Ecología animal

Polémica científica sobre cómo afecta el clima al declive de los insectos

Su disminución no es tan pronunciada como se había dicho y no se debe solo a los cambios de temperatura

Se ha observado una disminución alarmante de la población y la biomasa de los insectos en muchas partes del mundo.

Se ha observado una disminución alarmante de la población y la biomasa de los insectos en muchas partes del mundo. / Rebekka D en Pixabay.

EMF/Redacción T21

Un nuevo estudio ha confirmado el impacto climático en el declive de los insectos, pero matiza investigaciones anteriores: el uso del suelo o la calidad del hábitat también son importantes. Concluye que la tendencia al descenso de la biomasa de los insectos no es tan pronunciada ni uniforme como se había sugerido. Polémica.

Los insectos son una parte esencial de la biodiversidad y cumplen funciones vitales para los ecosistemas, como la polinización, el control de plagas o el reciclaje de nutrientes.

Sin embargo, en las últimas décadas se ha observado una disminución alarmante de la población y la biomasa de los insectos en muchas partes del mundo, lo que podría tener catastróficas consecuencias para el medio ambiente, la biodiversidad, la alimentación y la economía.

Las causas de este fenómeno son complejas y multifactoriales, e incluyen factores como la pérdida y fragmentación del hábitat, el uso de pesticidas, la contaminación, las especies invasoras o el cambio climático.

Sin embargo, algunos de estos factores y sus interacciones aún no están del todo claros, y se requiere más investigación para comprender mejor el problema y buscar soluciones.

Impacto meteorológico

Un estudio publicado ahora en la revista Nature ha analizado el papel del clima en el declive de los insectos, utilizando datos de 34 años de capturas de insectos voladores en Alemania.

Los autores del estudio, liderados por el ecólogo Jörg Müller, de la Universidad de Würzburg, observaron que las condiciones meteorológicas tienen un gran impacto en la variabilidad anual de la biomasa de los insectos, y que en los años posteriores a 2005 predominaron las condiciones desfavorables para los insectos.

Según el estudio, los insectos sufren especialmente cuando los inviernos son demasiado cálidos y secos, lo que afecta a su supervivencia y reproducción, y cuando los veranos son demasiado húmedos, lo que reduce su actividad y disponibilidad de recursos.

Estas condiciones climáticas extremas se han vuelto más frecuentes en las últimas décadas debido al cambio climático, lo que podría explicar en parte el descenso observado en la biomasa de los insectos.

Variables importantes

El estudio también muestra que la influencia del clima varía según el tipo de hábitat y el grupo de insectos. Por ejemplo, los insectos que viven en zonas agrícolas son más sensibles a las sequías invernales que los que viven en zonas naturales o semi-naturales, mientras que los insectos acuáticos o semi-acuáticos son más resistentes a las lluvias estivales que los terrestres.

Asimismo, los insectos con ciclos de vida más cortos o con mayor capacidad de dispersión son más capaces de adaptarse a las fluctuaciones climáticas que los que tienen ciclos más largos o menor movilidad.

Los autores del estudio reconocen que el clima no es el único factor que afecta al declive de los insectos, y que otros factores como el uso del suelo o la calidad del hábitat también son importantes.

Sin embargo, sugieren que el clima podría actuar como un factor modulador o amplificador de los efectos negativos de otros factores. Por ejemplo, un hábitat fragmentado o degradado podría ser menos capaz de amortiguar los impactos climáticos sobre los insectos que uno intacto o diverso.

Los insectos acuáticos o semi-acuáticos son más resistentes a las lluvias estivales que los terrestres.

Los insectos acuáticos o semi-acuáticos son más resistentes a las lluvias estivales que los terrestres. / Martin en Pixabay.

Debate científico

Por ejemplo, la investigación conocida como "Hallmann-Studie", publicada en 2017 en PNAS, mostraba un descenso dramático del 75% en la biomasa de los insectos voladores en Alemania entre 1989 y 2016, atribuyéndolo principalmente a la intensificación agrícola y al uso de pesticidas, aunque sus conclusiones no fueron determinantes.

Los autores del nuevo estudio defienden que sus resultados no invalidan los anteriores, sino que los complementan y matizan.

Según ellos, la "Hallmann-Studie" se basaba en datos limitados a unas pocas localidades y no tenía en cuenta la variabilidad climática. Por ello, decidieron reanalizar esos datos e incorporar otros nuevos, así como incluir el factor climático en su análisis. De esta forma, encontraron que la tendencia al descenso de la biomasa de los insectos no era tan pronunciada ni uniforme como se había sugerido anteriormente.

Problema real

En cualquier caso, ambos estudios coinciden en que el declive de los insectos es un problema real y urgente, que requiere de medidas de conservación y restauración de los hábitats, así como de una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.

Los insectos son esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas y para el bienestar humano, y su pérdida podría tener efectos catastróficos para la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Por ello, los científicos se plantean seguir investigando las causas y consecuencias del declive de los insectos, y proponer actuaciones rigurosas para revertirlo.

Referencia

Weather explains the decline and rise of insect biomass over 34 years. Jörg Müller et al. Nature (2023). DOI: https://doi.org/10.1038/s41586-023-06402-z