La era del Metaverso (9)

Los mundos virtuales ya existen no solo para ser visitados, sino también habitados

Un mundo expandido, híbrido entre realidad, realidad mixta y realidad virtual, abre camino al Metaverso

El Metaverso nos abre a nuevos mundos habitados.

El Metaverso nos abre a nuevos mundos habitados. / A. Sacristán.

ALEJANDRO SACRISTÁN (Enviado Especial)

Una exposición explica en Madrid cómo lo real y lo virtual se están solapando en el camino hacia el Metaverso. Sugiere respuestas a lo que significa migrar nuestra identidad a un espacio donde no existe la corporeidad, sujeto a normas y códigos de ciudadanía digital que todavía no se han escrito. Esta visión futurista se puede visitar hasta el 5 de mayo del 2024.

‘Mundo expandido. Entre lo físico y lo virtual’ es la exposición que pretende mostrar el grado del actual solapamiento del mundo real y el mundo virtual en el camino hacia el Metaverso. Se podrá visitar y experimentar esa hibridación de lo real y lo virtual en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid de manera gratuita hasta el 5 de mayo de 2024. La exposición es muy didáctica y está orientada al gran público, especialmente a los escolares y el ciudadano medio, con un programa muy amplio de actividades en paralelo.

Fundación Telefónica pretende con ella explicar al público generalista cómo vamos a vivir en un mundo expandido donde Internet y lo virtual nos rodearán y donde desarrollaremos una nueva identidad digital, o identidades. Y los posibles retos y consecuencias que afrontamos en este proceso de convergencia de tecnologías para llegar a un Metaverso inteligente que lo está cambiando todo, otra vez.

Claves del recorrido

Para dar con las claves y la mejor explicación se recurre a un discurso sencillo con varias lecturas: es una exposición con un hilo narrativo que parte de la invención de la perspectiva en el Renacimiento y los rudimentos tecnológicos que nos abrieron, ya en el siglo XIX, a la inmersión y la recreación de la realidad y lo imaginario, en tres dimensiones.

En un segundo nivel, engarzado con el hilo de la muestra, son las distintas propuestas artísticas las encargadas de profundizar los principales aspectos de este cambio de paradigma: “por primera vez en la historia abandonamos el mundo físico para vivir en una realidad híbrida, un mundo expandido”, en palabras de una de las comisarias, María Brancós, responsable de exposiciones de Fundación Telefónica.

María Brancós nos remite a una percepción, casi una sensación, de que “vivimos una mezcla de asombro, de perplejidad, de estar abrumados frente al Metaverso”, un marco futuro de retos y oportunidades con sus implicaciones sociales, legales, económicas, en la educación.

Vidas paralelas

“La exposición pretende identificar esos temas a partir de los cuales podemos reflexionar sobre esos mundos virtuales, e híbridos, sobre el Metaverso”. Por primera vez en la historia de la humanidad, dicen los responsables de la muestra “la pulsión por generar mundos simulados ha culminado en la posibilidad de abandonar nuestro medio natural y vivir inmersos en uno distinto”. 

La muestra en el Espacio Fundación Telefónica pretende dar respuestas a preguntas como: ¿Qué puede significar migrar nuestra identidad a un espacio donde no existe la corporeidad? ¿Qué impacto puede tener sobre la sociedad formar parte de una comunidad que habita entre lo físico y lo virtual? ¿Qué normas y códigos deben regular la ciudadanía digital?

Evolución hacia un internet más experiencial y sensorial.

Evolución hacia un internet más experiencial y sensorial. / Mediateca Fundación Telefónica.

Una realidad híbrida 

10.000 ciudades en movimientoMarc Lee

Se proyecta un videomapping sobre elementos poliédricos dispuestos en el espacio, que recrea los edificios de una urbe contemporánea, un punto geográfico seleccionado por el visitante. En la proyección se superponen datos obtenidos en tiempo real en redes sociales con las imágenes urbanas. La obra nos invita a imaginar cómo podría ser el internet inmersivo del futuro.  

La revolución inmersiva 

Hace años, en 2008, escribí en este mismo medio que, a la luz de la evolución de las artes plásticas, la realidad virtual culmina el ideal ilusionista de la perspectiva geométrica introducida en el Renacimiento. Y no sólo se alude a ella como técnica sino también como concepto. En ese sentido y como también remarcó el artista Solimán López, presente en la muestra, habría que remontarse incluso al arte paleolítico, Altamira, Lascaux: donde las imágenes tenían poder e influencia sobre la realidad y los humanos también constituían un espacio de inmersión en lo virtual para después regresar al mundo real, de la caza y la vida en las cavernas.

Habitados hoy

Pero la realidad virtual va más allá, decíamos ayer, en los años de su primera explosión, los años 90. Con la Realidad Virtual hablamos de mundos fuera del marco, fuera del encuadre. Mundos infinitos. Mundos para ser visitados hoy, y habitados mañana, decía. Ahora ya creamos mundos para ser habitados. En realidad, es lo que siempre dije a los diseñadores y programadores de mundos virtuales: tened en cuenta que creamos mundos para ser habitados. Sólo que ya en 2023 se pueden empezar a habitar efectivamente. Y además ya vivimos en una realidad expandida, en un mundo híbrido expandido.

El artista digital, con la Realidad Virtual, aspira a construir otras realidades, da continuidad a la imagen escena del teatro griego y acompaña a la vieja aspiración de duplicar la realidad o inventar otra a la que mudarse – los Paraísos Artificiales de Baudelaire. Esta cuestión, desde luego, está presente en la exposición comisariada por el equipo de Fundación Telefónica, María Brancós, Marta Banach y Alejandro Sánchez.

