Opinión | MIRADAS

Cada libro es un mundo

Las editoriales están más o menos ciegas al decidir exactamente la tirada de cada título

Interior de la librería Mitja Mosca, en Badalona

Interior de la librería Mitja Mosca, en Badalona / Manu Mitru

"Cada libro es un mundo". Esta frase se pronuncia en el sector editorial cada día al menos una vez. Y hace referencia a la "alegría" de un editor cuando agota su primera edición. La edición puede estar o no agotada –ya profundizaré sobre ello–, pero lo importante siempre es la tirada, o sea el número de ejemplares que se han impreso por vez primera. Lo que llamamos primera edición. Porque no es lo mismo agotar 700 ejemplares que 50.000, obviamente. Y en nuestro espacio cultural e industrial se hacen tiradas desde 500 ejemplares hasta 150.000 y más. ¿Cómo y por qué hay tiradas tan diferentes en un mismo país para un mismo número de puntos de venta y librerías online?

Como no hay una “varita mágica” que nos proporcione la certeza de las ventas de cada título, se toman diferentes decisiones, en función del autor, del sello editorial en el que se publica, de la temática de la novela, de la fuerza de la poesía, del potencial en publicidad que gastaremos, o no, para promocionar el libro. Hay mucho que depende de las cifras de venta del libro anterior del autor o similares, y mucho también de intuición. Del momento, del mes, de la época.

A mayor cantidad de libros en la primera tirada, menor coste unitario por ejemplar. Pero es un peligro si la primera tirada no se vende, porque habrás perdido dinero nada más empezar. De nada sirve llenar las librerías con un título que –nunca sabemos por qué y cuanto se va a vender– compra poca gente y que no resulta ser aquel título maravilloso que pensábamos que nos iba a salvar la facturación del mes… o del año.

Venta real

Entonces... ¿los editores están perdidos? Sí. La respuesta correcta siempre es sí. Aunque en 2023 ya todo el sector, sea por vía directa a través de la editorial o indirecta a través de su distribuidor, tiene acceso a los datos de venta real de un título. Digo venta real porque me refiero a los libros que han pasado por la caja. No confundir con los que las librerías han pedido en función sus “sus” expectativas. Si no los venden, los devuelven.

No se vende un libro por muchos que la editorial haya facturado. Esos son libros de venta posible, ya que el comprador potencial los tiene delante cuando visita o pasea por una librería, pero nada más. Con las herramientas de medición actuales, nuestras editoriales tienen mayor y mejor información de la realidad, pero con eso no basta.

Con las herramientas de medición actuales, nuestras editoriales tienen mayor y mejor información de la realidad, pero con eso no basta

En general, si hablamos de un autor con un público lector constatado, el editor se basa en la tirada y en sucesivas reimpresiones, o no, de su anterior libro. Digamos que lo tiene menos difícil, pero ningún autor vende siempre los mismos ejemplares de toda su obra, porque trata temas diferentes, en momentos puntuales que pueden ser tendencia o no. Hay muchas variables incontrolables. La base mínima sí la tiene el editor, pero hay títulos del mismo autor que han vendido, y no miento, 50.000 ejemplares más y menos de una obra que de otra. Y de ahí hacía arriba o abajo.

En general, se tira a la baja. Preferimos reimprimir a tener devoluciones. ¿Eso es ideal? Tampoco. Porque si vamos a la baja en un sector con tantos puntos de venta, no tendremos visibilidad ante el público al que destinábamos ese libro. Y eso es la muerte. Es devolución segura y se pierde facturación, se vende menos o casi nada y entramos en una espiral difícil de romper.

Por lo tanto, debo concluir tal como he comenzado: las editoriales están más o menos ciegas al decidir exactamente la tirada. A este tema le dedicaré otros artículos porque hay ejemplos muy significativos interesantes y divertidos para compartir.