Sostenibilidad

Luis Iglesias Rodríguez (The Green Vector): "Con biometano, podríamos producir en España casi la mitad de todo el gas que ahora compramos fuera"

El presidente de la compañía, impulsada por Enagás Renovable, ha anunciado recientemente la creación de una plataforma conjunta con la valenciana Genia Bioenergy para instalar diez plantas de producción de biometano con una inversión prevista de 200 millones de euros hasta 2030

Luis Iglesias Rodríguez, presidente de ’The Green Vector’

Luis Iglesias Rodríguez, presidente de ’The Green Vector’ / 'activos'

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-Enagás Renovable crea la plataforma The Green Vector (TGV) para proyectos de biometano. ¿Qué es exactamente este gas?

-Para generar biometano hace falta recibir residuos, normalmente orgánicos, que se meten en un gran contenedor al que llamamos digestor. Y se introducen unas bacterias específicas que aceleran el mismo proceso que se produce de forma natural en nuestro estómago. Los residuos se pudren y se van descomponiendo. Es la digestión anaeróbica. Esta descomposición natural acelerada con bacterias, por un lado, genera un gas metano -muy similar al que se produce en la digestión normal-, sobre el cual realizamos un paso intermedio para purificarlo y que sea perfectamente compatible con el gas natural que utilizamos en las calderas, en las cocinas y en la infraestructura actual. Una vez purificado, lo podemos meter en la red de gas natural y aprovecharla para su transporte. Así ofrecemos energía verde y favorecemos la descarbonización.

-Han decidido impulsar el biometano en España con un socio. ¿Por qué?

-Creemos que hay un gran potencial de desarrollo de proyectos de biometano en el mercado en el que queremos estar presentes. Decidimos crear esta plataforma con un socio, que es Genia Bioenergy, porque tenemos capacidades complementarias. Por un lado, Enagás, una empresa industrial, fuerte en la parte tecnológica, en la creación de proyectos, de valor y fuerte también desde el punto de vista financiero. Y, por otro lado, Genia Bioenergy, una empresa de ingeniería, muy específica, con capacidad para diseñar y para integrar a todos los actores de la cadena.

-¿Darán entrada a más socios?

-Nos faltaba el expertise tecnológico propio y específico del biometano. Necesitábamos conocer bien cómo funciona el mundo de la digestión anaeróbica, los residuos, etcétera. Genia Bioenergy ya estaba tecnológicamente metida en este mundo y nos aporta lo que nos falta. Juntos somos más competentes y fuertes en el mercado. Y, de momento, es suficiente para desarrollar nuestro proyecto, que se establece en dos fases: la primera, para construir cinco plantas de producción de biometano hasta el 2026, y la segunda, de esa fecha hasta 2030, para otras cinco. El objetivo es poner en marcha un teravatio [un billón de vatios] al año de energía. La inversión en las 10 plantas es de unos 200 millones de euros.

-Estas primeras cinco plantas en construcción, ¿dónde estarán ubicadas?

-Vencillón (Huesca), Lugo, dos en la Comunidad Valenciana y otra en Albacete. Y hay previstas también en Catalunya, Castilla y León y Andalucía. Pero es una plataforma viva; es decir, tenemos cinco localizaciones más maduras y un plan para 10 pero intentamos aportar siempre nuevas ideas. En 2030, la foto va a ser muy parecida a la que pensamos ahora, pero a lo mejor alguna ha caído y ha entrado otra, puede haber alguna variación. Buscamos zonas donde se generen residuos, donde operen empresas agrícolas, de ganadería o agroalimentarias que nos permitirá llegar a un win-win. Por ley, todas estas empresas tienen que gestionar sus residuos y nuestra planta les permite colocarlos y producir una energía que incluso puede volver a esas mismas industrias como gas natural verde. Es decir, se trata de una economía circular. Y es muy importante elegir bien las localizaciones porque nuestra materia prima son los residuos. Necesitamos poder abastecernos.

"Agricultores y ganaderos deben entrar en la economía circular" 

-Se dice que el biometano puede servir para revitalizar la España vaciada. ¿Qué explica su experiencia al respecto?

