CRÍTICA

'Nunca vencida. Una historia de la idea de Asturias', de David Guardado: una tierra entre la rebeldía y la renuncia

El autor explora la génesis de los mitos que han ido surgiendo a lo largo del tiempo en relación con el Principado

El escritor David Guardado

El escritor David Guardado / EPE

Marta Mori

En las elecciones generales del pasado 23 de julio, el líder de Vox, Santiago Abascal, incluyó en su periplo una visita al santuario de Covadonga. No era la primera vez: en 2015 y en 2019 la campaña había arrancado en ese mismo lugar, con el fin de destacar lo que la propia formación ha denominado "espíritu de Covadonga". En 2015, Abascal afirmó que Covadonga era "el centro de la nación" y en 2019 proclamó, a los pies de la estatua de Pelayo, su orgullo por los símbolos de la historia de España.

El suceso da para más de una reflexión. Por un lado, muestra un comportamiento repetido por el sector antinacionalista de la política española consistente en denunciar el uso de mitos históricos con intención política al tiempo que se utilizan hechos igualmente legendarios e ideologizados para alimentar el patriotismo español. Por otro lado, la mención a Covadonga como cuna de España da fe del triunfo del discurso político creado en el siglo XIX que asignó a Asturias un papel nuclear en el logro de la unidad de los pueblos hispanos, un discurso que, gracias al trabajo consciente de eruditos como Ramón Menéndez Pidal y al apoyo político e institucional de la monarquía y el franquismo, acabó convirtiéndose, para una parte no pequeña de la población española, en la única historia verdadera. 

La génesis de los mitos

En el ensayo Nunca vencida, editado en castellano y asturiano, David Guardado (Gijón, 1970) explora la génesis de los mitos que han ido surgiendo a lo largo del tiempo en relación con Asturias. Toma como punto de partida -como "mito paraguas"- las creencias sobre el irredentismo o "mito de la independencia", que se apoya en hechos como la resistencia a la conquista romana, la revuelta de Pelayo, el levantamiento de la Junta General del Principado contra las tropas napoleónicas, la revolución de octubre de 1934 y la lucha antifranquista, antes y después de 1939. De todos estos sucesos, las narraciones sobre Pelayo y la batalla de Covadonga son las que alcanzaron mayor potencia simbólica, por el uso que se les dio en la elaboración discursiva de la historia de España y por la incidencia que tuvieron en la propia concepción de lo asturiano. 

Guardado muestra las fases de elaboración del mito covadonguista y las dos funciones que se le adjudicaron: la de relato de los orígenes de la nación asturiana, creado con ese fin en crónicas medievales, y la más reciente y conocida que ve en Covadonga un hito en la construcción del Reino de España, a través de una genealogía que se remonta a la romanización y que se extiende, al hilo de la imposición política de Castilla sobre la mayoría de los reinos peninsulares, hasta el XVIII. 

Discurso hegemónico

La polivalencia del mito de Covadonga constituye una síntesis de los problemas de identidad que afectan a Asturias. La lectura de Nunca vencida deja clara la permanencia histórica de una idea-referente nacional o regional, con unos límites geográficos precisos, que se manifiesta a través de una conciencia de singularidad cultural y en la tendencia, repetida en distintas épocas, a actuar por cuenta propia. Sin embargo, esta conciencia convive con una configuración identitaria que busca la disolución del propio ser, ya sea en España, por medio de la aceptación del provincialismo, o en el mundo, a través del universalismo o el internacionalismo obrero.

En el discurso hegemónico de los libros de historia -un discurso aceptado y difundido y en ocasiones creado por la oligarquía asturiana- Asturias existe en la negación de sí, en el rechazo de sus lenguas y de su pasado histórico, como una entidad subsidiaria y fantasmagórica que se sostiene en la resistencia a la desaparición. 

El análisis riguroso, profundo y detallado que hace Guardado de estas cuestiones se centra en la exposición de los procesos de manipulación y resignificación de la historia que se han ido sucediendo en el tiempo, haciendo posible la conservación del discurso que, aún hoy, sustenta la renuncia a ser, dando la espalda a las interpretaciones históricas del asturianismo cultural y político. El autor deja muy claro, y esto es lo que más le tenemos que agradecer, a quién beneficia la identidad negacionista: no a las clases populares, no a los paisanos y paisanas que, en cada momento de crisis, reaccionaron como un colectivo demostrando saber bien quiénes eran. 

'Nunca vencida. Una historia de la idea de Asturias'

David Guardado

La Fabriquina

26 euros

520 páginas