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¿Emergentes? La renta fija seguirá sufriendo al calor de la recesión

Cuando la normalización monetaria haya concluido o las expectativas del mercado descuenten que la hoja de ruta de los bancos centrales empieza a demorarse puede ser el momento para entrar en bonos o fondos de renta fija con duraciones más largas

Imagen de archivo de unos bitcoin. EFE/EPA/SASCHA STEINBACH

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Pablo Gallén / Estrategias de Inversión

Las carteras de los inversores más conservadores están perdiendo mucho dinero este año. La renta fija no siempre logra rendimientos estables como demuestra este 2022. En lo que va de año, la rentabilidad del índice de bonos de los mercados emergentes acumula un descenso del 22% frente a un descenso del 7,3% que se ve en el índice conjunto de los bonos soberanos.

En un contexto de subida de tipos de interés como el actual las rentabilidades de los bonos repuntan, lo que se traduce en bajadas de precio y, por tanto, en pérdidas para los tenedores de dichos activos, que se pueden agravar a medida que el mercado pronostica mayores alzas en el coste del dinero. Ante esta situación, los inversores tratan de amortiguar estos descensos invirtiendo en bonos con duraciones cortas, ya que son menos sensibles a las subidas de tipos.

Cuando la normalización monetaria haya concluido o las expectativas del mercado descuenten que la hoja de ruta de los bancos centrales empieza a demorarse puede ser el momento para entrar en bonos o fondos de renta fija con duraciones más largas. En todo caso, los activos que ofrecen un menor riesgo nunca van a poder ofrecer rentabilidades por encima de la inflación actual en el doble dígito en España.


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Una de las grandes apuestas que han hecho las gestoras de fondos en los últimos años en renta fija es buscar valor en los países emergentes. Sin embargo, este año la deuda externa de los mercados emergentes (EM) se ha visto sometida a mucha presión, ofreciendo un rendimiento total del -22% hasta la fecha y una ampliación de los diferenciales de 225 puntos básicos.

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“En un principio las ventas se debieron a la duración, ahora es la ampliación de los diferenciales lo que explica la tasa de rentabilidad (TR) negativa. Esperamos que los diferenciales sigan ampliándose a medida que la actividad económica se ralentiza más, las condiciones financieras se endurecen y los precios de las materias primas bajan”, comenta Guillaume Tresca, estratega senior de mercados emergentes en Generali Investments.

“Todo esto se debe a la vulnerabilidad de los balances tras la pandemia y, por tanto, esperamos más impagos para las pequeñas economías emergentes con bonos de alto rendimiento en los próximos años. Los mercados emergentes siguen inmersos en un ciclo de impagos, y el número de compañías en dificultades nunca ha sido tan elevado. Dicho esto, no se trata de un riesgo sistémico. Las instituciones internacionales han estado prestando apoyo desde la Covid y el FMI están mostrando una mayor relajación en cuanto a la sostenibilidad de la deuda”, añade.

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