el Parlamento, donde hasta ahora el Ejecutivo logró aprobar con cierta unanimidad las subidas del gasto militar. "Si quieren encontrarse en la situación de Estados Unidos, van por el buen camino", advirtió el diputado Bastien Lachaud, de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos), refiriéndose al bloqueo del apoyo militar estadounidense en el Congreso.

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Ante los efectos contraproducentes de las medidas de austeridad, ha surgido un debate incipiente en el seno del macronismo sobre la necesidad de realizar otro tipo de ajustes. La presidenta de la Asamblea, Yaël Braun-Pivet, y el presidente del grupo parlamentario del MoDem han defendido la creación un impuesto especial sobre los superbeneficios y los superdividendos. Otras voces piden disminuir las ayudas que reciben las empresas. Esta partida no ha parado de crecer en las últimas décadas y representa un 30% del gasto presupuestado, mientras que en 1997 era el 11%. 

Tanto Macron como Le Maire se muestran reticentes ante este tipo de medidas, sobre todo ante el aumento de la presión fiscal. Consideran que debilitaría uno de los pilares de su ADN político: la disminución de los impuestos, también para los más ricos.