ENTREVISTA

Pere Gimferrer: "No confundamos la literatura con la industria editorial"

A sus 77 años, acaba de recibir el homenaje de la profesión en Liber por su labor como editor y está a punto de publicar un nuevo poemario, 'Tristissima noctis imago'

Pere Gimferrer, fotografiado en la puerta del edificio del Grupo Planeta en Barcelona

Pere Gimferrer, fotografiado en la puerta del edificio del Grupo Planeta en Barcelona / Elisenda Pons

Inés Martín Rodrigo

Inés Martín Rodrigo

Dice Pere Gimferrer (Barcelona, 1945) que es "un hombre bastante nervioso, pero que muy pocas veces se altera". Su voz, entre aguda y monocorde, es la de la experiencia y, sin embargo, sigue siendo, en su corazón de poeta, rebelde y vital, pero de ritmo contenido, uno de los novísimos que señalara, sin ungirlos, José María Castellet. De aquello han pasado ya cincuenta y dos años, durante los que Gimferrer ha vivido entregado a la literatura, al arte, en realidad, en todas sus formas.

En su juventud, pensó en ser cineasta, ya que le apasionaba el celuloide -sigue vibrando al hablar de él-, pero se decantó por los libros, teniendo claro, eso sí, que nunca viviría de ellos. Desde entonces, ha escrito tanto, y con tanta sapiencia, sobre todo poética, que es difícil escribir sobre él sin caer en el tópico, un concepto en las antípodas de lo que es, pues nadie hay como Gimferrer.

Tras recibir el homenaje de la profesión en la última edición de la feria Liber por su labor como editor -ostenta el cargo de director literario de Seix Barral-, está a punto de publicar un nuevo poemario, Tristissima noctis imago (Fundación José Manuel Lara), que llegará a las librerías el próximo 9 de noviembre.

P. ¿Con quién se lleva mejor: con el Gimferrer editor, con el poeta, con el narrador…?

R. El editor es otra cara del narrador y del poeta. Yo estudié Derecho y Filosofía y Letras y, a primera vista, nunca pensé en vivir de los libros. Lo que yo escribo no es para vivir de ello. Esto no es ni bueno ni malo, es así: hay libros de los que uno puede vivir, pero el tipo de literatura que hago yo no es para vivir de ella. En aquel momento, en mi primera juventud, tenía ejemplos muy claros de escritores importantes que se habían dedicado al mundo de la edición: Pavese, Gabriel Ferrater, Eliot...

P. La del editor es una figura que yo defiendo con entusiasmo, pese a que ahora parece menospreciarse y minusvalorarse.

R. Lo que ocurre es que la función del director literario ha variado mucho, y se ha dado este nombre a personas que tenían en la práctica atribuciones distintas. Lo que nunca ha ocurrido es que se confunda al director literario con el director general. En otras palabras, el director literario no es quien responde de la cuenta de resultados.

P. Es el que responde de la calidad.

R. Sí, pero esto no es lo mismo. La cuenta de resultados o el cumplimiento de un presupuesto no son materia del director literario.

P. En la poesía, usted se siente deudor de Alberti, Aleixandre, Dámaso Alonso, Octavio Paz, Emilio García Gómez, Martín de Riquer… ¿Piensa alguna vez en que habrá, también, quien se sienta en deuda con usted?

R. Me temo que me consta en algunos casos, pero no sé si por la tarea editorial o por la obra literaria. No solamente sé que existen, sino que tienen nombres y apellidos y los conozco, pero no soy yo quien debe nombrarlos, lo han hecho ellos cuando han creído que debían hacerlo.

P. Sus principales influencias, y me refiero a su obra literaria, son Dante, Virgilio, Shakespeare, Rubén Darío, Garcilaso, Juan Ramón…

R. Sí, Ovidio, Góngora…

P. La Generación del 27, Unamuno…

R. Sí, pero Unamuno no sólo como poeta, todo en su conjunto.

"Lo que yo escribo no es para vivir de ello"

P. ¿Y quiénes son las influencias de un joven que empieza ahora a escribir?

R. El futuro de la literatura no está en ninguno de estos nombres, sino en un lector joven y anónimo que lee a cualquiera de ellos o a cualquier otro autor que le interesa.

P. Pero, ¿en qué consiste la literatura? Y sé que es una pregunta compleja…

R. Bueno, sé en qué consiste y también en qué no consiste. Desde luego, no consiste nunca en contar un argumento, en esto sí que no. Pero digamos que la literatura consiste en cierta forma de disponer las palabras en la forma de narrar. En este sentido, sería parecido al cine, arte narrativa, pero no forzosamente por lo que cuentas, sino por la forma de contarlo.

