'La sastrería de Scaramuzzelli'

He venido a hablar de mi libro: Guillermo Borao

Escribí mi ópera prima con la ilusión de que fuera un libro especial; que sirviera de entretenimiento, pero que, ya concluido, el lector reflexionara sobre el juego en el que se había adentrado, mezcla de realismo mágico y fábula con una moraleja

El periodista y escritor Guillermo Borao

El periodista y escritor Guillermo Borao / EPE

Guillermo Borao

Uno de mis personajes, el fabricante de tejidos Joseph Langhorne, le dice a su mujer con pesimismo que "de las infinitas posibilidades que nos da la vida, tenemos que elegir una sola, y no es siempre la más sencilla. Yo, simplemente, he escogido la más auténtica".

A menudo pienso en esa dificultad de decidir entre los miles de títulos de una librería. Ojalá todos acabaran conviviendo por méritos en el mismo estante, ojalá el peso de los libros se correspondiera con el peso de las palabras. Pero el gramaje del papel no revela el tipo de historia y el lector debe confiar en el instinto, el marketing o el azar para hallar su "media novela".

Escribí mi ópera prima con la ilusión de que fuera ese libro especial; que sirviera de entretenimiento, pero que, ya concluido, el lector reflexionara sobre el juego en el que se había adentrado, mezcla de realismo mágico y fábula con una moraleja: que los padres hacen lo imposible por darle un futuro a su hijo. 

Comienza con la aparición de un sastre enigmático en Tonleystone, cumpliéndose la profecía que Langhorne le cuenta antes de morir a su pequeño William: "Algún día llegará al pueblo alguien que lo cambiará todo". ¿Pero es Barros Scaramuzzelli, al traer la alta costura, esa persona? Esta es la pregunta que resuena en las cuatro partes del relato, que sigue una estructura lineal con un recurso teatral en el primer acto: el sol es el foco que presenta a un personaje en cada capítulo y lo ilumina mientras se cuenta una historia de su pasado relacionada con el protagonista.

Por esta pretensión de cuento, no hay ninguna fecha ni ubicación exacta, aunque podemos situarnos en un pueblo conectado con Londres por un sendero entre 1875 y 1914. Tonleystone es un reflejo macondiano de Inglaterra, un lugar boyante, protegido de las desdichas por un "ejército de robles", en el que sus habitantes sucumben al poder y a las apariencias, y representan una función sobre lucha de clases a través de la ropa.

Estos tejidos actúan como un velo que nos cubre los ojos mientras la verdadera historia transcurre, difuminada, en una habitación que nos planteará dudas e insinuará certezas, como que el destino está escrito y que nada podrá evitarlo. Sin embargo, y le robo los versos a Jorge Pozo Soriano, "buscamos el remedio contra todo indicio de dolor, contra la ausencia de propósitos, contra la febrícula que nos alcanza tras lo injusto", y en este caso también hay una enfermedad con las fauces abiertas y un padre que jamás perderá la esperanza.

Tal vez esta desgracia sea lo único maquillado y, por lo tanto, menos puro, en estas páginas que esconden varios de los pasajes más importantes de mi vida, mis periplos en otro país, mis inquietudes, mi niñez, mi apuesta por el amor romántico, la relación con mi familia y mi obligación de educar a mis hijos como a mí me educaron: instruyéndome en el respeto, la diversidad y la confianza de que todos somos iguales. Espero que ellos, y los lectores, puedan en esta obra de casi seis años de trabajo -y regreso a Pozo Soriano- "ver incierto todo lo que nos venden como auténtico y trasladar la duda a la sangre".

'La sastrería de Scaramuzzelli'

Guillermo Borao

Roca Libros 

348 páginas

19,90 euros