EMPLEO

"Todavía hay mucho miedo a no tener al trabajador sentado en la silla de la oficina"

Para la profesora Mireia de las Heras, "la ley del teletrabajo no ayudó especialmente pero puso un marco para regular cómo se tenía que gestionar y uno de sus grandes aciertos es que debe ser un acuerdo entre las partes"

La medida afectará a tres millones de empleados públicos entrará en vigor con efecto retroactivo a 1 de enero de 2023.

La medida afectará a tres millones de empleados públicos entrará en vigor con efecto retroactivo a 1 de enero de 2023.

4
Se lee en minutos

La incorporación adecuada del teletrabajo a las empresas requiere de una buena planificación, según apunta Sílvia Miró, responsable del área de Trabajo de Pimec. Y coincide en señalar que la ley aprobada no ayudó a su expansión. "Una regulación general que no atienda a las particularidades acaba siendo más una barrera que no un impulso", afirma.

Para la profesora Mireia de las Heras, "la ley del teletrabajo no ayudó especialmente pero puso un marco para regular cómo se tenía que gestionar y uno de sus grandes aciertos es que debe ser un acuerdo entre las partes". "Todavía hay mucho miedo a no tener al trabajador sentado en la silla de la oficina. Es cierto -indica- que tenemos una legislación con la que si se detecta que un empleado trabaja menos no es fácil a veces tomar medidas. Tenerlos presencialmente da la sensación que se puede hacer más cosas para que esa persona trabaje más. No se si luego se consigue. Pienso que no, pero tenemos esa mentalidad". "La falta de flexibilidad que existe en nuestra legislación laboral hace que los directivos y mandos intermedios quieran parapetarse frente a posibles abusos de las personas que están trabajando en remoto", remata. En el ministerio de Trabajo han rehusado hacer declaraciones al respecto.

A favor: Más conciliación y menos contaminación

Patronales, sindicatos, expertos y empresas coinciden: el teletrabajo ha venido para quedarse y es «positivo para los trabajadores, los empresarios, el medio ambiente y la sociedad en general», como asegura Sílvia Miró, del área de Trabajo de Pimec. La profesora del IESE Mireia de las Heras apunta que "quizá había mucha esperanza en que el teletrabajo iba a reordenar la geografía española porque tras la experiencia en pandemia parecía que las ciudades se iban a descongestionar a favor de la España vaciada, pero de momento no ha sido posible". No obstante, subraya que, además de una ayuda a la conciliación familiar indudable, "la tendencia va en esa dirección: trabajadores que pueden vivir en lugares alternativos porque no tienen que ir a la oficina en la gran urbe cada día y disminuyen su huella de carbono".

En contra: Desafecto y poca desconexión

Los estudios publicados sobre el teletrabajo después de los meses de la pandemia de coronavirus constatan que, en la implementación de las nuevas modalidades de organización laboral, los líderes directivos se han encontrado con «el reto inesperado de tener que reforzar la confianza de sus equipos, el deterioro de las redes sociales y el debilitamiento de su sentido de pertenencia». Entre los posibles inconvenientes, se destacan además la necesidad de una correcta protección de datos y las existencia de brechas de seguridad, una conectividad digital permanente, problemas en el intercambio de información, así como algunas dificultades asociadas principalmente a la falta de servicios básicos en el territorio.

Apostar por la flexibilidad

En el caso concreto de EY España, se ha decidido dar flexibilidad. "Queremos que nuestros empleados vengan a la oficina pero que lo hagan cuando lo necesitan, y ahora los más séniores son los que más teletrabajan. Y la productividad ha aumentado". "La radiografía hoy -afirma- es la flexibilidad total, y es la de más éxito porque genera engagement". En esta línea, José Luis Risco Rojas explica que la mejor apuesta es la del modelo híbrido: "El covid nos demostró que existe tecnología para trabajar en remoto pero también que hay desafecto cuando la gente no está por la oficina".

No obstante, destaca que no se puede comparar lo que pasa en Estados Unidos con Europa , "no tiene nada que ver". Y en España se le añade otro problema, a su entender, que es la legislación. "Hemos hecho una ley cortoplacista y que en la práctica no ofrece flexibilidad, por eso vamos a modelos donde la gente decida". El socio de Talent de EY apuesta por una evolución legislativa, aclarar lo que cada empresa quiere y más corresponsabilidad de los empleados para implementar mucha más flexibilidad en la relaciones laborales. "Además, hay que evolucionar en la confianza mutua, que el trabajador no se sienta vigilado constantemente y que los directivos confíen en lo que hacen sus empleados", concluye.

Noticias relacionadas

En el caso de Nestlé, Delia Martínez, directora de Recursos Humanos, asegura que apostaron por la flexibilidad "antes de la pandemia con un modelo de teletrabajo híbrido". Y a raíz de la experiencia recogida, la compañía adaptó el sistema a las circunstancias en sus oficinas centrales de Esplugues de Llobregat (Barcelona), teniendo en cuenta si el puesto de trabajo lo permitía o no. De hecho, incluso en alguna de sus fábricas, como la de Miajadas y la de Reus, también se ha implementado "una política de flexibilidad que permite al personal técnico y administrativo teletrabajar un día a la semana". Desde la multinacional se explica que tuvieron claro que el éxito del modelo «dependía de que cada persona pudiera elegir la forma de teletrabajo que mejor se ajustara a sus necesidades concretas».

Esto se traduce en que se planteó que en las oficinas centrales el personal pudiera optar por teletrabajar desde un día hasta tres días a la semana. O, si lo prefieren, mantener una jornada 100% presencial. Para seguir fomentando las relaciones interpersonales también rediseñaron las oficinas centrales en Esplugues de Llobregat, "remodelado varias áreas, equipándolas con la última tecnología y creando nuevos espacios que fomenten la creatividad y el trabajo en equipo".