CRÍTICA

John le Carré: el espía que escribía cartas

Llega a España ‘Un espía privado’, la antología de la correspondencia del creador de George Smiley que editó su propio hijo y que nos acerca a sus amores, pasiones e inquietudes a través de 309 cartas escritas entre 1945 y 2020

Richard Burton y Le Carré en 1965, en el rodaje de ‘El espía que surgió del frío’, la novela que le sacó del espionaje.

Richard Burton y Le Carré en 1965, en el rodaje de ‘El espía que surgió del frío’, la novela que le sacó del espionaje.

José Luis G. Gómez

Quizá un verdadero espía habría quemado toda su correspondencia en sus días finales sin que le temblara el pulso, y así todas esas posibles cartas reveladoras acumuladas tras una vida larga, productiva y oculta habrían terminado en una chimenea; pero aunque David Cornwell fue un espía, sin duda fue más un escritor, y no uno cualquiera sino el maestro de la literatura de espionaje, el autor que elevó un género menor a las alturas de la mejor literatura de su tiempo. David Cornwell fue John le Carré y Un espía privado (Planeta, 2023) es el último regalo que le deja a sus lectores.

Tras la muerte en 2020 del creador de George Smiley y tantos otros espías melancólicos y humanos, su hijo Tim Cornwell comenzó a editar y ordenar la amplísima correspondencia de su padre, un prolífico escritor de cartas, un corresponsal atento con sus amigos y familiares, y un escritor con un enorme interés por contactar con todas aquellas personas que conoció y apreció en una larga vida pública. Un trabajo tan arduo le llevó más de dos años de esfuerzo, cuyo final no pudo ver terminado porque murió poco antes de su publicación original en el Reino Unido el año pasado.

David Cornwell, el más pequeño de lo que parecía una familia feliz pero no lo era. Circa 1935.

David Cornwell, el más pequeño de lo que parecía una familia feliz pero no lo era. Circa 1935. / Archivo

Un espía privado. Las cartas de John le Carré reúne 309 cartas escritas por el novelista entre 1945 y 2020, dirigidas a algo más de 140 destinatarios distintos. Tim Cornwell las agrupó en 24 capítulos temáticos y añadió una cronología sobre su padre al final del libro. Todas las cartas están contextualizadas por su hijo, quizá el mejor guía posible por el mundo de su padre, un hombre público pero discreto, y no faltan en sus anotaciones muchos y muy curiosos detalles, además de bastantes revelaciones íntimas: "Mi padre escribió a mano la mayoría de sus cartas, que normalmente firmaba ‘As ever, David".

En uniforme de gala en un baile con Ann, su primera esposa.

En uniforme de gala en un baile con Ann, su primera esposa. / Archivo

Este volumen tiene aires de pieza complementaria, de guiño final dirigido a los lectores más fieles, y no falta aquí el acompañamiento de numerosas fotografías personales, la gran mayoría de ellas inéditas y tomadas del álbum familiar, además de una curiosa serie de dibujos realizados por el mismo Le Carré. Sin duda, la sensación que ‘Un espía privado’ deja al lector que se acerca a estas páginas es que le han invitado a conocer de forma más cercana a ese escritor del que tanto ha leído pero del que quizá sepa tan poco. Pero hay que recordar que para saber de primera mano sobre la vida de Le Carré es mejor acercarse primero a Volar en círculos (2016), sus memorias sin tapujos –tampoco sería mala idea leer En la corte de Ronnie (2008), ese texto sobre su padre que publicó en The New Yorker y aquí nos llegó en forma de un libro breve pero revelador y duro-.

John le Carré y su media hermana Charlotte Cornwell en 1956.

John le Carré y su media hermana Charlotte Cornwell en 1956. / Archivo

Aunque Tim Cornwell reconoce haber soslayado la correspondencia de su padre con sus numerosas amantes –el autor de ‘El amante ingenuo y sentimental’ sabía de lo que escribía, y de hecho ese libro se basa en la que fue su amante más conocida-, el lector interesado en cotilleos y famosos no se va a sentir decepcionado con un Un espía privado. Entre los más de 140 destinatarios que aparecen en este libro hay nombres tan conocidos como los de Graham Greene, Ian McEwan, William Burroughs, John Banville, Philip Roth, Sydney Pollack, John Boorman, Alec Guinness, Stephen Fry, Hugh Laurie, Pierce Brosnan y Margaret Thatcher, entre muchos otros. De Margaret Thatcher llega a confesar a un amigo que para su propia sorpresa la encontró en cierta forma "admirable" tras conocerla.

Autorretratos del propio Le Carré, quien de joven llegó a plantearse dedicarse a la ilustración, y mantuvo la costumbre de ilustrar sus cartas.

Autorretratos del propio Le Carré, quien de joven llegó a plantearse dedicarse a la ilustración, y mantuvo la costumbre de ilustrar sus cartas. / Archivo

Entre lo que aquí se puede encontrar el lector más fiel a Le Carré quizá sea de mayor interés descubrir su fracaso en la escritura inconclusa de una última novela sobre George Smiley o el proyecto de una obra teatral sobre su padre. También es de enorme interés comprobar sus esfuerzos para recabar documentación, aquí la correspondencia para conseguir información útil para sus novelas es numerosa, y podemos constatar el gran esfuerzo y dedicación que pedía a sus colaboradores y editores –son varias las misivas de despedida a estos últimos, a los que abandonaba en busca de más y mejor ayuda-.

Un espía privado, de John le Carré.

Un espía privado, las cartas de John le Carré. / Planeta

'Un espía privado. Las cartas de John le Carré'

John le Carré

Traducción de Ramón Buenaventura

Planeta

712 páginas

23,90 euros

Y sí, también aparece en Un espía privado una serie de cartas a otros espías –recordemos que Le Carré fue miembro del MI5 y el MI6 británicos-. Así, llama la atención su relación con Nicolas Elliott, la última persona del servicio secreto con la que Kim Philby habló antes de desertar a Moscú, y con el infame general del KGB Oleg Kalugin.

"Recopilar las cartas de mi padre ha sido una tarea fácil; él dejó una enorme reserva de amor, admiración y buena voluntad. Una de las cualidades omnipresentes en sus cartas es su generosidad de espíritu, ya sea dedicada a un autor principiante, ya a un niño de cinco años que le preguntaba cómo hacerse espía", explica Tim Cornwell.

Esa es la intención detrás de esta antología, mostrarnos el lado cálido y cercano de un escritor, y quizá por eso, y porque fue así, la misiva que cierra Un espía privado es un breve y amable correo electrónico de despedida a un editor escrito desde un iPad en el hospital. Sí, Le Carré fue un corresponsal incansable hasta el final.