OPINIÓN

El modelo Ikea, entre aplausos y abucheos

La multinacional sueca de origen familiar se ha convertido en una de las marcas europeas más conocidas. Revolucionó un mercado anquilosado con un sistema que no todos admiran 

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La multinacional sueca de origen familiar se ha convertido en una de las marcas europeas más conocidas.

La multinacional sueca de origen familiar se ha convertido en una de las marcas europeas más conocidas.

Hay pocos lugares en el planeta Tierra que me provoquen tanto nivel de estrés como Ikea. Ir a comprar allí es un proceso que empieza a activar de forma progresiva todo mi estado mental y físico días antes de saber que allí estaré obligado a ir. Estaré obligado porque no tendré otro remedio. Porque es la manera de alimentar una pulsión compradora, necesaria y obligada que ocurre una vez al año. Un masoquismo inevitable del que no puedo escaparme y que me obligará a realizar un plan de ataque y contención previo para superar una crisis que puede acabar con mi paciencia.

A Ikea hay que ir preparado, con la lista de la compra hecha, anticipándose y aprendiendo los modelos de muebles por sus nombres escandinavos, sabiendo que es muy fácil caer en cualquier tentación. Hay que prevenir y saber la respuesta de una pregunta básica: ¿cómo transportaré a casa todo lo que compre? Si vas acompañado de niños, el peligro es mucho mayor. Para ellos puede parecer, no hay que descuidarse, incluso un parque de atracciones. En Ikea acabas haciendo preguntas que nunca harías en otro sitio. "¿Pero cómo puedo salir de aquí"?, pregunté a un encantador empleado que me miró con cara de pensar: "Pobre hombre, qué mal debe estar".

En otra ocasión me volví a perder. En el centro que tienen en L’Hospitalet de Llobregat. Había pasado ya el almacén de existencias y las cajas registradoras tras haber comprado unas estanterías funcionales que llevaba en un carro que no permite realizar demasiadas virguerías. Salí por el lugar y la planta inadecuada confiado en que acabaría en el mismo sitio por el que entré. Pero no, como era de esperar, no encontraba el coche. Cometí el error de no fotografiar la plaza al llegar. Medité y reflexioné. Pregunté a otro empleado que pasaba por allí que -"pobre hombre", debió pensar también- me dijo: "¿Seguro que no lo ha dejado en otra planta?". Ya con las cajas de la estantería delante del coche, tuve que practicar contorsionismo y solo la fortuna logró que colocara las baldas dentro. Luego un manitas de una empresa que se dedica a ayudar a los que no sabemos ni colgar un cuadro vino a instalarme las estanterías. Menos mal.

Capitalismo sueco

Ikea es una gran trampa. Un gran invento del capitalismo sueco que ha permitido a todos los hogares poder ir cambiando los muebles de la casa como si fueran bañadores o bikinis de temporada. Ikea ha servido para acabar con aquellas casas de nuestros ancestros llenos de muebles, entre grandilocuentes y aparatosos, que daban trabajo al carpintero del pueblo. Siempre recordaré mi primera cama de dos metros de largo. Ikea ha convertido el mobiliario en un producto perecedero, de usar y tirar según varíen los gustos y pasen las edades. Que me quiero cambiar la mesa del comedor, pues a cambiar. Ikea, además, sigue teniendo una ventaja comparativa respecto a la competencia: ofertas muy diversas de piezas de mobiliario similares a precios distintos. Se mantienen vivos al origen de su fundador, Ingvar Kamprad, que fundó la compañía, inicialmente como comercializadora de productos de oficina básicos, calcetines y relojes, el 28 de julio de 1943 a los 17 años. En 1948 empezó a vender muebles hasta acabar siendo el imperio que hoy conocemos. Ventas en 2023: 41.700 millones de euros, de los cuales casi 2.000 millones son en España, el 4,8% del total. Según Interbrand, Ikea es la 28ª marca más valorada del mundo y la sexta europea.

Esta semana ‘activos’ ha querido desentrañar algunos de los secretos de una empresa que no cotiza y que está en la manos de la fundación que impulsó su creador en 1982. Al mando de la fundación hay cinco patronos. La familia heredera puede participar en la fundación, pero no la controla. Kamprad falleció en 2018.

Eduardo López Alonso entrevista a uno de los ejecutivos españoles con mayores responsabilidades a nivel mundial. Juvencio Maeztu, gaditano de origen, ha escalado posiciones en la multinacional sueca hasta llegar a ser vicepresidente ejecutivo del holding, miembro del consejo de gobierno y director financiero. 

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Describe la visión de la compañía. Sigue teniendo la mismas bases: bajo precio, volumen y sostenibilidad con el medio ambiente, que ha estado siempre presente en la empresa escandinava. ¿Qué mejorar? El reparto a domicilio, los sistemas de financiación y seguir adecuando los productos a cada mercado. Los muebles, pone como ejemplo, no pueden medir lo mismo ni ser idénticos en Asia y en Estados Unidos.

Ikea tiene a sus detractores y apasionados defensores, pero nadie discute sus méritos por haber roto un mercado que estaba anquilosado y por animar la oferta. Ikea también ha servido de modelo a empresas de otros sectores que han querido imitar sus procesos. En diciembre tocará volver. Habrá que prepararse con esmero.