GUERRA ABIERTA ENTRE LA COMISIÓN Y LA FOTOVOLTAICA

La gallega EiDF se declara en rebeldía contra la CNMV

El regulador exige a la empresa que aclare la “documentación falsa” que denuncia el informe forense de Deloitte  

El auditor cuestiona la capacidad de EiDF para seguir funcionando tras estimar un fondo de maniobra negativo de 20,9 millones

Un consejero de EiDF invierte 178.600 euros en plena caída de la acción

Fernando Romero, fundador, presidente y CEO de EiDF.

Fernando Romero, fundador, presidente y CEO de EiDF.

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Hace poco más de cuatro meses todo sonreía a EiDF. La empresa gallega, especializada en instalaciones fotovoltaicas para la industria, había registrado un vertiginoso crecimiento en apenas un año. Cotizaba en el BME Growth, un mercado para las pymes en expansión. Su valor en bolsa rondaba los 1.700 millones de euros, superior ya a empresas del Ibex como Sacyr y cercano al valor de firmas como Indra. Era el milagro de Barro, la pequeña localidad pontevedresa donde nació la compañía y vivía su fundador, presidente y CEO, Fernando Romero. Pero todo cambió el 14 de abril. La CNMV decidió suspender la cotización de la compañía ante las discrepancias surgidas entre la empresa y su recién nombrado auditor, PwC, que iban a imposibilitar que las cuentas se firmaran en el plazo legal correspondiente.

Ahora, tras volver a cotizar al haberse publicado las cuentas, EiDF vale menos de 230 millones; los pequeños accionistas (tienen un 13% del capital) han perdido un 87,5% de su inversión; su jefe máximo, Fernando Romero, que controla el 72% de las acciones, ha visto cómo se volatilizaban más de 1.000 millones de su patrimonio. Otro inversor destacado, Alejandro Alorda, de la familia catalana fundadora de Muebles Kettal, que tiene un 7,6% del capital a través de Mass Investments, ha sufrido un duro golpe: su participación valía 131 millones justo antes de que la Comisión suspendiese la cotización de la empresa; ahora vale apenas 17 millones.

… Y lo peor es que EiDF está en guerra abierta con su auditor PWC, con Deloitte (a quien se contrató para realizar un informe forense) y sobre todo con la CNMV, a la que ha comunicado formal y públicamente, tras un duro cruce de comunicados en pleno agosto, que no cumplirá sus exigencias.

Y esto no es una buena noticia para EiDF, que en su momento álgido (insistimos, hace poco más de cuatro meses) estaba a punto de saltar del Growth al Continuo. La antesala del Ibex. Las grandes ligas.

Omisiones y falseamientos

¿Asistimos al caso de una empresa con “omisiones muy relevantes”, tal y como resalta la CNMV tomando como base el informe forense de Deloitte? ¿hasta qué punto, usando la misma fuente, se han “creado, modificado o falseado documentos”? ¿Estamos ante el caso de una compañía con un crecimiento vertiginoso, controlada hasta el último detalle por su fundador, y a la que “las debilidades de control interno” le han provocado un serio caos organizativo, financiero y comercial?

PwC, auditor recién contratado por la empresa, se negó a firmar las cuentas al encontrar serias discrepancias en su análisis. La situación llegó a tal punto que la CNMV suspendió la cotización de la firma e instó a que se contratara a un tercero (Deloitte) para realizar un informe forense que analizara el impacto de esas discrepancias. Con base a ese informe, PwC firmó el Informe de Auditoría, pero con salvedades. En ese informe, la auditora advertía de “debilidades significativas en el modelo de gobierno corporativo y el sistema de control interno”. También ponía de manifiesto que el grupo “presenta un fondo de maniobra negativo de 20.930 miles de euros” (20,9 millones de euros) lo que, “junto con otras cuestiones”, “puede generar dudas significativas sobre la capacidad del grupo para continuar como empresa en funcionamiento”.

Según EiDF, las consideraciones del informe forense “llevan consigo, a lo sumo, un ajuste de unos dos millones de euros que se han hecho constar en las cuentas de la sociedad […], importe que no alcanza ni el 1% del volumen global de la facturación en 2022”. Las cuentas firmadas por PwC muestran unos ingresos consolidados en 2022 de 329 millones de euros, un 371% superiores a 2021, con un ebitda consolidado ajustado de 10,6 millones, más del doble que en 2021.

El correctivo de la CNMV

El 16 de agosto, la CNMV requirió a EiDF que le remitiese un borrador de comunicación de información privilegiada que resumiese e hiciese público el informe forense de Deloitte. EiDF mandó la comunicación al día siguiente, pero no incluyó la literalidad de los puntos más polémicos, lo que provocó un hecho desde luego poco habitual. El 21 de agosto, la CNMV, desde su dirección general de Mercados, hizo público un comunicado en el que afirmaba que la publicación de EiDF no había atendido “el requerimiento de la CNMV” y añadía que “la información publicada no es completa e incluye omisiones muy relevantes”.

El comunicado de la CNMV, de una dureza muy llamativa, explicaba que el informe forense de Deloitte contenía “evidencias de gran trascendencia para los accionistas de EiDF” y destacaba “las evidencias de posible falseamiento de documentos por parte de la compañía”; también apuntaba “debilidades de control interno”. La CNMV exigía además que EiDF publicara los aspectos recogidos en el informe forense “sin realizar matizaciones, comentarios o añadidos de la compañía”. Y, por si acaso, en ese comunicado, la CNMV publicaba las conclusiones del informe forense que a su juicio debían incluirse. Entre estas se hacía constar que el fundador, presidente y CEO de la empresa, Fernando Romero, “participaba de primera mano en la práctica totalidad de las decisiones de la sociedad”; le vinculaban con los deudores y, en relación con esto, “a facturas y pagos por servicios que podrían no haberse prestado o no estar justificados, así como a la falsificación de documentos”, entre otros asuntos.

Finalmente, la CNMV requería a EiDF para que publicara que “se contratará a un nuevo CEO”.

La empresa, en rebeldía

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La respuesta de la empresa fue, como poco, inaudita. En una respuesta muy dura, la empresa comunicó a la CNMV “formalmente que no se va a proceder a la publicación de las fórmulas taxativas impuestas en el requerimiento cursado por la CNMV”. Una declaración de guerra en toda regla que admitía que la CNMV podía “actuar en la forma que considere procedente”. Una Comisión de Valores perpleja por la situación solo comenta que está “analizando todo”. EiDF añadía que “las conclusiones jurídicas a las que se llega en el informe forensic de Deloitte han sido ya sometidas a dictamen de un despacho de reconocido prestigio” para determinar si “puede dar lugar a la exigencia de responsabilidad a sus autores”.

Mientras la guerra sigue su curso, con la pelota en el tejado de la CNMV, el futuro de la compañía y de sus accionistas está en el aire. De un milagro nacido en Barro puede pasarse a un milagro con pies de barro.

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