ENTREVISTA

Raúl Suárez (Nedgia): "El gas renovable es el gran vector de descarbonización para la transición energética"

El consejero delegado de la distribuidora de gas de Naturgy afirma que si son capaces de producir gas sobrante, tendrán "posibilidad de poder venderlo fuera"

El consejero delegado de Nedgia, Raúl Suárez.

El consejero delegado de Nedgia, Raúl Suárez. / 'activos'

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España es el tercer país de la UE con mayor potencial para producir biogás, el gas renovable que se obtiene de desechos orgánicos. Nedgia, la empresa de la que es consejero delegado Raúl Suárez, aspira a descarbonizar todo el consumo residencial y buena parte del industrial gracias a este tipo de energía que no necesita adaptar las infraestructuras existentes, pero para ello reclama unos mecanismos regulatorios que permitan un marco estable para toda la cadena de valor. Si se aplican estas mejoras, habría posibilidad incluso de exportar gas sobrante a otros países.

-¿Por qué el biogás es el gran desconocido?

El biogás, el gas renovable obtenido a partir del tratamiento de residuos, es una tecnología madura. Lo novedoso, y quizá más desconocido, es que es posible producirlo a escala e inyectarlo en las redes de distribución de gas en forma de biometano, sustituyendo de forma progresiva al gas natural y descarbonizando completamente el consumo de viviendas, industrias y transporte. Desde Nedgia, distribuidora de gas del grupo Naturgy, trabajamos con intensidad para hacer más comprensible esta realidad, impulsando el desarrollo del biometano y el rol de las redes de gas como elementos fundamentales de la transición energética, ya que permiten que llegue energía renovable de forma segura y confiable a ciudadanos, comercios e industrias. En cualquier caso, es una realidad que entre un público más experto - vinculado al sector energético como financiadores, Administración pública, tecnólogos y empresas- el biogás se ve cada vez más como el gran vector de descarbonización para la transición energética.

-España aspira a alcanzar el 3,5% de cuota de biogás mientras que en Europa se apuesta por el 10%. ¿Qué falla?

España es pionera en la transición energética, con una apuesta nítida por las energías renovables. En lo que se refiere a infraestructuras energéticas, hemos sido pioneros tanto en la llegada del gas natural a Europa en forma de GNL como en la diversificación de fuentes de suministro. En cuanto al biometano, tiene el tercer mayor potencial de Europa, que nos permitiría descarbonizar más de la mitad de su consumo actual de gas, apoyando de forma muy relevante la descarbonización del mix energético y optimizando la utilización de infraestructuras existentes. El catalizador para que esta oportunidad cristalice es contar con un marco regulatorio y normativo que promueva la producción y el consumo de biometano, que dé seguridad a todos los agentes involucrados para convertir este gran potencial en realidad. En este sentido, necesitamos mayor ambición en los objetivos que se han planteado. De hecho, entre los países de la UE que ya han hecho pública la revisión de sus planes nacionales, somos el que menores objetivos se ha fijado. No parece que estemos muy alineados con las directrices europeas ni que estemos siendo coherentes en relación a nuestro potencial.

-¿Por qué no se ha aprovechado el potencial de ser uno de los países europeos que más residuos agrícolas genera?

Precisamente por la falta de incentivos. El biometano se obtiene a través de una tecnología madura, desplegada a escala industrial en los países más avanzados de la UE: Alemania tiene alrededor de 1.000 plantas de biometano; Francia, casi 600 e instala una media de dos a la semana, y Dinamarca ya cuenta con el 35% de biometano en sus redes de distribución. España solo cuenta con nueve plantas. Debemos centrarnos en desarrollar el potencial que tenemos, atendiendo a todos los elementos que juegan un rol en la producción, residuos incluidos.

-¿El uso de biogás abaratará la factura que llegue a los hogares?

Es muy probable que sí, si bien es cierto que los precios de la energía dependen de muchos factores. Los precios del gas natural viven un periodo de alta volatilidad, sujetos a fuerzas de mercado que no controlamos al ser un país importador. Sin embargo, la producción de biometano es autóctona y, por lo tanto, contribuye a reducir la volatilidad internacional de precios. El precio del biometano depende de múltiples factores: materias primas, distancia del residuo al centro de producción, tamaño de la planta y distancia al punto de inyección en la red. Con todo ello, es posible producir biometano en el entorno de los 50 euros por megavatio e incluso por debajo. En cualquier caso, su competitividad dependerá, también, de factores relacionados con el coste del CO2 en ese momento, así como de la fiscalidad aplicada a los combustibles comparables. Asimismo hay que tener en cuenta que la inversión para utilizar el biometano es pequeña ya que se puede distribuir utilizando las redes de gas natural existentes y no requiere ninguna modificación en los aparatos de los clientes. Esta es una ventaja muy relevante para calcular el coste total de la energía. 

