¿Quiere convertir su afición en su trabajo?

Banqueros que dejan su puesto para dedicarse a la fotografía o a escribir novelas. Otros, que solo aspiran a subir la escalera. Mientras se pueda elegir...

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El exdirector de gestión de riesgos de UBS, Christian Bluhm, que ha dimitido recientemente para ser fotógrafo profesional.

El exdirector de gestión de riesgos de UBS, Christian Bluhm, que ha dimitido recientemente para ser fotógrafo profesional.

La noticia saltaba en el Financial Times de esta semana. En medio de la atención mundial con el radar dirigido hacia la inútil cumbre climática de Egipto, las elecciones legislativas estadounidenses y la recuperación de los mercados financieros, además de la guerra de Ucrania, llamó la atención el siguiente titular en el rotativo británico: "El director de gestión de riesgos de UBS dimite para convertirse en fotógrafo profesional". Lo anunció el banco suizo en un comunicado y levantó las cejas en todo el sector bancario. El protagonista se llama Christian Bluhm, tiene 53 años, es matemático de carrera, y como afición ya tenía un estudio fotográfico en el casco viejo de Zúrich. En su propia página web cuenta cómo fue aficionándose a poner sus ojos detrás de la cámara.

No suelen hacerse públicos los ejemplos de cambios de carrera profesional tan drásticos. En el sector financiero, el más conocido en los últimos años es de Amor Towles (Boston, 1964). El autor del maravilloso Un caballero en Moscú, además de Normas de Cortesía y la Autopista Lincoln, era director de inversiones y de análisis en la gestora Select Equity Group, con 35.000 millones de dólares en activos. Al igual que hacía Bluhm con la fotografía, él compartía su trabajo con la afición de escribir. Towles reside en el exquisito Gramercy Park de Nueva York.

Otro caso que, por diferentes circunstancias, llenó las informaciones de la prensa especializada. El banquero portugués Antonio Horta-Osorio era el hombre de moda en la ‘City’ londinense. Ex responsable de Banco Santander en el Reino Unido, estaba llamado a mayores responsabilidades en el banco que entonces presidía Emilio Botín. Por eso, en 2010 su fichaje por Lloyd’s, una entidad que había sido rescatada por el gobierno británico en medio de la crisis financiera, causó un profundo impacto en el sector. Pero no acabó aquí la historia: ocho meses después de asumir el cargo como CEO de Lloyd’s decidió tomarse la baja por depresión. Insomnio y fatiga. Acabó internado en una clínica especializada donde logró dormir 16 horas al día.

Posteriormente, Horta-Osorio contó a todo quien le preguntase su experiencia. Avisó del peligro creciente de un modo, e intensidad, de trabajo que puede poner la salud contra las cuerdas. Horta-Osorio se recuperó, alcanzó todos los laureles y premios, y siguió en Lloyd’s hasta abril de 2021, donde fichó por Crédit Suisse. Del banco suizo dimitió en enero de 2022 tras conocerse que violó la cuarentena mientras tenía covid. Desde septiembre es asesor del fondo Cerberus. Quien sabe si algún día dejará la banca para dedicarse a sus aficiones. Siempre destacó su educación jesuítica. "He sido educado para ayudar a los otros. Es una obligación moral", dijo en una entrevista a Money Week.

En los últimos años el debate sobre los horarios que exigen a los becarios de los bancos de inversión como Goldman Sachs originó revuelo en las grandes plazas financieras. Se acusó de jornadas semanales de 95 horas que apenas daban para dormir cinco horas al día. Los empleados que denunciaron esta situación señalaron que perjudicaba tanto a la calidad del trabajo como a su salud.

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Los grandes bancos con sede en Wall Street y la ‘City’ londinense compiten entre ellos para atraer a los mejores estudiantes, a quienes pagan salarios brutos superiores a 100.000 euros (al cambio) el primer año. Es una contraprestación imposible de encontrar en ningún otro sector. ¿Quién pone el límite a la hora de determinar los factores laborales: el empleador o el empleado? Es el mercado quien acabará por poner todo en su sitio. Mientras haya suficiente oferta de jóvenes tiburones de las finanzas que quieran acceder a estos puestos de trabajo manteniendo el ritmo, nada cambiará. La demanda, los bancos, ya han empezado a ofrecer estímulos laborales de otra índole: dar el sábado libre sin acabar de definir en qué consiste esta libertad -¿prohibido llamar por móvil o enviarse mensajes profesionales?-, montar una sala de relajación para echarse una siesta en las oficinas, tres días más de vacaciones al año o favorecer el teletrabajo.

El fotógrafo Bluhm y el escritor Towles han querido dar carpetazo a su vida de bancarios; otros, como Horta-Osorio, prefirieron seguir siempre hacia delante a pesar de todo. Pasa en el sector financiero de alto voltaje y en muchas otras profesiones que demandan una alta intensidad de trabajo y horas.

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