VIOLENCIA SEXUAL

La excarcelación de Alves, desde la lucha contra la violencia sexual: "Se demuestra que si pagas, puedes seguir con tu vida"

Tres especialistas advierten de que el caso asienta la idea de que "existe una justicia para ricos y otra para pobres" y puede contribuir a desalentar las denuncias

Dani Alves llega a su casa en Barcelona tras salir de la cárcel

PI STUDIO

Patricia Martín

Patricia Martín

Dani Alves dormirá esta noche donde él decida. Tras haber pasado 14 meses entre rejas, ha recuperado su libertad, a la espera de que el fallo de cuatro años y medio de prisión al que fue condenado se haga firme y cumpla lo que le queda (o más si se amplía la condena). Se trata de una medida que cuestiona el movimiento feminista, que ha vuelto a clamar este lunes contra las circunstancias que han permitido abandonar al exfutbolista la prisión: en primer lugar, la baja condena, atenuada porque ya pagó 150.00 euros en concepto de reparación del daño, y, en segundo término, que el tribunal le permita salir tras el pago de una fianza de un millón de euros.

Las implicaciones del caso son acogidas con ambivalencia en las asociaciones de mujeres y expertos en género. Por un lado, la sentencia, que se conoció hace un mes, sí recoge avances y frases aleccionadoras sobre que “no es preciso que se produzcan lesiones ni que conste una heroica oposición de la víctima” para que haya una condena por agresión sexual. La víctima fue creída y el agresor, pese a ser famoso y tener dinero, condenado. Fue el fallo mediático que abrió la "era del consentimiento". Sin embargo, la libertad provisional de Alves ha encendido de nuevo la llama. Y lanza un mensaje “perverso”, advierten los especialistas: “Si pagas”, aunque pases una temporada en prisión, podrás seguir con tu vida”.

¿Qué supondrá la salida de Alves de la cárcel para la víctima? ¿Y para la lucha contra las violencias machistas? ¿Qué lecciones deja el primer caso mediático de la era del ‘sí es sí’? EL PERIÓDICO, del mismo grupo editorial, responde a estas preguntas de la mano de tres especialistas en género: Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas; Carla Vall, abogada experta en violencias machistas, y Beatriz Bonete, socióloga y también especialista en agresiones de género.

Implicaciones para la denunciante

La salida de Alves de prisión será “dolorosa” para la víctima porque “ha tenido que sostener en el tiempo” su versión, que el acto sexual fue no consentido, pese a que se accedió voluntariamente con el exfutbolista en el baño, y porque ha sufrido “un proceso de revictimización” por parte de la sociedad y por parte del acusado y su familia, según Vall. De hecho, tras conocer la decisión de la Audiencia de Barcelona de dejarle en libertad bajo fianza, la víctima indicó que le había sentado como un “jarro de agua fría”, según su abogada.

El mensaje para otras víctimas

El bajo nivel de denuncias pone de manifiesto que a las personas que sufren una agresión sexual “les cuesta mucho denunciar". En este sentido, cuando vean que la pena por una violación, que los jueces han acreditado que fue con violencia, conlleva una pena irrisoria y el agresor sale en libertad provisional, este caso posiblemente les lleve a no denunciar”, avisa Besteiro.  

El impacto social

Por un lado, las especialistas reconocen que la sentencia fue pionera a la hora de acreditar que, si no existe consentimiento, cualquier acto sexual es delictivo. “El fallo recoge magistralmente lecciones en cuanto al consentimiento y una lección social dirigida a los poderosos, la impunidad se ha terminado” y si violas “acabarás respondiendo ante un tribunal”, según Vall. Pero también lanza el mensaje de que “si tienes dinero, todo sale más barato”, añade.

A su vez, Bonete advierte de que “envía un mensaje muy perverso y poderoso al grupo de hombres que tiene dinero: puedes hacer lo que quieras, aunque te declaremos culpable, podrás seguir con tu vida”. “Si tienes dinero y pagas, aunque seas culpable ante los tribunales, no lo eres ‘de facto’”, sentencia.

En este sentido, la presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas considera que, pese al esfuerzo de la Audiencia por acreditar qué es consentimiento y qué no, finalmente optaron por una pena “irrisoria” de cuatro años y medio, en lugar de los 12 años o 9 años que pedían la víctima y el fiscal respectivamente, debido a que Alves pagó 150.000 euros en concepto de reparación del daño. “Es como si el dinero pudiera comprar la impunidad y lanza ese mensaje”, avisa.

Consecuencias en la prevención

“Las asociaciones que luchan por erradicar la violencia sexual y aquellas que trabajan en prevención e intervención con víctimas están acostumbradas (a nuestro pesar) a que el sistema en general siga reflejando estereotipos y creencias machistas sobre la violencia sexual y sus víctimas. Aunque por supuesto que hay profesionales que sí trabajan y tratan estos temas de forma adecuada en el ámbito judicial, sigue habiendo otros muchos que siguen perpetuando un marco al que aún le queda mucho recorrido (y mucha formación e información) para interiorizar que ‘solo sí es sí’ y que, si no existe esa premisa, hay una agresión a la intimidad y la integridad de las mujeres”, sostiene Bonete.