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Marta González-Mesones (Unilever España): Troceadora de elefantes para encontrar soluciones

Nació en Santander en 1982 y con 17 años se fue a estudiar a Madrid. Cursó Administración y Dirección de Empresas en ICADE e inició su carrera profesional en la consultora multinacional

Marta González-Mesones, directora general de Unilever España

Marta González-Mesones, directora general de Unilever España / Elisenda Pons

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Cuando se presentan grandes problemas, Marta González-Mesones, directora general de Unilever España, visualiza "un elefante": "Lo parto en trozos para ser capaz de enfocar, ver cómo dividirlo y ponerme a trabajar en cada una de sus palancas para solucionarlo". Algo que aprendió en McKinsey, su primera experiencia laboral en 2004. "Sin duda fueron dos años increíblemente intensos, no solo por el número de horas que trabajé, sino también por el nivel de exigencia. Volvería a entrar allí mil millones de veces porque realmente fue una lección de resilencia, de aprendizaje, de superación personal y de reto", recuerda.

También explica que inició su carrera profesional en la consultora multinacional. "Pero ya desde el principio me di cuenta -matiza González- Mesones- de que me mimetizaba mucho más con el cliente que con el trabajo de consultora·. ·Me gustaba más ver si lo que le decíamos al cliente que debía implementar funcionaba o no, no tanto estar mirando desde la grada, con mucho análisis pero sin participar·, asegura.

Dar el salto 

Llegó un día en que pensó que era bueno acabar su etapa en McKinsey y dar el salto a márketing y ventas. "Tenía claro que quería ir a una empresa buena", subraya, e hizo una lista. Unilever estaba en el top y tuvo "la suerte" de que enseguida la quisieron contratar.

Ahora bien, entre McKinsey y Unilever hubo una pausa: "Una experiencia personal muy intensa". Se fue a Perú y a París por un motivo: "Antes de empezar mi envergadura empresarial, tuve serias dudas de si irme hacia el área más privada o a la de impacto social directo, incluso pensé en entrar en Unicef". "Tenía una espinita clavada -argumenta- y fui a hacer un proyecto de colaboración de cuatro meses, ayudando a los jesuitas en un colegio y viviendo una experiencia personal única". Tenía 23 años . "Me pareció un mundo tomar esa decisión. Era salirme del carril". Al volver de Perú, quiso aprender francés y se instaló en París. Y, después, entró en Unilever, donde ya lleva 16 años.

Con su primer puesto en la multinacional de bienes de consumo vino también un nuevo cambio de residencia: a Barcelona, donde Unilever tiene la sede. En ese momento, circunstancias personales acabaron afectando a la toma de decisiones. "Tenía una pareja, que no es mi marido actualmente, que era extranjero. Justo se iba a mudar a España y decidimos que por qué no empezar un capítulo nuevo en Barcelona". Todo sumaba.

En 2007 empezó en el área de ventas y entró en un programa para prepararse para ser mánager. Desde la multinacional le aseguraron que si veían en ella "lo que el currículum decía, se saltarían el protocolo de años y ascendería rápido". En ocho meses ya era mánager y a partir de ahí empezó a viajar por diferentes roles dentro de la multinacional: márketing, diferentes funciones de ventas, liderando distintos negocios y dirigiendo el área de alimentación.

En este periplo también se trasladó dos años a Londres. "Fue menos tiempo de lo que me habría gustado", confiesa, porque, al final, vendieron la parte de la compañía donde trabajaba. Estaba en el área de margarinas, que tenía una nueva identidad legal y que separaron de Unilever. Luego la vendieron. "Me dieron la opción de irme con el fondo que había comprado la empresa o volver a España con Unilever. Tuve mucha suerte que me valoraran así y me quisieran dar la opción". Decidió volver. Se incorporó al comité de dirección. Dirigió el área de alimentación, después la dirección comercial y desde hace un año y medio largo está al frente de la dirección general.

Defensora "del valor de las marcas", si tuviera que elegir uno de sus productos, sería Hellmann’s, "la mejor mayonesa"

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Un puesto desde donde apuesta por "estudiar cómo conseguimos un crecimiento sostenido del negocio teniendo muy en cuenta el impacto que vamos a tener en el nivel social y en el planeta", como indicó durante su conferencia hace unos días en los Matins Esade. Y para conseguirlo, redefinieron su propósito: "Pasamos de 34 compromisos con metas aspiracionales a cuatro grandes prioridades en sostenibilidad con objetivos y compromisos medibles a corto y medio plazo" en clima, naturaleza, plásticos y medios de vida.

Unilever vende en más de 190 países y hay más de 3.400 millones de consumidores al día que utilizan alguno de sus productos. En España, la penetración es de más del 90%, con presencia en más de 15 millones de hogares españoles y un volumen de negocio que se sitúa en los 550 millones de euros. Defensora "del valor de las marcas", si tuviera que escoger solo uno de sus productos sin duda sería Hellmann’s, "la mejor mayonesa del mundo".

Tres básicos para desconectar

Marta González-Mesones tiene muy claras "cuáles son sus fuentes de energía" para desconectar y "reconectar" con ella de nuevo. Primero, la familia, con la que es fundamental sentir que está "presente de verdad", sobre todo su marido, Daniel, al que define como "el amor de mi vida", y sus dos hijos, Inés y Lucas, de 3 y 6 años. Después, la vida social, "tener a los amigos cerca", y, finalmente, el deporte, "fundamental para una vida saludable". Practica vóley dos días a la semana. "Además, utilicé mi capacidad de liderazgo -bromea- y convencí a mis vecinas para contratar un entrenador personal a unas horas que nos venga bien a todas, que básicamente son viernes por la tarde o domingos por la mañana".