-Además de cubrir la demanda de los hogares, ¿se plantean exportar parte de su producción?

España es el tercer país de la UE en potencial, tiene capacidad para producir 163 teravatios por hora con los que sería posible descarbonizar todo el consumo residencial y buena parte del industrial. Nuestra intención es que se pueda consumir en España y contribuir al cumplimiento de nuestros objetivos de descarbonización. La exportación requiere interconexiones para llevarla a cabo. España cuenta con dos interconexiones por gasoducto con Francia que este año han funcionado al 43% de su capacidad. Si somos capaces de producir gas sobrante, tendremos la posibilidad de venderlo fuera.

-¿Invertirán para construir más instalaciones de biogás?

En los últimos 12 meses, España ha vivido una explosión de anuncios de inversión asociados al gas renovable y, en particular, al biometano. Inversores nacionales y extranjeros han anunciado planes de inversión muy relevantes. Como Nedgia, por nuestra condición de distribuidores, centramos nuestros esfuerzos en invertir en redes, módulos de inyección y sistemas que permitan la inyección del biometano en el sistema para que la descarbonización del gas sea una realidad y el biometano pueda llegar de los puntos de producción a los de consumo. Este esfuerzo ya está dando frutos: solo en 2022 el gas renovable que circuló por las redes de Nedgia creció el 90% y evitó la emisión a la atmósfera de 7.400 toneladas de CO2. 

-¿El Gobierno ha sido ambicioso con la hoja de ruta del biogás?

El último borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) ha mejorado ligeramente los objetivos iniciales de producción de biogás y biometano, pero siguen lejos de considerarse mínimamente ambiciosos. El objetivo propuesto no llegaría a cubrir más que el 2% de la demanda actual de gas, lejos del objetivo del 10% que propone la Comisión Europea y de los que establecen países con un potencial similar de producción, como Francia y Alemania, e incluso con uno menor como es el caso de Portugal, que ha fijado el 13%. España no está extrayendo el enorme potencial de este vector energético, que, además de aportar seguridad de suministro y capacidad de descarbonizar, da solución a la compleja gestión de residuos, promueve la transición justa, vertebra el territorio e incrementa la competitividad de toda la cadena de valor.

-¿Cómo se puede incentivar su producción?

Como decíamos antes, dotando de mecanismos regulatorios que permitan un marco estable para productores, distribuidores y consumidores finales. De igual modo, es necesario agilizar los procesos administrativos. Y como toda actividad incipiente que tiene asociadas externalidades positivas, necesita estímulos al inicio, en forma de esquemas de precios, ayudas a la inversión o esquemas de compensación. Si eso está, hay apetito inversor. Los países de nuestro entorno que lo han hecho llevan años beneficiándose de ello y España está a tiempo de replicarlo.

-¿Cómo ayudaría a la España vaciada el incentivo de este tipo de energía?

El biometano tiene un origen local y un uso igualmente local. Es decir, todos los sectores que actualmente consumen gas y que están conectados a una red de distribución mallada en todo el territorio, se suministrarán de biometano producido en los lugares donde está el recurso, que son en su mayoría entornos rurales. La España llamada vaciada se beneficiará de la oportunidad que ofrece esta energía. Según un reciente estudio de PWC y Sedigas, si se desarrolla el potencial total de biometano se podrían generar 21.736 empleos directos y 40.205 empleos indirectos asociados con la operación y el mantenimiento de las plantas. A estos habría que sumarles un total de 34.890 empleos directos y 465.200 indirectos estimados asociados a la construcción de las plantas de biometano, de los cuales el 86% de los directos y el 70% de los indirectos serían de carácter nacional. Adicionalmente, el productor incrementa la competitividad de su explotación agroganadera al poder gestionar el problema que supone gestionar un residuo difícilmente valorizable y obtener un ingreso adicional por la venta del biometano y el fertilizante obtenido durante el proceso.

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-¿Qué ventajas tiene el biogás respecto al hidrógeno verde?

El hidrógeno es una energía con un futuro prometedor. Así lo reconoce la Agencia Internacional de la Energía y la propia UE, que le da un papel protagonista en el mix energético a 2030 y a 2050. Para que esto sea una realidad, el hidrógeno debe afrontar retos de desarrollo tecnológico y de viabilidad económica no menores. Debe encontrar la forma de producción a gran escala que permita ser competitivo tanto para los clientes industriales como para los residenciales. Y esto requiere inversiones hoy, en redes, en I+D, en generación eléctrica renovable… que permitan que el hidrógeno sea capaz de cumplir expectativas en el futuro.