-Es uno de las fortalezas de este tipo de negocio, pero no solo para la plataforma TGV, sino para el negocio del biometano en general. En zonas de economía más basada en la agricultura o la ganadería, más despobladas, sin actividad industrial y donde no se espera una gran actividad industrial, este tipo de proyectos lo que hacen es utilizar los recursos de ese territorio -que hasta ahora no eran recursos porque los purines de los cerdos y las vacas, los desechos que quedan, no se utilizaban- y nos plantamos ahí, donde nadie iba a plantar una industria, con plantas pequeñas, que están integradas en el entorno y que dan valor a todo ello. Nuestras plantas hacen que los agricultores tengan un sitio donde llevar sus residuos y gestionarlos porque pueden utilizar los fertilizantes resultantes. Se pone en marcha la economía circular, pero es que además hay una pequeña planta que trae cierta riqueza a la zona, que origina ciertos empleos, que lleva servicios, que genera construcción, etcétera, sin afectar de forma masiva al entorno. Es decir, sí, vamos a dar riqueza a zonas donde nadie lo habría pensado. La dimensión de las plantas dependerá de los residuos que tenga la zona para gestionar. En función de las toneladas que eres capaz de traer a tu planta, diseñas más pequeño o más grande y siempre es ampliable si fuera necesario. Son plantas muy integradas en el territorio.

-Pero ¿hay demanda de biometano?

-España ahora mismo tiene funcionando unas seis plantas de biometano, una que es nuestra y cinco más. Hay estudios que indican que la capacidad que tiene España como gestor de residuos para producir biogás y biometano es de unos 163 teravatios. En estos momentos no hay ni un teravatio en uso. Es todo muy inicial. Hay muchísimo interés en tener biometano porque permite descarbonizar sin hacer grandes inversiones, o casi ninguna, simplemente abriendo la infraestructura de gas que ya tenemos. Por eso es un negocio con muchos agentes interesados en empezar a promocionar plantas y ponerlas en el mercado. Hay un potencial claro. Hay países europeos como Francia, Alemania y los Países Bajos donde ya tienen cientos de plantas. En España tenemos seis. La clave del negocio aquí va a estar en la localización y en la influencia que tengas en la zona.

"Utilizamos un teravatio de biometano. Hay capacidad para 163 teravatios"

-¿Qué tipo de influencia?

-La planta funciona si tienes muchos residuos cada día para originar esa digestión anaeróbica y generar ese gas natural. El mundo de la energía está acostumbrado a contratos a largo plazo, a 10, 15 años. Hay demanda y ahí no hay problema. El problema es que una cosa es el mundo de la energía y otra es el mundo del residuo. Hace falta asegurarse esa materia prima, esos residuos, a largo plazo. No voy a invertir 15 o 20 millones por cada una de estas 10 plantas si no tengo asegurados los residuos. Y eso es muy complicado porque el mundo de los agricultores y los ganaderos no está acostumbrado a contratos a largo plazo. Depende mucho de dónde está la localización, de qué tipo de contactos tienes, de cómo integras a todos los miembros. Hay que darles la posibilidad de crecer y de participar en el proyecto y que se sientan valorados, que sepan que sus residuos son importantes. Hay que meterles dentro de la economía circular. Es un mundo complejo porque, además, hay mucha competencia.

-¿Y por qué en otros países de Europa hay tantas plantas ya y aquí tan pocas?

-Europa se ha dado cuenta -y aquí ha tenido que ver mucho con el contexto geopolítico, con acontecimientos como la guerra de Ucrania- que no se puede depender de un único proveedor energético. Y, al mismo tiempo, hemos sido conscientes de que hay una fuente interna de gas natural, que depende de los residuos, que no se aprovecha. Este potencial que tiene España, los hipotéticos 163 teravatios, suponen que podríamos producir con biometano el 45% de la demanda de gas natural. Es decir, de todo el gas natural que consumimos, podríamos producir en España casi la mitad. Produciríamos biometano suficiente para suplir el 45% del gas que ahora compramos fuera. Solo tendríamos que comprar en el exterior un 55% del gas. Ante esto, cada país elige su sistema de ayudas para que este mercado crezca. Y Francia y Alemania han escogido mecanismos antes que nosotros, con más tiempo, por eso tienen ahora una carrera empezada y nosotros no, y además han establecido unos mecanismos de ayuda a los productores muy buenos.

