CRÍTICA

'Ya casi no me acuerdo', de Clara Morales: la ficción de la memoria

La autora debuta en la ficción con un conjunto de relatos en los que se encuentran y se miran la evocación colectiva y el recuerdo íntimo

La escritora Clara Morales, autora de 'Ya no me acuerdo'

La escritora Clara Morales, autora de 'Ya no me acuerdo' / Jairo Vargas

Fernando Menéndez

Si Ramón Gómez de la Serna definía greguería como poesía más humor, se podría seguir jugando un poco más a las fórmulas o ecuaciones literarias y definir 'Ya casi no me acuerdo', el primer libro de relatos de Clara Morales, como memoria + escritura. Alguien podría reprochar que definir una ficción (breve o no) como el resultado de aunar escritura y recuerdo está en el ADN de la literatura desde que es literatura. Y no le faltará razón, pero la excepción que confirma esa regla o el elemento que varía la costumbre viene dado por la particularidad de quien lo escribe. La historia de la literatura es también una suerte de citas entre lo común y lo particular, algo en lo que es especialmente brillante Clara Morales en los relatos de su libro. La memoria es anfibia, vive en dos ámbitos y pasa de uno a otro con naturalidad. Porque ni escribir ni recordar se mueven por compartimentos estancos.

Por ejemplo, pensemos en el narrador / protagonista de "Llevamos un mundo nuevo entre nuestros corazones", en el que se entremezclan dos emociones: la de participar en un acto histórico de la CNT y compartir ese momento con el hecho de hacerlo junto al hombre que quiere: "Y si esto no es el mundo nuevo, pienso entre un estruendo de aplausos y de gritos, cuando el sol corona la cabeza de Fernando, que se gira y me besa con una boca húmeda y profunda, si esto no es el mundo nuevo, que baje Dios y lo vea". Con este párrafo se acaba el cuento y si ese mundo nuevo, no acaba del todo de cristalizar, sí nos confirma, en cambio, que el presente no es más que un pliegue del pasado y que este será a su vez un pliegue del futuro.

Esta constancia, en mi opinión, es clave para comprender el sentido más importante de 'Ya casi no me acuerdo'. La memoria, en este caso, ni se modula como una bonita postal, ni tampoco como una venganza en diferido. La memoria, en el caso de los relatos de Morales, ejerce de testigo de cargo. Por eso son tan importantes las voces. Entre otras cosas, el libro es un libro de voces. Y aquí conviene enfatizar el trabajo de la autora a la hora de dar cuerpo y verosimilitud a la anciana a la que quieren desahuciar de su casa de toda la vida; al hombre dependiente que se salvó de un campo de concentración; a la mujer que sigue evocando su primer amor o deseo…

Pero no son voces fantasmales, espíritus del pasado. Las voces son corpóreas, orgánicas… Le resulta fácil a la lectora sufrir, desesperar, disfrutar con ellas.

Con un estilo leve pero agudo, muy ágil en lo que se refiere a sacar adelante la acción, Morales concibe cada relato en cierto modo como la estampa de una vida en un momento decisivo. También cada uno supone la búsqueda de su epifanía correspondiente que alumbre las vidas de los protagonistas.

La memoria, en el caso de los relatos de Morales, ejerce de testigo de cargo

Nada está escrito por encima y menos el título. El adverbio "casi" del título es fundamental para el carácter de todo el libro. Ese "casi" es una grieta muy pequeña, discreta y humilde como ese pequeño adverbio en medio del inmenso océano de un diccionario, pero tiene la holgura suficiente para colarse la escritura y evitar que el olvido imponga su ley.

Morales, en el texto que cierra el volumen y que toma un suceso que pertenece a su propia historia, escoge una cita del escritor francés Éric Vuillard, un representante de la ficción de la memoria (si esto fuese un género como tal), que dice así: "Si contamos solo lo que puede documentarse, quizá estemos alejándonos de la verdad".

Recuerdo en este punto lo que le escuché decir al escritor José Ovejero: existe una verdad más allá de la realidad que sólo está en la literatura. En todo caso, la cita de Vuillard nos abre, al final del libro, otra posibilidad de lectura. Y quizás también se trate de recordar o redefinir un papel para la narrativa: ser recipiente de todo aquello que no consta en acta. Quizás (o seguro) esto lleva haciéndolo siglos, pero no sobra, de vez en cuando, revitalizar los hábitos.

Como se dijo al principio de estas notas, se trata del primer libro de Clara Morales, una autora que viene del periodismo cultural y ahora trabaja como bibliotecaria. A quien lea estas líneas sólo me queda decirle que lea "Ya casi no me acuerdo". Hay verdades que sólo brotan en la literatura.

'Ya casi no me acuerdo'

Clara Morales

Tránsito

204 páginas

18 euros