MERCADO LABORAL

Cinco gráficos para entender a quién beneficia reducir la jornada laboral a 37,5 horas a la semana

Actualmente, en España, un trabajador no puede superar en su empleo principal, por lo general, las 40 horas a la semana, aunque en el sector público impera desde hace años la jornada de 7,5 horas al día

Un trabajador de la construcción

Un trabajador de la construcción

5
Se lee en minutos

El PSOE y Sumar han llegado a un acuerdo de Gobierno para tratar de reeditar la coalición y uno de sus puntos es reducir la jornada laboral máxima a la semana. Actualmente en España un trabajador no puede superar en su empleo principal, por lo general, las 40 horas a la semana. La ambición de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en funciones ha sido siempre rebajar ese tope a las 37,5 horas semanales, lo que, a priori, supondría disminuir 36 minutos del horario diario a una persona que labure ocho horas, manteniendo siempre el mismo sueldo.

Una reforma que acercaría legalmente a los asalariados del sector privado al público, donde ya impera esa referencia, y que en la práctica tendrá un efecto parcial, ya que la mayoría de españoles ya trabajan menos de 40 horas, ya sea porque lo tienen reconocido por convenio, ya sea porque querrían hacerlo pero no pueden. Y que beneficiaría sustancialmente más a hombres que a mujeres. Entonces, ¿qué efectos reales tendría esta medida y cuántos asalariados y de qué sectores trabajan actualmente 40 horas a la semana?

Cultura del presentismo

La jornada laboral máxima lleva anclada en las ocho horas diarias desde hace más de 100 años. Concretamente desde que los obreros catalanes salieron a la calle y tras meses de protestas –en la que se conoció como la huelga de la Canadenca- obligaron al Estado a convertir a España en uno de los primeros países que topaba a ocho horas la jornada máxima. Desde entonces no ha habido cambios en este punto, si bien sí se ha ido reduciendo el tiempo ordinario de trabajo a través de pasar de una semana laboral de seis días –hasta hace pocas décadas era usual trabajar de lunes a sábado- a una de cinco.

Ahora el PSOE y Sumar se proponen ir un paso más allá y reducir hasta las 37,5 horas el máximo que un asalariado a jornada completa pueda laburar a la semana. Pero, ¿cuánto trabaja un español de media? España es uno de los países europeos donde sus gentes dedican más horas al año a trabajar

La media, según los últimos datos de la OCDE, está en 1.643 horas al año, 300 más que un alemán, 200 más que un sueco o 140 más que un francés. Es decir, un español a final de año acaba trabajando casi dos meses más que un alemán. En este sentido, la jornada de un español es más parecida a la de sus vecinos íberos, los portugueses, o mediterráneos, los italianos o griegos.

Unas 1.643 horas al año equivalen a 35,7 horas a la semana, si se descuenta el mes de vacaciones que como mínimo tiene reconocido todo trabajador por ley y los 14 días festivos estipulados en el calendario laboral. Es decir, si un año tiene 52 semanas, puramente laborables hay un máximo de 46. Si miramos a la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, la semana laboral media en España es incluso inferior, de 33 horas.

No obstante, esos datos hay que mirarlos con cautela, ya que son una media y bajo la misma se agrupan a una parte de trabajadores que operan menos de 40 horas a la semana y otra que se ajusta a ese máximo o incluso lo supera. Y el primero es un colectivo no menor, en un país donde el 14,3% de los asalariados está empleado a tiempo parcial, según los últimos datos del INE. La mayoría mujeres y de manera no deseada, es decir, si pudieran trabajarían más horas para poder cobrar más sueldo a final de mes.

Por lo tanto, ¿quién trabaja hoy en día 40 horas y podría verse afectado por la potencial rebaja a 37,5 horas? Pues algo menos de la mitad de los asalariados españoles, atendiendo a esos mismos datos del INE. Actualmente hay 10,1 millones de ocupados (48,2% del total) que laburan cada semana 40 horas o más. Un porcentaje que se ha ido reduciendo con el tiempo y es que antes de la crisis financiera e inmobiliaria ascendía a casi el 60%.

Los sectores con mayor porcentaje de ocupados que hacen regularmente 40 horas o más son la industria, la construcción, la hostelería, el comercio, el transporte y las actividades inmobiliarias, según la EPA.

Y, en clave de género, los hombres se verían ampliamente más beneficiados por una reducción del tope máximo de jornada. Mientras el 57,5% de ellos trabaja 40 horas o más al mes, solo el 37,5% de ellas hace lo propio. Aquí el peso de las jornadas parciales, prácticamente monopolizadas por ellas al recaer sobre sus espaldas el cuidado de niños y dependientes, se nota.

La Administración ya mira a las 35 horas

Gran parte de esa reducción se explica no tanto por el aumento del tiempo parcial, sino por dos motivos. Uno, porque, de manera muy lenta, la negociación de convenios colectivos entre patronales y sindicatos ha ido rebajando las horas máximas que se trabaja al año. Actualmente la jornada media anual pactada por convenio está en 1.754,4 horas al año y el equivalente a laburar 40 horas a la semana serían unas 1.820 horas. Es decir, la mayoría de convenios ya no se rigen por ese tope de 40 horas semanales.

Noticias relacionadas

Y eso si se mira al sector privado, ya que en el público hace años que impera la semana laboral de 37,5 horas semanales. Concretamente el PSOE ya fijó legalmente en 2019 esta referencia, si bien muchas instituciones públicas la venían practicando desde antes. Y, de hecho, el sector público se asoma a la referencia de las 37,5 horas cuando el público se dispone a abandonarla. Y es que en el último acuerdo salarial entre el Gobierno (hoy en funciones) y CCOO y UGT se incluyó una disposición que instaba a todas las esferas de la administración a rebajar a 35 horas semanales la jornada de sus empleados públicos. 

Algo que en comunidades como Murcia ya se está aplicando y que en Cataluña todavía está en una fase sumamente embrionaria de negociación. Aquí el Govern arrastra los pies, pues reducir la jornada sin reducir sueldo implica contratar a más personal para prestar el mismo servicio. Lo que cuesta un dinero que, ahora mismo, la administración catalana no ve imperioso destinar, según reconocen fuentes sindicales que ya han tratado de abrir el tema con el Govern.