TRANSPORTE

El mapa de ruta de Alsa de la mano de National Express

A los cien años de su nacimiento, el grupo de transporte Alsa aborda nuevos desafíos de la mano de National Express, donde la familia Cosmen es primer accionista

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’La Diligencia’

’La Diligencia’

Las películas del Oeste americano sirvieron para familiarizarnos con las diligencias que cruzaban Estados Unidos para ir en busca de la aventura, de una nueva vida y/o del oro a California. Bajo el nombre La diligencia, nada refleja la interpretación de ese mundo como la película dirigida por John Ford en 1939, con John Wayne y Claire Trevor de protagonistas. Imagino que somos muchos quienes visitamos el extraordinario paisaje de Monument Valley (en la frontera de los estados de Arizona y Utah) inspirados por ella.

El mundo de las diligencias ha ido asociado a una empresa y su marca a lo largo de la historia: Wells Fargo, que llegó a monopolizar el transporte de personas y mercancías durante la conquista del Oeste. Henry Wells y William Fargo fundaron la compañía en 1852, convirtiéndose en los siguientes 20 años en la mayor empresa de transporte del mundo. Su símbolo: la diligencia de nueve caballos. El declive empezó a partir de los años 70 del siglo XIX con la irrupción y el desarrollo de un nuevo modelo de transporte: el ferrocarril, mucho más seguro, rápido y eficaz.

A comienzos de siglo pasado, Wells Fargo decidió separar sus dos negocios. Por un lado, el menos conocido de todos, garante de depósitos de clientes, empezó su propia vida como banco. La división de transporte terrestre por diligencia terminó absorbido por una compañía ferroviaria, American Railway Express, que a medio plazo entró en nuevos procesos corporativos en sectores muy diversos. La marca Wells Fargo como entidad financiera sigue perviviendo en la actualidad. Con 160.000 millones de dólares de valor, es hoy el tercer banco estadounidense.

La diligencia, como primer medio de transporte terrestre masivo, abrió una nueva era que solo ha podido ser sustituida por el ferrocarril, primero, y por los autobuses posteriormente. La rivalidad y la complementariedad entre estos dos, en sus distintas modalidades -urbanas, cercanías, larga distancia- se mantiene hasta la actualidad. En el caso del autobús, la diversificación ha ido más allá: del vehículo de línea tradicional, que une regularmente diversos puntos, a los buses especializados. Del exclusivo para uso turístico al bus para uso escolar, laboral, deportivo o sanitario, entre otras actividades. Hay autobuses de altas capacidades y autobuses de lujo de pocas plazas.

El clan asturiano no vendió la compañía para abandonar el negocio, sino para redoblar su apuesta con la firma británica

Martí Saballs

Director de Información Económica de Prensa Ibérica

En España, este era un negocio eminentemente local. Uno o dos empresarios de una zona acotada geográficamente decidían realizar una inversión, no requería inicialmente demasiado capital para comprar un par o tres de autobuses y empezar a transportar personas. A medida que el país se desarrolló económicamente, lo hizo el transporte público por carretera. Con el tiempo, los desarrollos industriales y tecnológicos en el sector de la movilidad más los imperativos legales han ido revolucionando las competencias y los diseño de estos buses. Basta con recordar cómo eran los asientos en los años 80.

Como en cualquier sector, el negocio del transporte por carretera de pasajeros ha generado empresas ganadoras. Otras se han quedado por el camino o han sido absorbidas por mayores. Entre las ganadoras está la empresa centenaria Alsa, a la que esta semana dedica su portada Activos.

Desde sus orígenes asturianos, Alsa acabó convirtiéndose en una marca conocida en toda España. La familia Cosmen, propietaria, se había convertido en un apellido conocido en el mundo empresarial. Un mundo que tuvo una sacudida en octubre de 2005 cuando se anunció que el grupo británico National Express compraba Alsa en una operación, entre acciones y deuda, valorada en 600 millones.

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¿Representó aquella adquisición un caso más de empresa familiar española que hacía caja para dedicarse a otra cosa -léase, desarrollar su family office centrada en proyectos inmobiliarios-? No. La familia Cosmen, con esta operación, no abandonaba el sector, sino que la aprovechó para convertirse en el primer accionista de la multinacional británica, donde ha acabado controlando el 14% de las acciones. El resto de los accionistas son gestoras de fondos institucionales. Jorge Cosmen es, además, vicepresidente de National Express.

Es a través de National Express, empresa cotizada en la Bolsa de Londres, y manteniendo la marca, con la que Alsa ha establecido la nueva estrategia. El objetivo: recuperar el valor perdido en los últimos años por culpa de la pandemia y apostar por las nuevas fórmulas de movilidad en los países en los que está presente, además de invertir en otros. ¿Diligencias? No está en el mapa de ruta.