ENTREVISTA | DIRECTOR GENERAL DE DCOOP

Rafael Sánchez de Puerta: "La conquista de nuevos mercados para el aceite de oliva viene de lejos"

El responsable de la cooperativa de aceite de oliva que más productores agrupa asegura que la oferta de este bien de consumo ha caído drásticamente por la sequía y augura que cuando llueva en abundancia se estabilizarán los precios

Rafael Sánchez de Puerta, director general de Dcoop.

Rafael Sánchez de Puerta, director general de Dcoop. / Gregorio Marrero

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El gigante alimentario presume de haber alcanzado justo después de la pandemia la barrera de las 200 cooperativas asociadas y una cifra inédita en España: más de 75.000 productores unidos bajo un mismo paraguas. Representa dicha cuota casi el 9% de todos los agricultores del país. Y en términos de facturación, el recién acabado 2023 se saldará con cerca de 1.500 millones de euros. 

PREGUNTA (P.) ¿Cómo resumiría en cifras lo que representa en España el grupo que usted dirige?

RESPUESTA (R.) Son muchos los números que maneja una entidad del tamaño de Dcoop, pero uno de los parámetros por el que más se nos pregunta es la facturación anual. Es cierto que hemos atravesado dos cosechas con mucho menos volumen del previsto en cuanto a toneladas, como consecuencia de la pertinaz sequía. Pero sin embargo los precios han subido y hemos podido pasar de los 1.236 millones de euros de 2022 a los alrededor de 1.420 millones con los que se cerrarán las cuentas de 2023. Otra cifra rotunda sobre la importancia de nuestro grupo lo representan los más de 75.000 socios que forman parte del mismo.

P. Con origen en Antequera, quién iba a imaginar que este gigante europeo del aceite de oliva fuese a extenderse por tantas provincias. ¿Hasta dónde llega en este momento Dcoop?

R. Agrupamos a 200 cooperativas de hasta 16 provincias españolas, aunque también hemos incluido a una más en territorio francés. Y hoy por hoy tenemos presencia en las ocho provincias andaluzas, las dos extremeñas, tres de Castilla-La Mancha -Toledo, Cuenca y Ciudad Real-, otras dos castellanoleonesas -Valladolid y Zamora- y también en Álava, dentro del País Vasco.

P. ¿Qué cuota representa la producción de aceite dentro de Dcoop?

R. En términos de cooperativas son 110, es decir, seis de cada 10. Porque tenemos 24 vinculadas a la aceituna de mesa, 18 con producción de frutos secos y un total de 17 que se dedican al vino. Hemos diversificado mucho nuestra producción y ahí también se encuentra la base para no haber dejado de crecer durante estos últimos años, pese a que haya bajado significativamente la cosecha de aceitunas con la sequía.

P. ¿Cuáles son esos frutos secos que han incorporado a su catálogo de productos agroalimentarios?

R. Almendras y pistachos han representado tras la pandemia una importante novedad. Tenemos una planta en la localidad de Villa del Río que ha constituido la división de los pistachos en nuestra entidad. Somos conscientes de que esta variedad de fruto seco no deja de crecer y los propios socios son los que de alguna manera nos plantean los nuevos retos y las líneas por las que podemos seguir creciendo como red de cooperativas.

P. ¿Parte de la subida del precio del aceite de oliva también se basa en la apertura a nuevos mercados?

R. Es cierto que nuestro aceite cada vez está más valorado a nivel mundial, pero la coyuntura de incremento de los precios viene derivada de la oferta y la demanda. La oferta ha caído drásticamente por la sequía; en cuanto vuelva a llover en abundancia se estabilizarán los precios. Nosotros no dejamos de estudiar cómo evoluciona el contexto mundial, porque hasta hemos comprado una empresa en Estados Unidos, pero la conquista de nuevos mercados viene de lejos, con esfuerzos que en su momento hizo España para posicionar el aceite de oliva virgen extra en el lugar que se merece. Y que nadie piense que no hemos dado salida a toda la producción.

P. ¿Qué tiene que decirnos sobre las movilizaciones de agricultores que desde hace unas semanas han colapsado ciudades y grandes vías de comunicación?

R. Hay una realidad que no escapa a nadie. Con la falta de agua, con esa sequía tan importante, la rentabilidad de las fincas agrícolas ha caído muy significativamente. En anteriores periodos con bajas precipitaciones se daba la circunstancia de que el precio podía compensar las pérdidas en kilos. Pero ahora las circunstancias son muy diferentes. Tenemos una situación con los gastos y con los precios muy elevados. El agricultor lo tiene muy complicado. Y no hablemos de la dificultad que entraña esta coyuntura con la necesidad de encontrar un relevo generacional que se ponga al frente de las explotaciones agrarias.

P. ¿Qué puede relatarnos sobre esos olivares que hoy no disponen de riego?

R. Llevan dos años desastrosos. No tienen ninguna competitividad. El olivarero que ha tenido algo de agua ha podido compensar esta última cosecha con algunos kilos y al precio que tiene el aceite. Y las pérdidas igualmente son muy importantes en los frutos secos, la ganadería y la vid a la hora de producir los vinos.

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P. ¿Llegan tarde las nuevas infraestructuras de los distintos decretos de sequía?

R. Nosotros, los agricultores, fuimos los primeros en denunciar hace muchos años, tras anteriores periodos de pocas precipitaciones, que eran necesarias importantes mejoras en materia hídrica. Ahora se están planificando algunas de ellas, cuando la situación es crítica en la mayor parte de Andalucía y de España.