P. ¿A usted la poesía le ha permitido descifrar el mundo, al menos su mundo?

R. Bueno, la poesía consiste en que, en el momento en que escribes el poema, creas y, al mismo tiempo, separas del resto del curso del tiempo un instante, e intentas profundizar en este instante mediante la palabra. Esta forma de, digamos, conocimiento no es previa al poema y no existiría sin el poema, suponiendo que el poema esté elaborado, claro.

P. ¿Qué es lo primero que se le debe pedir a un poema?

R. Las palabras, las palabras, las palabras. Hay una anécdota muy curiosa, Ravel le dijo a Mallarmé: “Quiero escribir poemas, pero me faltan ideas”. Y Mallarmé le dijo: “No, no, no se hacen con ideas, los poemas se hacen con palabras”.

"El futuro de la literatura está en un lector joven y anónimo que lee a cualquier autor que le interesa"

P. ¿Y a un poeta qué se le debe pedir? Y se lo pregunto siendo consciente de que el mundo siempre es convulso, es absurdo decir que ahora vivimos tiempos más convulsos que hace un siglo, por ejemplo.

R. A un poeta, que escriba poemas buenos, los cuales, si lo son, en una forma oblicua, dirán algo sobre estos tiempos, o en una forma directa, según el caso. Como ha dicho usted, ¿de verdad son más tiempos convulsos estos que otros que con la distancia parecen una materia como de caleidoscopio o de diorama de linterna mágica? Otra cosa es vivirlos. Estos tiempos no son más convulsos que otros de épocas recientes o de épocas muy antiguas. Lo que es distinto es que nuestra perspectiva no es la misma.

P. La clave quizás sea no mirar el pasado con los ojos del presente.

R. Bueno, yo a veces he dicho en algún poema mío que he hecho del pasado mi presente y he hecho del presente mi pasado. Es un juego de palabras, pero no le falta verdad si hablamos de la poesía. El presente puede ser visto como pasado y el pasado puede ser visto como presente. Y es muy fácil, ante cualquier situación convulsa, cortar un paralelo dentro de uno mismo o bien fuera y en otro momento, país o época.

P. Hablando de eso mismo, del tiempo transcurrido, y con sus innumerables lecturas, películas, con la suma de los años, ¿cómo se ve usted ahora en la vida?

R. Esta parte de mí no ha cambiado. Es decir, el día que cambie consideraré que yo dejo de ser yo. Esta parte de mí no puede cambiar respecto al momento en que empecé a leer o empecé a ver cine o empecé a ver pintura o cualquier otro arte. Si esto desaparece, yo ya no soy yo, lo cual puede ocurrir.

P. ¿Puede ocurrir?

R. Bueno, algunos dicen que ha ocurrido algunas veces, no estoy seguro.

P. Porque, si deja de ser usted, ¿quién sería?

R. La misma persona, pero no el mismo escritor o editor o espectador o lector.

"La cuenta de resultados o el cumplimiento de un presupuesto no son materia del director literario"

P. Lo que está claro es que la literatura ha sido, es y será su vida.

R. Sí, pero una cosa que dijo Jaime Gil de Biedma cuando dejó, en apariencia, al menos, de escribir: al fin y al cabo, por qué escribir, al fin y al cabo lo normal es leer. Pero leer conduce, y él lo sabía, sin duda, a un impulso imitativo de lo que lees.

P. Pero ese impulso imitativo no es siempre literatura.

R. Bueno, depende, puede conducirte a escribir literatura tuya, no literatura de imitación.

P. ¿Y las imitaciones son siempre malas?

R. No, no, en absoluto. Es muy buena la que hizo Góngora de Ovidio, o la que creyó hacer. 

P. Así las cosas, tal y como están ahora, que es, por otra parte, como siempre lo han estado, ¿tiene sentido seguir escribiendo? Le traslado esta pregunta que yo, últimamente, me hago a diario.

R. Esta pregunta no tiene mucho que ver con que los tiempos sean convulsos, tiene que ver con si la gente deja de leer. La gente no deja de leer, en los términos absolutos y en los términos relativos, no deja de leer. Basta con saber que la venta de libros, al menos la que yo conozco, ha aumentado, no ha disminuido. Esto no es nuevo, ha ocurrido muchas veces en épocas de crisis económicas o de guerras. Y hay otra cosa: no confundamos la literatura ni con la industria editorial ni con el soporte. La gente tiene la idea de que la lectura sobre papel significa una revolución comparable con la de la imprenta respecto al manuscrito. No es así. Lo que hay en el manuscrito, lo que hay en el papel impreso y lo que hay en el soporte digital muchas veces es el mismo tipo de texto. El soporte es algo accidental. Lo que ocurre es que la subida del mercado librero se nota más por ahora en el papel que en el soporte electrónico, pero da igual, estamos hablando del texto, no de su soporte.

