Cosmética

Aterrizan en España las cremas que nacieron en una cocina de Polonia

Bandi, la firma cosmética creada en las postrimerías del comunismo, supera hoy los 10 millones de volumen de negocio y quiere seguir creciendo desde Barcelona 

Joanna Draniak-Kicinska, propietaria y CEO de Bandi, en Barcelona

Joanna Draniak-Kicinska, propietaria y CEO de Bandi, en Barcelona / Joan Cortadellas

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Marian Draniak trabajaba para el Instituto Químico local del Gobierno polaco. Cuando el sistema comunista empezó a colapsar, vio una brecha para cumplir su sueño: crear sus propias cremas faciales. Era el año 1986. Decidió dejarlo todo y empezar a producir en la cocina de su casa, en Michalowice, que convirtió en su primer laboratorio.

Arrancó con ventas en pequeñas tiendas locales y engendró lo que hoy es Bandi. Su cuarta hija, la pequeña, Joanna Draniak-Kicinska, tomó las riendas de la compañía en 2006 cuando la plantilla de la empresa la formaban ocho personas. Ahora cuenta con cerca de 100 trabajadores y un volumen de negocio que superó los 10 millones de euros en 2022. El pasado febrero desembarcaron en España para, desde Barcelona, impulsar su segundo "gran centro de crecimiento".

"El comunismo no se desplomó hasta 1989 en Polonia. La puesta en marcha de Bandi fue difícil. Cada vez se recuerda menos pero en aquella etapa las estanterías de los comercios estaban vacías, no había variedad de productos. Es muy inspirador lo que hizo mi madre", recuerda Draniak - Kicinska. Y es que, según explica, era difícil encontrar ingredientes para elaborar cosméticos aunque fue precisamente esa escasez de artículos lo que ayudó a la rápida aceptación de las cremas Bandi: "Las grandes corporaciones no se habían instalado aún y hubo una gran acogida".

En el ADN familiar

Desde bien pequeña, Draniak-Kicinska colaboraba con toda la familia etiquetando productos, vendiendo en la feria local o preparando kits de navidad. "El negocio familiar estaba completamente incorporado en nuestra rutina". Estudió Administración y Dirección de Empresas y simultáneamente Tecnología de los Alimentos porque consideró que era muy útil para el sector de la belleza. "Hay muchas asignaturas de toxicología y de equipación que son muy similares, comunes para alimentación y cosmética", argumenta. 

En este sentido, detalla que se utilizan las mismas maquinarias en las dos industrias, los mismos mezcladores, los mismos requerimientos de embalaje e incluso tienen los mismos proveedores de ingredientes. "No utilizamos ningún packaging que no sea apto para empaquetar comida. Esto es típico de nuestra compañía, no del sector. Es un hecho diferencial de Bandi -puntualiza-. Creemos que debemos hacerlo por seguridad".

Llegó un momento en que las regulaciones y leyes cosméticas "empezaron a complicarse" y toda esa burocracia sobrepasaba a Marian Draniak , que comenzó a retirarse del día a día de la compañía y a dejar paso a su hija pequeña. Fueron dos años de transición, del 2004 al 2006, hasta que Joanna compró las acciones de sus hermanos y se quedó liderando el proyecto. En 2013 trasladaron la fábrica a Czosnów, donde se mantiene actualmente y también elaboran para otras marcas.

Afirma que el español es un mercado "con buena competencia para aprender" y no descarta abrir una planta de producción

El grueso de las ventas de Bandi provienen de Polonia pero también están muy presentes en el Reino Unido y EEUU, así como en Noruega, los Países Bajos, Vietnam, Eslovenia, Letonia, Rumanía y Bulgaria. Con el objetivo de seguir con la expansión de la compañía, en 2019, Draniak - Kicinska se trasladó con su familia a Winchester, Virginia. "Nos encanta viajar y creemos que es de las mejores experiencias que podemos ofrecer a nuestras hijas. Pero llegó la pandemia a los seis meses de instalarnos allí. Emocionalmente fue muy duro -explica-. No solo no pudimos desarrollar todo lo que tenían en mente cuando nos trasladamos a EEUU, sino que tampoco podíamos ayudar con las dificultades que vivían en la planta de Polonia".

Equilibro perfecto 

En 2022 volvieron a la ciudad natal y decidieron "buscar un lugar en Europa donde poder crecer". España es para Draniak-Kicinska un mercado "con buenas marcas y buena competencia para aprender y evolucionar", y en Barcelona hallaron el equilibrio perfecto entre negocio y familia: "A mi marido le encanta navegar", argumenta.

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El principal objetivo ahora es construir la marca: "Que se nos conozca". "Partimos de la idea de que cuando alguien empieza a probar nuestros productos, continúa", indica. Cuando superen esta primera fase, profundizarán en la búsqueda de alguna cadena de distribución con la que colaborar. Comercializan a través de internet y redes sociales, "y ya hay alguna empresa en Madrid que ha mostrado interés". El plan de negocio pasa por crecer orgánicamente. "Nunca hemos necesitado dinero de ningún inversor para ser más grandes. Siempre lo hemos hecho nosotros mismos. Paso a paso".

La CEO de Bandi asegura que no se plantea abrir tiendas físicas porque "ese es otro modelo". Pero sí, "quizá en un futuro, una planta de producción en España". "Me siento más cómoda con una fábrica que con tiendas", afirma. No en vano, en Polonia todo el mundo la conoce como la manufacturer.

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