La exposición permite un recorrido por reproducciones y objetos históricos técnicos de los siglos XVIII y XIX que exploran el fenómeno de la visión en tres dimensiones (estereoscopía) y la inmersión.

La exposición permite un recorrido por reproducciones y objetos históricos técnicos de los siglos XVIII y XIX que exploran el fenómeno de la visión en tres dimensiones (estereoscopía) y la inmersión. / Mediateca Fundación Telefónica.

Perspectiva renacentista

Filippo Brunelleschi

En esta parte histórica de la exposición tiene cabida también un recorrido por reproducciones y objetos históricos técnicos de los siglos XVIII y XIX que exploran el fenómeno de la visión en tres dimensiones (estereoscopía) y la inmersión, como la caja óptica, el diorama, el panorama y las cámaras y visores estereoscópicos, entre otros.

Destacan especialmente veinte piezas cedidas por el coleccionista Jesús Fernández (FOTICOS Collection). Se echa de menos en la parte retrospectiva, quizá, una autorreferencia a la larguísima aportación de Fundación Telefónica al situarse como espacio pionero e impulsor de la Realidad Virtual, el ciberespacio y el metaverso, desde finales de los 80, tanto en cuanto territorio conceptual como práctico, sobre todo en la intersección arte y tecnología. Materia para otro artículo sobre la construcción del Metaverso.

Construyendo otro mundo, atravesando la pantalla

Construyendo otros mundos, los mundos virtuales, creadores de videojuegos, de espacios virtuales masivos y persistentes, recrean experiencias colectivas e interactivas en tiempo real.

Durante décadas han sido planteadas cuestiones “en torno a la migración de nuestra identidad a un espacio donde no existe la corporeidad, el impacto que puede tener sobre la sociedad formar parte de una comunidad que habita entre lo físico y lo virtual; retos e inquietudes que invitan a la reflexión sobre las normas y códigos éticos que deben regular la ciudadanía digital”.

Y en esta exposición se recogen y exponen o exhiben mayormente algunas de las creaciones realizadas en esta última década. Undream (2018) de Sabrina Ratté, Seamless (2017) de Theo Triantafyllidis y Signals (2017) de Nicolas Sassoon y Rick Silva.  

Destaca también la instalación interactiva Augmented Reflections de las artistas Johanna Jaskowska e Ines Alpha —en la que muestran cómo los filtros de realidad aumentada alteran la imagen de las personas, dando lugar a nuevos estándares de belleza. Jaskowska espera del Metaverso “ser sorprendida por esta tecnología que nos puede llevar a otras realidades muy locas, divertidas, de imaginación y dar lugar a otras ideas y reflexiones”.

Instalaciones interactivas

Nos sumergimos en lo virtual a través de instalaciones interactivas como Virtual Mob (2015) del artista coreano Seonghoon Ban, en la que el usuario se posiciona frente a un mundo virtual y en medio de una celebración colectiva, un baile, se incardina en uno de los avatares y transmite sus movimientos, desde el mundo real, al mundo virtual, en compañía de otros avatares.  

Bounding Box (2019) de Solimán López, nos plantea muchas reflexiones y en particular los caminos de ida y vuelta, entre el mundo real y el virtual, y la fusión de estos en una realidad mixta. En los dos extremos del continuo de lo que percibimos y experimentamos se sitúa la realidad y la realidad virtual. Pero de todo lo que hay en medio, las realidades mixtas ocupan la mayoría del continuo.

Y por ahí navega Solimán. Con sistemas de captura óptica, presenta una instalación donde el visitante se introduce en una estructura que permite visualizar el cuerpo humano capturado al interior de espacios artificiales de datos inteligentes generados por algoritmos que interpretan los movimientos. Dentro de ese mar de datos, se hace visible, se visualiza, en las pantallas que rodean al usuario, el cuerpo humano, la presencia humana se materializa, en ese mundo artificial que le es ajeno.

El Metaverso será un nuevo espacio para la humanidad.

El Metaverso será un nuevo espacio para la humanidad. / Mediateca Fundación Telefónica.

Nuevo espacio para la humanidad

Completamente oportuna es pues la presentación del vídeo de Tuvalu Metaverse (2022), la nación del Pacífico que está creando una versión de sí misma en el metaverso, como un gemelo digital, para preservar su patrimonio y su legado cultural y natural, ante la amenaza de desaparición por la subida del nivel del mar. 

Recientemente Australia ha firmado un acuerdo con el gobierno de Tuvalu para ir acogiendo en su territorio a los habitantes de Tuvalu que tengan que abandonar sus tierras hasta que queden definitivamente sumergidas. Entonces sólo quedará el patrimonio virtual y seguramente, su soberanía sobre las aguas territoriales de Tuvalu.

Comunidades virtuales

En la exposición, en Metaverse Landscapes (2023), el artista Simon Denny presenta una serie de pinturas al óleo que reproducen pantallazos de plataformas de metaverso donde se venden solares virtuales, con las cuales indaga sobre el uso y la compra del espacio virtual y las limitaciones que recrea, similares a las del mundo real, la especulación ciber inmobiliaria (virtual state).

Antes de que se termine de crear ese mundo expandido, en estos primeros entornos de comunidades virtuales podemos experimentar nuevos modelos socioeconómicos sostenibles de la forma más real posible y visualizar propiedades emergentes en estos entornos complejos, difícil de explicitar en el mundo físico.

Y pensar en un metaverso que sirva para experimentar modelos socioeconómicos, experienciales y que sirvan de referencia a la sociedad para afrontar los cambios presentes y venideros.  

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