EMPRESAS

Astondoa, lujo náutico de tradición familiar a la búsqueda de la sostenibilidad

Astilleros Astondoa, con 108 años de trayectoria, marca tendencia en el sector de las embarcaciones de recreo con materiales y motores cada vez más respetuosos con el medio ambiente

Ione Astondoa, directora de operaciones de la  empresa, posa junto a dos embarcaciones.

Ione Astondoa, directora de operaciones de la empresa, posa junto a dos embarcaciones. / ÁXEL ÁLVAREZ

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Todo comenzó en 1916 en una pequeña carpintería del municipio vizcaíno de Portugalete, donde los hermanos Jesús y José Astondoa Martínez empezaron a fabricar botes de remos y traineras. Poco podían imaginar en aquel entonces que ese modesto negocio evolucionaría hacia lo que hoy es Astilleros Astondoa, una potente y moderna empresa familiar de embarcaciones y yates de lujo, con sede central en la localidad alicantina de Santa Pola, que está marcando tendencia con modelos cada vez más innovadores tanto en diseño como en el empleo de materiales sostenibles. Todo ello en un contexto en el que, a raíz de la pandemia, el sector de la náutica ha registrado un fuerte despegue, debido a que es mucha la gente que ha encontrado en el mar el espacio ideal en el que disfrutar de su tiempo libre.

Aquel pequeño taller de Portugalete fue progresando con el paso del tiempo y en los años 40 empezó a dar sus primeros pasos en el segmento de los barcos de pesca profesional y en los de recreo. Esa evolución, con el astillero ya en Santurce, le llevó a recibir en 1959 el encargo de construir tres embarcaciones pesqueras en Santa Pola, lo que supuso un paso decisivo para que en 1976, ya de forma definitiva, la sede principal de la empresa se trasladase al municipio alicantino.

Ione Astondoa, directora de operaciones de la compañía y representante de la cuarta generación familiar, recuerda que fue su abuelo Jesús, hijo de uno de los fundadores, el que tomó la decisión porque era consciente del potencial de lo que consideraba una ubicación estratégica. Según sus palabras, "está en el centro de un rombo en el que tenemos acceso a potenciales clientes de las Baleares, Cataluña, Andalucía, Madrid y la propia Comunidad Valenciana".

Y eso resultó totalmente decisivo para el despegue de la compañía, que ya se dedicó prácticamente en exclusiva a la construcción de barcos y yates de lujo, en una carrera imparable que la ha llevado al momento actual, en el que, aparte del astillero central ubicado en Santa Pola, dispone de otros dos centros de producción en la población almeriense de Gádor, por un lado, y en la albaceteña de Almansa, por el otro.

Más modernos y arriesgados

Y en lo que respecta a la gama, Astondoa fabrica embarcaciones de entre 12 y 37 metros de eslora, y siempre en una evolución permanente. Así, la representante de la empresa destaca que los modelos actuales distan mucho de los que se construían antes. "El diseño -indica- ha cambiado muchísimo. En los últimos tiempos ha cobrado una importancia vital la zona de popa, que la diseñamos como un auténtico balcón al mar. Sigue primando la visibilidad del capitán, pero el estilo es más moderno y arriesgado, los equipos de navegación han evolucionado de manera exponencial y la habitabilidad está optimizada al máximo".

Esa progresión también se deja notar en los materiales, con un enfoque puesto en la sostenibilidad. "Hemos optado, por ejemplo, por sustituir la teca tradicional por la flexiteca con unos resultados muy positivos, al tiempo que utilizamos tejidos distintos a los habituales hasta hace unos años, que estaban elaborados con fibras sintéticas", enfatiza. El respeto al medio ambiente, asimismo, se deja notar en los motores, con menores consumos y emisiones, en una senda que también les ha llevado al reciclaje y por el abastecimiento energético a través de placas solares.

Toda esta evolución se está produciendo en un contexto en el que la afición por la náutica de recreo ha crecido de manera notable desde la crisis sanitaria del coronavirus. Según Astondoa, "la gente vio en la navegación una vía de escape para su ocio al aire libre, y a partir de ese momento se han roto barreras que nos encasillaban como un sector solo al alcance de unos pocos". E insiste en esta cuestión cuando indica que tienen "modelos que parten desde los 500.000 euros, y que a partir de ahí van escalando en precio dependiendo de eslora y equipamientos".

Ciclo de FP

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Sea como fuere, lo cierto es que esa afición creciente se ha dejado notar en los resultados de la empresa. Sin ir más lejos, la facturación de la compañía pasó de los 23 millones de euros de 2021, fruto de la construcción de 24 embarcaciones, a los 37 millones de solo un año más tarde, con 35 unidades. El ejercicio pasado continuó en dinámica positiva, aunque ya para el actual se prevé una ralentización en la demanda de embarcaciones de pequeña y mediana eslora. No así en el mercado de los yates de lujo de esloras mayores, al que no le afecta la incertidumbre económica actual.

Los astilleros cuentan con 250 empleados entre los tres centros de producción y destaca el hecho de que el 90% de la plantilla de Gádor está formada por mujeres. Con presencia en mercados internacionales tan exigentes como los de Europa, Próximo Oriente, Tailandia, Estados Unidos y el área caribeña, la sede de Astondoa en Santa Pola propicia que en el municipio se imparta un ciclo de FP de técnico en reparación y mantenimiento de embarcaciones de recreo, para dar respuesta a las necesidades de personal de la empresa.