P. En ese sentido, ¿es la poesía universal?

R. En un sentido, es difícil que lo sea completamente, porque no es uniforme idiomáticamente. En otro sentido, Goethe decía que sólo la alta poesía es traducible. Y hablando de la novela hay autores como Dostoievski o Balzac que en sus ámbitos lingüísticos se considera que escribían mal, pero algo hay en ellos que sobrevive. Hay algo que sobrevive a las peores copias y a las peores traducciones. A Alberti le gustaba comprar y leer libros en idiomas que no entendía, porque siempre le quedaba algo. Esto en gran parte es verdad, igual que puedes leer un libro mal traducido y te queda algo.

"A un poeta se le debe pedir que escriba poemas buenos, los cuales, si lo son, dirán algo sobre estos tiempos"

P. Ahora que ha citado a Alberti, recuerdo que Cernuda le decía a usted: “Qué pocos hombres que admirar te quedan…”. ¿Usted siente que se está quedando sin interlocutores?

R. Sí y no. Javier Marías, por ejemplo, aunque intermitentemente, siempre fue un interlocutor, tengo cartas suyas casi de cada año de nuestras vidas. Pero, con personas vivas… La búsqueda de un interlocutor no depende siempre de la lectura, depende de otras cosas. Interlocutores siempre los hay. No es lo mismo, sin embargo, que el interlocutor sea de varias generaciones anteriores a la tuya, que sea de la tuya propia o que sea de generaciones posteriores. Ahora estoy en una situación intermedia en que quedan pocos, pero algunos, de generaciones anteriores a la mía, algunos, digamos que bastantes, de la mía propia, y algunos, digamos que bastantes, de las siguientes.

P. Antes ha mencionado a Jaime Gil de Biedma, y justo ayer volví a leer su poema Canción de aniversario.

R. Bueno, es un poema muy triste, eh.

P. No tanto… a mí no me parece tan triste.

R. Es ambiguo, aquello era agridulce.

P. Bueno, pero la vida es agridulce… El caso es que leía esos versos y me acordaba de la polémica más reciente en la que se vio envuelto Gil de Biedma. Lo que me lleva a preguntarle: ¿es posible separar al autor de su obra?

R. No sé. La prueba de esto, en contra, está en la propia poesía de Jaime, Contra Jaime Gil de Biedma, después de la muerte de Jaime Gil de Biedma. O bien, un escritor muy distinto, Borges decía: “Al otro, a Borges, es a quien se le ocurren las cosas”. Un autor al que no cito a gusto, porque no tenía buena relación con él en mis últimos tiempos, Juan Ferrater, dijo que el tema de la obra de Gil de Biedma, y tenía razón en eso, era su propio personaje fantasmal.

P. Si no lo recuerdo mal, Gil de Biedma siempre dijo que él lo que quería era ser poema.

R. Generalmente, cuando se escribe un poema surge un personaje distinto de ti, el autor del poema, que siempre está por encima de ti. El personaje que se manifiesta como autor del poema está por encima, por definición, del personaje que escribe el poema en la vida real. Esto es fácil entenderlo, aunque no se explica con palabras muy fáciles. El autor de los textos es distinto, por definición superior, a la persona que los crea.

P. Tal vez lo que sucede ahora es que estamos demasiado supeditados a lo políticamente correcto.

R. Yo procuro no estar pendiente de eso, que además no es nada nuevo. Si quiere una frase de un autor clásico del todo incorrecta a la vez que del todo brutalmente sincera es de una carta de Cicerón a su amigo Ático: “No olvides nunca, Ático, que nuestro ejército son los hombres ricos”. No puede haber nada políticamente más incorrecto.

"Leer conduce a un impulso imitativo de lo que lees"

P. Por cierto, ¿renunció definitivamente a escribir sus memorias?

R. Escribí parte de ellas, están en borrador, pero no están terminadas y no creo que las termine, ando en otras cosas. La parte escrita es poco legible, hay muchos blancos que responden a fragmentos que yo sabía que iba a insertar ahí.

