OPINIÓN

El BCE no se desvía de su hoja de ruta en la lucha contra la inflación

Christine Lagarde dejó claro que no ven una relación entre la lucha contra la inflación y la estabilidad en los mercados financieros

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Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo.

Pese a las recientes tensiones vividas en el sector bancario, tras la quiebra de tres bancos en Estados Unidos en tan solo una semana y las dificultades que atraviesa Credit Suisse en Europa, el BCE decidió subir el coste del dinero en 0,50%, situando las tasas de interés en el 3,5%. Durante la comparecencia de Christine Lagarde, dejó claro que no ven una relación entre la estabilidad de precios, es decir, la lucha contra la inflación, y la estabilidad en los mercados financieros. Ante la insistencia de los periodistas, Lagarde, dejo claro que no prevén una mejora en la inflación subyacente este año, y que por tanto, hay que esperar más subidas de tipos de interés durante los próximos meses. En ningún momento se ha debatido cual puede ser la tasa terminal, ya que dependerá de la evolución de la economía y de la propia inflación.

Las previsiones económicas se ajustaron al alza para 2023, con un crecimiento del PIB estimado del 1% frente al 0,50% que presentaron en diciembre de 2022. Para 2024 y 2025 esperan que el PIB se sitúe en el 1,6%, frente al 1,9% y 1,8% que tenían previsto antes. En cuanto a la evolución de los precios, las nuevas estimaciones muestran que la inflación general esperada es de 5,8 para 2023, 2,7 para 2024 y 2.3 para 2025, frente a las proyecciones anteriores de 5,3, 2,9 y 2,4 elaboradas en diciembre de 2022. La inflación subyacente se espera que sea de 4.6 en 2023, 2,5% en 2024 y 2,2% en 2025, frente a las estimaciones anteriores de 4,2, 2.8 y 2,4.

En alusión a la crisis de confianza desatada por la quiebra de los bancos estadounidenses y el desplome en bolsa de Credit Suisse, tanto la presidenta del BCE como su vicepresidente, de Guindos, han manifestado su tranquilidad, señalando que la situación del sector bancario europeo no se parece en nada a la vivida durante la crisis del año 2008. Han manifestado que los ratios de capital, de solvencia, la calidad de los activos en los balances de los bancos, así como los controles de Basilea III, hacen muy improbable que se viva una situación de estrés similar. Por otro lado, en el caso de que hubiese un efecto contagio que provocase la salida peligrosa de depósitos de los bancos, el BCE asevera que cuenta con herramientas eficaces para mitigar el daño y evitar una nueva crisis.

La compleja situación que atraviesa el segundo mayor banco suizo no es algo nuevo, ya que se remonta a hace dos años. Las pérdidas registradas durante los dos últimos ejercicios, la ampliación de capital del año 2022, la fuga de 125.000 millones en depósitos, la reestructuración del modelo de negocio, el cambo de su cúpula directiva, las investigaciones relacionadas con temas de corrupción y aplicación de reglas contables, han sido los detonantes de que el banco haya caído en bolsa más de un 90%. La quiebra Silvergate, Sillicon Valley Bank y Signature Bank han exacerbado la crisis de confianza en el banco Credit Suisse, pero la realidad es que el origen del problema es muy distinto. Silicon Valley Bank incurrió en una concentración excesiva de riesgo en sus inversiones en renta fija, con un peso muy alto en el segmento de MBS o “mortgage back securities”, lo que unido a un error de gestión, al no cubrir el riesgo de tipo de interés en plena escalada de tasas de interés por parte de la FED, forzó al banco a vender a pérdida una parte de su cartera de bonos, provocando la huida de sus clientes, lo que genero una situación de insolvencia que requirió la intervención del FDIC, es decir, la Corporación Federal de seguros de depósitos. 

Garantizar los depósitos

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Ante el riesgo de contagio a otros bancos regionales, el Tesoro estadounidense, la Reserva Federal y el FDIC decidieron extender la garantía de depósitos a todos los clientes de los bancos en problemas, eliminando el techo de garantía legal que cubría depósitos hasta un máximo de 250.000 dólares. Adicionalmente, la FED ha activado una medida de emergencia que permite a los bancos estadounidenses a solicitar la liquidez necesaria para hacer frente a las salidas de dinero de sus clientes, entregando a cambio activos de renta fija que no serán valorados a precios de mercado sino a precios de emisión, es decir, a la par. Estas medidas deberían apaciguar los miedos desatados durante la última semana y traer cierta calma a los mercados financieros. En el caso de Credit Suisse, el respaldo le llega por el apoyo recibido por parte del Banco Central de Suiza que garantiza la liquidez necesaria para cubrir potenciales problemas relacionados con la fuga de depósitos de la entidad.

Aunque los diques de contención levantados por los reguladores y bancos centrales dan muestra de buena cintura a la hora de frenar la pérdida de confianza de los inversores y ciudadanos, ya estamos viendo los primeros impactos que genera la rápida retirada de estímulos monetarios para combatir la inflación. A falta de saber dónde acabaran llegando los tipos de interés en 2023, los riesgos latentes siguen siendo numerosos, por lo que no sería de extrañar que haya algún que otro accidente a lo largo de este año.