“Vieja Pescanova” o el suflé indomable de la Bolsa española

Las acciones de la sociedad anónima, que no tiene actividad y solo posee el 0,34% de la pesquera, aumentan un 130% tras el “ok” de la banca al plan de Wofco para Fandicosta

Junta de accionistas de Pescanova SA.

Junta de accionistas de Pescanova SA. / FDV

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Lara Graña

La salida a Bolsa de Pescanova SA permitió al grupo, ya a mediados de los años ochenta, acceder a una vía colosal de crecimiento y financiación, con sucesivas ampliaciones de capital o emisiones de deuda corporativa. También una gran visibilidad global para un gran grupo que también lo era, capitaneado por Manuel Fernández de Sousa y con la batuta industrial de Alfonso Paz-Andrade. De aquella sociedad anónima no queda hoy nada: el negocio fue traspasado a una empresa constituida en 2014, Nueva Pescanova SL, y la vieja matriz apenas posee el 0,34% de la pesquera.

Permanece activa únicamente gracias a los ingresos que le administra la multinacional gracias a un convenio firmado tras el concurso de acreedores y sin haber realizado –pese a haber anunciado proyectos en Latinoamérica– ninguna actividad empresarial desde entonces. Pero el mercado, el que se dice a menudo omnisciente, coloca a la SA a la altura de los grandes holdings pesqueros del país. Cuando las cosas van bien para el sector las acciones de vieja Pescanova se disparan; cuando no lo van tanto –o los especuladores leen menos prensa–, se quedan en letargo.

El día 20 de febrero este periódico anticipó que Atunes y Lomos (Atunlo) descartaba ejecutar nuevos cierres –tras bajar la verja en O Grove y Santoña– y que Fandicosta tenía encarrilada su venta a Worldwide Fishing Company (Wofco). Esa misma jornada los títulos de esta sociedad de cartera, que cotiza en el mercado continuo, se revalorizaron un 7,5%.

Pero el petardazo se produjo los dos días siguientes, cuando Faro de Vigo, del Grupo Prensa Ibérica, también avanzó el visto bueno de la banca a la hoja de ruta por la factoría de Moaña y el encumbramiento de Wofco como una de las tres mayores compañías del sector en España, respectivamente. Las acciones aumentaron su valor en un 130%, hasta los 0,436 euros por título de la jornada del jueves día 22. No hay ningún vínculo entre Nueva Pescanova –por descontado, tampoco por vieja Pescanova– con Wofco o sus planes de expansión, pero el mercado se ha acostumbrado a maximizar sus reacciones con esta empresa.

Bolsa pescanova. /

Faro de Vigo

El consejo de la antigua matriz estima que hasta el 85% de los títulos –de un total de 28,7 millones de acciones– están en manos de minoritarios, accionistas no estables (capital flotante o free float). El juego es el límite. Sobre el papel el mayor accionista individual sigue siendo Fernández de Sousa, expresidente de la compañía, con un 7,51% del capital social, aunque esta participación le fue embargada.

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Otro 3% figura todavía asociado a Paz-Andrade, ya fallecido, por un 5% del fondo Silicon Metals Holding. Ese subidón de valor de los títulos duplicó su capitalización bursátil hasta superar los 12,5 millones de euros –había cerrado el año pasado en 5,9 millones–, aunque con efectos efímeros. La sesión de ayer, sin noticias de relevancia sobre la industria pesquera que hayan insuflado ánimos o generado rumores, terminó con unos sonoros números rojos.

Vieja Pescanova se anotó pérdidas por más de 600.000 euros en el ejercicio 2023, por las de 6,82 millones del año anterior. La propia compañía reconoce que, si pierde un litigio contra Nueva Pescanova por las costas de un procedimiento que arrancó en 2017 y que está dispuesta a llevar al Supremo, quedaría abocada a la liquidación.