Deporte y finanzas

La F1 en España, un precedente más que ruinoso entre Montmeló y València

Madrid promete que la celebración del gran premio no costará ni un euro público

Monoplaza de Fernando Alonso en un entrenamiento del GP de España en Montmeló.

Monoplaza de Fernando Alonso en un entrenamiento del GP de España en Montmeló. / Jordi Otix

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Barcelona y València son los dos precedentes del futuro Gran Premio de España de Fórmula 1 en Madrid. Ambos tienen una cosa en común: cuestan millones de euros a las arcas públicas. ¿Qué ocurrirá con la propuesta madrileña?

Vayamos por partes. Madrid acogerá la celebración de un gran premio de Fórmula 1 entre 2026 y 2035. La capital cumple así el deseo compartido de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, el alcalde José Luis Martínez-Almeida y el presidente de Ifema, José Vicente de los Mozos (CEO de Indra).

La institución ferial, participada al 31% por comunidad, ayuntamiento y Cámara de Comercio a partes iguales y por la Fundación Montemadrid en un 7%, es la entidad que organiza la prueba y parte del circuito proyectado transcurre por sus terrenos, por avenidas del barrio de Valdebebas y por otros suelos que son propiedad del Real Madrid, de las inmobiliarias Metrovacesa y Realia (Carlos Slim) y de la hotelera filipina Hotel 101. El trazado, en todo caso, no es definitivo, ya que se trata de un diseño de la empresa Dromo, del italiano Jarno Zaffelli, que ha proyectado ya los circuitos de Singapur, Zandvoort (Países Bajos), Mandalika (Indonesia) y Spa-Francorchamps (Bélgica), y que debe ser aprobado por la Federación Internacional de Automovilismo (FIA).

Los promotores de la Fórmula 1 en Madrid aseguran que es "la iniciativa privada la que va a poner dinero y la que va a arriesgar". Ifema ya resaltó que la premisa es que la celebración del gran premio sea "sostenible tanto a nivel económico, financiado con inversión privada, como medioambiental".

110 millones al año

De momento, se desconoce que la institución que preside De los Mozos cuente con un socio inversor que asuma el pago del cánon anual a Liberty Media, el organizador de la competición, de entre 46 y 48 millones de euros. Sin embargo, más allá de este pago, la celebración de una prueba de la categoría reina del motor comprende una inversión adicional en personal, instalación de tribunas, barreras de seguridad, boxes, oficinas... El monitor de la industria del negocio de la F1, Formula Money, cifra en 60 millones anuales el coste operativo de una carrera urbana. Es decir, un contrato de 10 años, como se ha firmado en Madrid, supondría una inversión entre cánon e instalaciones de alrededor de unos 1.100 millones. La consultora Deloitte sostiene, por su parte, que la capital ingresará gracias al paso del gran circo alrededor de 450 millones anuales y se generarán 8.200 empleos.

El impacto económico de la Fórmula 1, sin embargo, está en cuestión en este momento tras los precedentes de València entre 2008 y 2012 y las pérdidas anuales de alrededor de dos millones que genera el Circuito de Montmeló (Barcelona) desde 2009 a pesar de la aportación pública de la Generalitat de Catalunya, la Diputación de Barcelona y el ayuntamiento de la ciudad. Asimismo, un estudio realizado por investigadores del Instituto Danés de Estudios Deportivos y la Escuela de Negocios NTNU en Trondheim, Noruega, sostiene que albergar una carrera de Fórmula1 no produce efectos positivos sobre el PIB, el empleo o el turismo en la región que alberga el campeonato. Por el contrario, ve efectos negativos como el uso ineficiente del dinero público. "Utilizar fondos de gobiernos locales o regionales para subsidiar las carreras automovilísticas es una cuestión política. Sin embargo, a menudo los subsidios públicos se legitiman con una argumentación errónea sobre el impacto económico", explica el profesor de Economía y autor del informe Rasmus K. Storm. 

"Todos los gobiernos, de cualquier color y en cualquier situación tienen una alta probabilidad de gastar dinero en la Fórmula 1", critica el profesor asociado a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Juan Luis Jiménez, que pone de ejemplo lo sucedido en plena pandemia, "con aumento de déficit y deuda pública". En julio de 2020, el Gobierno concedió beneficios fiscales a las empresas colaboradoras que contribuyesen a la celebración del Gran Premio de Fórmula 1 en Barcelona. 

