PERFIL | COFUNDADOR DE CLICARS Y CLIKALIA

Pablo Fernández, emprendedor a golpe de clic

Fernández reivindica el valor de pensar a largo plazo: "Al emprender no hay que obsesionarse con el pelotazo o el éxito rápido"

Pablo Fernández, confundador de Clicars.

Pablo Fernández, confundador de Clicars. / Imagen cedida

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Pablo Fernández, cofundador de Clicars y Clikalia, se ha convertido una de las referencias del emprendimiento en España. De espíritu inquieto y curioso, nació en el barrio de Carabanchel (Madrid) en el seno de una familia que nada tenía que ver con los negocios. "Mis padres se hicieron misioneros de la Iglesia católica. Ahora les digo que ellos son emprendedores sociales", asegura en una conversación por videollamada. «Dejaron sus trabajos para vivir de la caridad porque sentían que estaban llamados a hacer eso. Y eso ha marcado mi forma de emprender. Tienes que seguir el camino que creas que debes escoger y hacerlo siempre con humildad», señala.

Además, Fernández subraya que el esfuerzo es fundamental. "Para mí, la única manera de poder progresar fueron los estudios. Siempre estudié con becas y para tenerlas era necesario sacar muy buenas notas", explica. Se graduó en Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid con premio nacional de licenciatura y premio extraordinario de carrera. Tras los estudios superiores, empezó a trabajar en Boston Consulting Group en temas relacionados con la consultoría estratégica. "Después realicé un máster en business administration (MBA) en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos. Allí trabajé en banca de inversión y en el Banco Santander", prosigue.

Cuando rememora su época en Estados Unidos, asegura que vivió el sueño americano. Con 28 años llegó a ser el vicepresidente ejecutivo más joven del Banco Santander, con la misión de liderar la estrategia de la entidad en ese país. "En España o Europa es raro que las personas menores de 30 años lleguen a esos puestos de responsabilidad. Pero en Estados Unidos a nadie le preocupa eso. Lo que te preguntan es qué sabes hacer y el valor que aportas", desarrolla. "Yo en España no había conocido millonarios, pero en Estados Unidos, sí. En general hay mucha movilidad social y admiración por aquellas personas que han conseguido éxito. Es una sociedad muy meritocrática", apunta.

Venta de coches ‘on line’

Fue en 2015 cuando Fernández se dio cuenta de que en Boston una empresa, cuyo nombre es Carvana, estaba revolucionando la venta de coches en internet. "Vi un hueco para hacer un emprendimiento similar en España. Así que dejé mi trabajo y junto a otro amigo fundé Clicars en enero de 2016". Asegura que invirtió todo su dinero y estuvo años sin cobrar salario, aunque reconoce que la apuesta salió muy bien. «Cuando lo dejé todo para poner en marcha Clicars, mi abuela me preguntó por qué lo hacía si tenía un buen trabajo», revela. 

Con la perspectiva que da el tiempo, Fernández considera que el ecosistema emprendedor español es hoy en día mucho más maduro que cuando él lanzó Clicars. "En aquel momento no había ningún unicornio y ahora hay hasta 13. Cada vez hay empresas y emprendedores más grandes", detalla. A pesar de ello, señala que actualmente muchas start-ups dilatan mucho el momento de entrar en beneficios. "Algunas no paran de quemar dinero y eso no me gusta. Yo lo que miro son la caja y los números. Lo que no son cuentas, son cuentos. Se ha creado mucho humo alrededor del emprendimiento», sostiene a la vez que reivindica el valor de pensar a largo plazo, con proyectos sólidos y empresas grandes. «No hay que obsesionarse con el pelotazo o el éxito rápido". 

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Para contribuir a ello, continúa emprendiendo. Ahora lo hace de la mano del sector de la inteligencia artificial (IA). "Con Clidrive y Clibrain, lanzadas en enero de este año, lo que queremos es entrenar a la inteligencia artificial en castellano. Hasta ahora todos los programas se han entrenado en inglés", indica. El nuevo proyecto emplea a más de 70 personas. Fernández está convencido de que la próxima revolución del mundo empresarial será la IA. "Vamos a un mundo en el que quien no use esta tecnología estará en desventaja", afirma. 

Su última iniciativa es la más personal de todas: Cliswim. Se trata de una métodos para mejorar el rendimiento de los nadadores. "Empecé a hacer natación de pequeño y se ha convertido en otra de mis pasiones", destaca. Desde motores a contracorriente, hasta piscina con espejos y sistemas de grabación son las tecnologías que Cliswim facilita a clientes para mejorar.