OPINIÓN

IH+IA=HAI (inteligencia humana + inteligencia artificial = ‘sí’ en japonés)

Una tecnología utilizada erróneamente tiene graves implicaciones. La decisión de qué datos utilizar, cómo modelizarlos, cómo reentrenarlos y, sobre todo, cómo supervisarlos es humana 

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Cómo puede la Inteligencia Artificial ser importante para mejorar la salud mental

Cómo puede la Inteligencia Artificial ser importante para mejorar la salud mental

En el anterior artículo, quise dar la visión realista de la inteligencia artificial (IA) que tenemos los que trabajamos con ella desde hace tiempo. En este voy a intentar ir un paso más allá y compartir mis reflexiones acerca de las graves implicaciones de una tecnología utilizada erróneamente por el hombre que la ha creado.

La IA tiene un componente mucho más humano de lo que la gente piensa. La decisión de qué datos utilizar, cómo modelizarlos, cómo reentrenarlos y, sobre todo, cómo supervisarlos es nuestra (es decir, humana). Por lo tanto, no pensemos que la IA es un ente autónomo desconectado del mundo… Lo será, si queremos que lo sea, pero hay muchas maneras de aplicar una visión biológica a la tecnología para que esté al servicio de las limitadas capacidades humanas y no en contra de ellas…

Para abordar el tema, partiré del reciente caso de Emily Hanley, una copywriter (redactora) que hace muy poco fue despedida porque su mismo trabajo lo podía realizar una aplicación de IA… Al poco tiempo se vio forzada (necesitaba el trabajo para pagarse el piso) a coger otro trabajo similar para entrenar a otro algoritmo de IA que, dentro de seis meses y gracias a ella, será capaz de realizar la misma tarea que hacía Hanley (que volverá a quedarse sin trabajo...).

Es evidente que el problema no es la inteligencia artificial (IA), sino la estupidez humana (EH) ¿Qué sentido tiene que un humano o humana entrene a una máquina para hacer su trabajo, sin más? ¡Ninguno! El modelo empresarial que solo busca la rentabilidad y la eficiencia a corto plazo no crea riqueza en su sector ni deja un legado en su ecosistema social. Es la gran brecha que nació cuando el mundo financiero se separó del mundo económico dejando que las reglas del parqué se adueñaran de los corazones, las mentes y los dineros de muchos inversores que, en general, ya no buscan crear valor a largo plazo sino pelotazos a corto.

‘Fast food’ o cocina de autor 

Este cortoplacismo está haciendo mucho daño porque no facilita ni la innovación, ni la creatividad, ni la investigación que requieren de planteamientos a fuego lento. Es la misma diferencia y distancia que existe entre el fast food y la cocina de autor. Las dos alimentan… pero una te mata lentamente y la otra te cuida y encima te da placer. 

La primera se irá incrementando con el uso de una IA sin control y sin escrúpulos por parte de empresas o empresarios cortoplacistas. El planteamiento ético, lógico, sostenible que caracteriza la segunda es o debería ser cómo podemos reciclar a Hanley para que adquiera nuevos conocimientos y habilidades que le permitan utilizar la IA para sacar lo mejor del equipo conjunto: creatividad, innovación y valor.

Recursos, creatividad, visión

Por suerte, cada día van apareciendo más iniciativas, aunque aún demasiado residuales, de poner a trabajar a hombres y máquinas juntos, sumando inteligencias: IH+IA=HAI (sí en japonés). Mientras la gran mayoría de las empresas, sobre todo pequeñas y medianas, luchan para sobrevivir lejos de las nuevas innovaciones y mejoras que aporta la IA, otras, con recursos, creatividad y sobre todo visión, están poniendo máquinas a aprender de humanos mientras el humano aprende a hacer cosas nuevas y mejores. El HAI funciona en todos los campos de la actividad humana donde la IH se queda corta y la IA no es capaz de crear, innovar o razonar por sí sola.

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Solo el 11,8% de las empresas utilizan la IA, según el informe Tecnologías digitales en la empresa del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) de 2022. En las microempresas este valor desciende hasta el 4,6%. Lejos del 25% fijado como objetivo de la estrategia España Digital para 2025 y mucho más del 75% que marca la estrategia europea para la Década Digital de 2030.

Querido empresario, directivo, político o inversor, hagamos el favor de aprender de los que lo hacen bien y llevan mucho tiempo haciéndolo. ¡No es una flor de un día! Las apuestas tienen que ser firmes y duraderas, no lo hagamos por moda o para salir en la prensa. Apostemos por las personas, por su capacidad cognitiva de diseñar, programar, modelizar los algoritmos para que las máquinas nos hagan más eficaces, más eficientes, más justos, más ricos si queréis, y más felices (que es lo verdadero importante). Rien ne va plus!