OPINIÓN

La fuga de depósitos y la crisis de confianza en los bancos de EEUU

Asistimos a un incendio peligroso, en el que parece que lo importante es evitar que se queme el siguiente mueble en lugar de localizar el origen del fuego. La solución no saldrá gratis

3
Se lee en minutos
Sede de First Republic Bank.

Sede de First Republic Bank.

Desde hace algo más de un mes, los problemas se acumulan en Estados Unidos y pese a ello los inversores siguen aletargados esperando que todo quede en un mal sueño. La crisis bancaria que comenzó con la quiebra del Signature Bank y el Silicon Valley Bank se ha cobrado una nueva víctima, el First Republic Bank. Antes de que el banco quebrara, los reguladores consiguieron que el mayor banco de Estados Unidos, JP Morgan, lo comprase. Un movimiento similar al que se orquestó en Europa cuando se invitó a UBS a comprar Credit Suisse a cambio de ciertas garantías que hiciesen de la operación una oportunidad para el banco comprador. 

Estamos asistiendo a un incendio peligroso, en el que parece que lo importante es evitar que se queme el siguiente mueble en lugar de localizar el origen del fuego y atacar el problema de raíz, y tal vez sea porque no es posible. La fuga de depósitos de la banca estadounidense no responde solo a una pérdida de confianza en algunas entidades financieras de pequeño y mediano tamaño. Los clientes sacan sus ahorros de los bancos porque apenas reciben retribución por tenerlos ahí y prefieren invertir su dinero en activos de bajo riesgo como las letras del tesoro y los fondos monetarios, productos que ofrecen mucha más rentabilidad. 

Gallina de los huevos de oro

Por tanto, o los bancos mueven ficha y entran en una guerra por los depósitos, o seguirán perdiendo a sus clientes. La mejor muestra de esta realidad es el reciente movimiento de Apple, que ha lanzado una cuenta remunerada al 4,15%, combinada con la ausencia total de comisiones y garantizada hasta 250.000 dólares por el FDIC y que en tan solo cuatro días ha captado 990 millones de dólares. 

La solución más obvia para evitar la fuga de depósitos no saldrá gratis, ya que remunerar las cuentas a niveles de los tipos oficiales fijados por la Reserva Federal (Fed) supondrá matar la gallina de los huevos de oro que está propiciando grandes beneficios a la banca. El margen de intermediación, que no es otra cosa que la diferencia entre el precio que paga el banco por el dinero que recibe de sus clientes y el precio al que presta ese dinero a terceros, es históricamente alto, pero parece tener los días contados y, con ello, una parte importante de los beneficios empresariales del sector bancario.

La otra potencial solución vendría de la mano de unos tipos de interés claramente más bajos que los actuales. Pero tras la reciente decisión de subir otro 0,25% las tasas de interés en la última reunión de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, no parece que estemos cerca de poder contar con esa posible solución en el corto o medio plazo. A pesar de ello, muchos participantes del mercado siguen cotizando recortes de tipos para la segunda parte de este año, algo que a mi parecer tiene poco sentido, dado que la inflación subyacente tanto en Estados Unidos como en Europa están muy lejos de mostrar una tendencia sólida a la baja que permita celebrar el triunfo en la lucha contra las presiones inflacionistas. 

Cambiar el foco

Noticias relacionadas

El único escenario en el que veo lógica la rebaja del coste del dinero mientras la inflación sigue aún sin control es en el hipotético caso de que se desate un problema de tal envergadura que obligue a los bancos centrales a cambiar el foco de atención. Estamos hablando de tres posibles supuestos: una recesión profunda, una crisis bancaria severa y, la menos probable de todas, un impago o default de la deuda estadounidense derivada de una nefasta gestión de la negociación entre republicanos y demócratas sobre el techo de deuda al que se aproxima Estados Unidos.

Nadie posee una bola de cristal que permita vislumbrar lo que va a ocurrir en el futuro, pero, tal y como decía Mark Twain, "la historia no se repite, pero rima". Yo percibo en los acontecimientos que estamos viendo hoy puntos peligrosamente parecidos a los que se desarrollaron en los preámbulos de otras crisis que han marcado la historia de los mercados financieros.