MUDANZA DE TRABAJADORES

De Barcelona a Zaragoza por Amazon: "Me han traído a mi tierra y quiero dejar el listón alto"

Tres empleados del nuevo centro logístico de la compañía en Plaza narran la experiencia de trasladarse a vivir a la capital aragonesa tras el cierre de la planta en la que trabajaban en la localidad catalana de Martorelles, un camino que han seguido un total de 84 profesionales

César Hernández, el director del nuevo centro logístico de Amazon en Zaragoza, que antes estaba al frente de la planta cerrada en Martorelles (Barcelona).

César Hernández, el director del nuevo centro logístico de Amazon en Zaragoza, que antes estaba al frente de la planta cerrada en Martorelles (Barcelona).

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Al frente del nuevo centro logístico que Amazon ha puesto en marcha en Zaragoza, en la plataforma Plaza, está César Hernández, un joven ingeniero con raíces turolenses que ya dirigía el almacén que la compañía ha cerrado en Martorelles (Barcelona). Casi todos los mandos intermedios de la planta clausurada en Cataluña han recalado en la capital aragonesa, que junto a los operarios que han aceptado el traslado desde esa ubicación han supuesto la mudanza de un total de 84 trabajadores.

Este directivo de 34 años es natural de "un pueblecito al lado de Teruel". Empezó a trabajar para Amazon hace siete años en Escocia. "Tuve la oportunidad de acercarme un poco más a casa hace cuatro años y me vine a Barcelona. Cuando salió Zaragoza, yo levanté la mano y dije: quiero estar ahí a hacer historia", explicó este martes en una visita de los medios de comunicación al nuevo centro logístico.

Asegura que la experiencia de la puesta en marcha de esta gran planta es "muy emocionante", aunque dice sentir una responsabilidad. "Las expectativas son muy grandes y quiero dejar el listón alto. Me han traído a mi tierra para hacerlo bien", explica Hernández, que estudió ingeniería de Caminos en la Universidad Politécnica de Valencia. "Este centro hecho a medida, muy bien construido y con unos trabajadores top", concluye.

"Ha sido complicado aceptar el cambio y digerirlo"

A Pili le ha costado tomar la decisión de venirse a Zaragoza a trabajar y dejar atrás su vida en Barcelona, donde llevaba residiendo cinco años desde que se marchó de su Andalucía natal. "La experiencia ha sido en parte buena y en parte complicada", explica esta trabajadora de 43 años, que llevaba cuatro años trabajando para Amazon. "Nuestro centro de Martorelles era más pequeño y todos éramos como una familia y cerrar algo así no es fácil", señala.

"Mi casa la tengo a 350 kilómetros", recuerda. Allí se han quedado de momento su pareja y sus tres hijos, uno de ellos de 4 años, que confía en trasladarse a la capital aragonesa "lo antes posible". "De momento me he venido sola a ver cómo me adapto", explica la operaria, cuyo cometido es solucionar los problemas que surgen en la línea logística de la planta. "Al final tu zona de confort está donde trabajas normalmente, cuando eso cambia, hay que tomar ciertas decisiones. Ha sido complicado aceptar el cambio y digerirlo", dice con cierta nostalgia de su anterior centro de trabajo, "un sitio donde se te acogía muy bien".

Llegó a la capital aragonesa hace dos semanas para ayudar a formar a los nuevos trabajadores que se han incorporado al centro logístico de Plaza. A pesar de los sinsabores del traslado, solo tiene buenas palabras hacia sus nuevos compañeros: "Aquí la gente también es muy acogedora y por el momento todo va bien".

"Es un oportunidad para crecer dentro de la empresa"

"Lo he visto como una oportunidad para crecer dentro de la compañía", asegura Lauren Delgado, una de las trabajadores del nuevo centro de Amazon en Zaragoza que procede de la planta cerrada por la empresa en Martorelles (Barcelona). Es originaria de Venezuela y lleva casi cuatro años en España. Tras dos años trabajando para el gigante de comercio electrónico, ha optado por esta oferta de traslado para no perder el empleo. Este martes fue su primer día de trabajo en la capital aragonesa, adonde ha venido acompañada por su familia, aunque su marido trabaja en Bilbao. "Es también el primer día de mi hijo de cuatro años en su nuevo colegio", comenta sonriente, y afronta con ilusión la nueva etapa laboral.

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"Somos muchos los que hemos venido de Barcelona. Nos ofrecieron una condiciones factibles y tomamos la decisión de venirnos», señala. Ahora vive en el barrio zaragozano de Valdespartera, donde ha logrado una vivienda en alquiler, algo que «no ha sido nada fácil", reconoce.

A pesar de las molestias de la mudanza, "la experiencia ha sido buen hasta ahora", añade, con algunas ventajas en cuanto al desplazamiento. "En Martorelles tardaba 30 minutos en llegar en coche al trabajo, a veces una hora si iba en transporte público, ahora solo 10 o 12 minutos", relata.