Promesa de "coste cero"

El Gran Premio de Europa celebrado en València entre 2008 y 2012 iba a suponer la atracción de inversiones multimillonarias y la creación de miles de puestos de trabajo en la capital del Túria a "coste cero", pero el resultado fue un agujero de 300 millones y su cancelación dos años antes de lo previsto. Los valencianos acabaron asumiendo una deuda de cerca de 60 millones, que se terminó de pagar en 2023. El principal impulsor del proyecto fue el hoy expresidente del Consell de la Generalitat Valenciana Francisco Camps, que poco antes de las elecciones de 2007 anunció el acuerdo para la organización del gran premio entre 2008 y 2014 con Bernie Ecclestone, entonces presidente y director ejecutivo de la Formula One Management y la Formula One Administration. La organización de las competiciones estuvo marcada por el oscurantismo sobre el canon y una operación para construir 3.000 viviendas junto al circuito que fracasó tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008.

Camps aseguró en 2007 que el evento no costaría ni un euro a los valencianos. Sin embargo, los últimos datos oficiales sitúan el coste de los cinco grandes premios en 308 millones. En ese dinero se incluye la construcción del circuito urbano, actualmente abandonado, por valor de 89 millones, y el pago del canon al magnate Ecclestone por 155 millones por las cinco carreras. 

También se incluyen los 26 millones que abonó la antigua radiotelevisión valenciana (RTVV) por los derechos de emisión (a pesar de que la prueba ya la retransmitía La Sexta) y el gasto, por ejemplo, de un millón de euros en lonas y banderolas por parte de la Agencia Valenciana de Turismo, un contrato que además se hizo sin publicidad. El coste en entradas que pagaron empresas públicas dependientes de la Generalitat Valenciana ascendió a 665.000 euros.

La organización de cinco competiciones de monoplazas en València dejó una deuda de 60 millones, que se liquidó en 2023

La Autoridad Portuaria de València incurrió en un gasto superior a los 15 millones para financiar, entre otras, las obras de modificación del puente giratorio que cruza el canal de agua para permitir que pasara la carrera y otros cinco millones en un yate para pasear a invitados vip.

La organización fue una ruina, aunque en 2007 todo brillaba. Camps otorgó la organización del gran premio a Valmor, una empresa recién creada y constituida a partes iguales por Bancaja, el empresario Fernando Roig (hermano del presidente de Mercadona, Juan Roig) y el expiloto de motos Jorge Martínez 'Aspar'. Valmor organizó la carrera los cuatro primeros años, pero el quinto se desentendió y el Gobierno valenciano tuvo que asumir la explotación. El Ejecutivo regional terminó comprando Valmor por un euro y asumiendo la deuda: 24 millones.

El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) realizó un informe del impacto económico de los tres primeros grandes premios por encargo de la Consejería de Economía. El efecto multiplicador de la inversión de la Generalitat Valenciana y el gasto turístico realizado en València generó un crecimiento del PIB de la comunidad de 174 millones entre 2008 y 2010. Así, el valor añadido de la primera carrera, que fue mayor debido a la construcción del circuito del puerto, fue de 122,4 millones, mientras que el impacto sobre el PIB valenciano de los grandes premios de 2009 y 2010, que precisaron de menos inversiones, se redujo a 27,5 y 23,8 millones respectivamente. La Generalitat Valenciana dejó de encargar el estudio sobre el impacto económico cuando los cálculos mostraban un desplome ante la falta de afluencia.

Cuando el Gobierno autonómico asumió directamente la organización pasó la tijera. Para reducir los costes de montaje de las gradas y del circuito -8,7 millones de euros en 2010, según el estudio del IVIE -se redujo el aforo de la prueba en un 60% si se comparan las 45.000 entradas de 2012 con las más de 115.000 de 2008. La caída de público afectó principalmente al aficionado español, cuya presencia en las gradas descendió el 77% el quinto año, mientras que la de extranjeros se redujo el 37,5%.

El circuito subvencionado

Montmeló lleva celebrando la Fórmula 1 desde 1991. La Generalitat de Catalunya estima que la prueba genera 200 millones de retorno indirecto con la llegada de 285.000 aficionados durante los cuatro días que dura el espectáculo de los monoplaza. Sin embargo, el circuito arrastra pérdidas desde 2009 y solo en los últimos 10 años sus números rojos alcanzan los 61,5 millones. 

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La venta de entradas y el merchandising oficial de la prueba generaron en 2022, últimos datos públicos, 14,7 millones, mientras que la empresa gestora del circuito, Circuits de Catalunya (Generalitat, 78,34%; RACC, 14,44%, y Ayuntamiento de Montmeló, 7,22%), abona a Liberty Media, la firma que explota la Fórmula1, 26 millones anuales. 

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