"El mercado está menos preparado para el hidrógeno verde"

-¿Qué es mejor el hidrógeno verde o el biometano?

-Son complementarios y se encuentran en momentos diferentes. El biometano es el corto plazo, ya está aquí: el residuo está ahí, el interés está ahí, las plantas son más pequeñas, la inversión es más ajustada, la infraestructura gasista ya está instalada y es más fácil que el mercado lo acepte porque no hay que cambiar calderas ni hornos ni nada. El hidrógeno verde es una tecnología interesantísima pero es a largo plazo. El mercado está menos preparado y hay que trabajar más, aunque probablemente será un vector de futuro importantísimo. Van a convivir incluso con los combustibles de ahora. Ninguno sustituirá completamente al otro. Se trata de aprovechar mucho mejor nuestros recursos.


-¿Cuánto se tarda en rentabilizar una planta de biometano?

-Para una inversión de 20 millones tenemos planes de negocio a 20 años. Como estamos en el inicio, también estamos empezando a discutir con el mundo financiero. Puede haber diferentes modelos de plantas. Cada compañía puede apostar por uno diferente. Nosotros creemos en una planta medio-grande, entre 50 - 60 gigas y 100 gigas. No obstante, antes de llevar el proyecto adelante, miramos la localización y qué residuos potenciales hay, y si todo encaja llevamos adelante la propuesta. Como en la vida, hay que conseguir el equilibrio, el tamaño justo.

-¿Qué ayudas ofrecen?

-La Administración les dice: "Usted produzca al precio que produzca y yo le voy a compensar hasta cierta tarifa durante un tiempo largo". El Estado compensa. Los productores no pierden. Aquí, en España, se han escogido otro tipo de ayudas que son ayudas más a la inversión. "Si le cuesta 20 millones el proyecto le doy cinco", pero eso no asegura el largo plazo. Es un mecanismo que empieza ahora y es un poco más lento. Los mecanismos implantados en otros países son más seguros y han crecido más.

-¿Será un mercado regulado como el del gas?

-De momento no lo es. Los productores invierten, arriesgan su dinero y venden su producto final en función de un mercado relativamente libre, es decir, los comercializadores ofrecen un precio por el biometano producido. De momento, está controlado dentro de los parámetros del gas, pero es un mercado libre en el sentido que los productores ofrecemos un producto al mercado y el mercado nos lo compra. Sí que hay cumplir ciertas reglas de producción: de inyección y de calidad de gas, por ejemplo, la molécula tiene que ser exactamente la misma para no mezclar.

-Y cuando llegue al consumidor final, ¿que el gas lleve el sello verde supondrá una diferencia de tarifas respecto al gas normal?

-Sí. Es un mercado líquido, es decir, que dependerá de la oferta y la demanda. Ahora hay poca oferta y mucha demanda, y por eso el precio está un poco más alto, pero siempre va a tener un pequeña prima porque te permite utilizar tu misma caldera pero reducir tu huella de carbono y evitar toneladas de CO2. Los productores finales van a dar cierto valor, que habrá que estipular y que el mercado irá regulando. Pero la respuesta es sí.

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-¿La recepción es buena?

-Del lado del comercializador, de la venta del biometano, hay mucha más demanda que oferta, están como locos. La planta que se ponga en marcha no va a tener problemas de clientes. Del lado de los bancos, están también muy interesados por entender estos proyectos y empezar a financiarlos; luego está por ver en qué condiciones, la letra pequeña. Y del lado de los agricultores y los proveedores de residuos, estamos intentando encontrar el modelo de colaboración para que vean esto atractivo porque sin ellos no funciona. De hecho, es casi nuestro lema: encontrar un modelo colaborativo de partner estratégico, que es como llamamos a los proveedores de residuos, es la clave; que ellos vean valor en que una planta de estas esté cerca de sus instalaciones y que vean valor en que gestionemos todos los residuos que tengan, es decir, que entiendan que van a mejorar y que hay alguien dispuesto a invertir 20 millones para eso. Estamos atentos a sus sugerencias y a sus necesidades porque sin ellos esto no funciona.