P. Pero en su momento dijo que querría que se publicaran después de su muerte y que no estarían exentas de ajustes de cuentas…

R. Esto podría haber sido verdad si las hubiera terminado, pero al final decidí dejarlas en suspenso.

P. Imagine que, tras su muerte, se publicaran sin su consentimiento… ¿Qué le parecería?

R. No, no podrían porque no se entiende la letra (ríe).

P. Alguna vez ha dicho: “Soy excéntrico y teatral como mi abuelo, pero lo mío no es deliberado, es connatural”.

R. Lo suyo no lo sé, dada la diferencia de edad no puedo adivinar qué parte era deliberada y qué parte era connatural.

P. ¿Y de qué le ha salvado esa excentricidad y esa teatralidad?

R. Teatralidad no sé, excentricidad… Hay una frase que, porque es muy halagadora para mí, prefiero no repetirla, y aparece en las cartas de Salinas. La primera vez que me ve, dice que aún no sabe si estoy haciendo una tarea seria o soy un irresponsable total. Y una de las últimas veces que me cita dice: “Una vez supera estas para él enormes dificultades, como elegir un plato de una comida, es una de las personas más -no digo los adjetivos- que tenemos en esta península”.

P. Con Stendhal abundó en su pasión por Italia. Imagino que está al tanto de los resultados de las elecciones…

R. Sí, pero esto no me sorprende nada y no es muy nuevo. Estuve por primera vez en Italia en el año 81. En aquel entonces, los libros de D'Annunzio se vendían al más bajo precio posible. Estuve hace unos años, en el año 2009, a ver el Vittoriale, y las colas para verlo daban la vuelta. Hay que decir, sin embargo, que D'Annunzio tuvo muchas discrepancias con Mussolini. No quiero decir con eso que los votantes hayan leído a  D'Annunzio, ni siquiera que  D'Annunzio sea exactamente el ideólogo de Mussolini, porque tampoco lo era, era un hombre a quien tenía respeto y cierto temor, pero no era su ideólogo. No me sorprende porque ha habido fascismo disfrazado muchas veces, y no me refiero a los partidos abiertamente noefascistas. Había una parte de fascismo populista en Forza Italia. Ahora ya es difícil saber el componente de cada cosa, pero no me sorprende particularmente, y no es un fenómeno únicamente de Italia.

"Lo de Italia no me sorprende, ha habido fascismo disfrazado muchas veces. Y no es un fenómeno únicamente de Italia"

P. ¿Otro fantasma recorre de nuevo Europa?

R. No, a tanto como eso no llegamos. La definición de fascismo que da Dimitrov es, más o menos: actuación terrorista abierta de los sectores más reaccionarios y servilistas del capital financiero. Esta definición, aplicada a Hitler, es cierta. ¿Se puede aplicar por igual a cualquier manifestación populista de derechas o reaccionaria? No estoy seguro. Lo de Italia no me sorprende particularmente, no más que en su día la ascensión de Forza Italia.

P. ¿Usted sigue teniendo fe en la palabra?

R. ¿En qué sentido?

P. Me refiero a la palabra escrita.

R. La palabra escrita o no escrita, pero con intención literaria… ¿Quiere decir eso?

P. Sí.

R. Sí, claro que la tengo. Por otra parte, es difícil escribir si no crees en la palabra. Bueno, sí, se puede escribir, pero entonces se nota un poco.

P. Un poco no, se nota mucho…

R. (Ríe) Sí…

P. ¿Y el Cervantes?

R. ¿El Cervantes? ¿Qué le pasa al Cervantes? ¿A Miguel de Cervantes?

P. No, al premio.

R. Pues ahí está, ¿no? La mayoría de escritores a los que se lo han dado son escritores con los que yo tengo buena relación como lector.

P. ¿Y cómo es que el jurado aún no se ha acordado de usted?

R. Bueno, pueden acordarse estos y otros también. Se han acordado muchos, tengo bastantes premios a mi trayectoria. En el caso del Cervantes o del Nobel es más visible por razones de resonancia.

P. Para terminar, recomiéndeme algo que haya leído recientemente.

R. Los Cuentos completos de Chéjov, en la edición de Páginas de Espuma, cuatro mil páginas; la relectura de La náusea, de Sartre, y Tomás Nevinson, de Marías.

P. Muchas gracias, señor Gimferrer.

R. A usted.

'Tristissima noctis imago'

Pere Gimferrer

Fundación José Manuel Lara. Colección Vandalia.

Epílogo de José Luis Rey.

104 páginas.

14 euros.

Fecha de publicación: 9 de noviembre.