DISCAPACIDAD AUDITIVA

Los retos de estudiar siendo una persona sorda: "Necesitamos que los profesores estén formados"

Estudiantes de distintas edades se enfrentan a la falta de recursos en las aulas con la ayuda de sus familias

Germán, un niño con problemas de adución.

Germán, un niño con problemas de adución. / CEDIDA

María G. San Narciso

María G. San Narciso

Andrea Blanielles nació con una audición normal, pero poco a poco fue perdiendo oído. En su casa no se dieron cuenta porque había aprendido a relacionar los sonidos con el movimiento de los labios. Hasta que un día, con 10 u 11 años, sonó el teléfono justo a su lado. No se enteró.

Su hermana y ella se convirtieron en las primeras estudiantes sordas de su colegio. Y ahí empezó el trabajo en familia. Cualquier recurso y apoyo para ellas se tenía que pedir expresamente. "Fue duro porque no sabían cómo tratarnos. Como éramos buenas estudiantes decían que no teníamos ningún problema", relata. Era su madre la encargada de ir al centro y hacerles la presentación al profesorado para explicarles lo que tenían que hacer y lo que no para que ellas pudieran captarles en clase. El cambio al Bachiller, en un nuevo centro, lo recuerda como "empezar de cero".

Problemas para examinarse

Cuando comenzó el Grado de Derecho en la Universidad de Alicante ya habían pasado por allí unos cuantos estudiantes sordos, pero también aquí tuvo que pelear por los recursos. Pidió, por ejemplo, un aparato que funciona a modo de radio. La persona docente se ponía un micrófono con pinza y ella escuchaba las ponencias como si estuviera cerca. Porque claro, señal que en las clases de 100 personas no siempre hay sitio en primera fila.

Andrea

Andrea / CEDIDA

Pero no conseguía que todos los profesores se lo pusieran: algunos, explica, pensaban que era para grabarles y se negaban. "Haría falta que los profesores estén enseñados. Que sepan realmente lo que es el problema. Porque yo ahora, con el implante coclear, les puedo escuchar, pero en el momento en que se dan la vuelta ya no, aunque no lo noten. También surgían otros probleas al examinarse. Como cuando preguntaba por la hora, porque no podía llevar reloj, y el profesor le espetaba que ya se la había dicho a algún compañero. Sin que ella pudiera oírle, claro. O cuando no la dejaban entrar con los aparatos que lleva en los oídos por si eran para copiar. "El profesor me decía que no tenía el informe médico, cuando constaba en mi expediente. Me había matriculado con la discapacidad", asegura.

Menos problemas tuvo Rosalía Galán, de 20 años. Estudiante del Grado Superarior de Educación Infantil, estudió en el Colegio Tres Olivos, un centro concentrado que tiene la inclusión como uno de sus pilares en la formación. "Allí me proporcionaron el FM (un dispositivo de comunicación que adapta y amplifica el sonido del emisor hacia el receptor), que ahora ha evolucionado, pero entonces era una petaca con un cable que te tenías que enganchar como si fuera un collar. Ahora es simplemente un pinchito que se coloca en el implante", explica. Otro recurso que tenían era la logopedia. Y aunque reconoce que la comprensión lectora no es su fuerte, es una "hormiguita trabajadora" y buena estudiante. El próximo paso será la universidad.

La importancia de la atención temprana

Pero lo de la logopedia, un recurso tan ensalzado entre las personas con problemas auditivos graves, no es siempre tan común. Germán Tasiguano, al superar los seis años, perdió su plaza. A partir de esa edad, o pagas o no lo tienes, aunque, como él, lo necesites. Lo explica su madre, Elena Guamán, que cuenta que su niño solo señalaba para comunicarse. Tenía cerca de tres años cuando llegó el diagnóstico: había nacido con una pérdida auditiva del 70% en un oído y del 90% en el otro. Los pelillos que tiene el caracol de este órgano no terminaron de desarrollarse.

Germ n y Elena

Germ n y Elena / Germán y su madre Elena.

"Los sonidos graves los escuchaba, pero los agudos no. Entonces él se enteraba a medias. Los bebés van aprendiendo palabras a base de repetirlas, pero él no podía al no escucharlas. Le falta mucho vocabulario", explica. Accedió a Atención Temprana, algo que agradecen muchísimo. Fue aceptado en el colegio de sus hermanos porque, como la asesoraron, en cuanto . Por suerte, su profesora ya había tenido niños en su situación y supo tratarlo e incluirlo en el grupo. "Hacía hasta pictogramas para que los demás se adaptasen a él y él a los demás", recuerda. Pero en el momento en que se diese la vuelta para hablar, él ya se perdía.

Su orientadora le habló de la frecuencia FM, que le solicitaron aunque todavía no hubiese accedido a Educación Primaria, como se requiere, porque repitió el curso de los cinco años. "Eso le ha venido muy bien. Es como si le hablaran de frente", explica. También la repetición de curso le vino bien. Ahora lo que les preocupa es el inglés.

Falta formación

Todos ellos llevan pertenecen a FIAPAS (Confederación Española de Familias de Personas Sordas), que esta semana han presentado una nueva edición de su Campaña Que lo Escuche Todo el Mundo: Las familias de personas sordas #EnPrimerPlano, con el que pretenden poner en valor el movimiento asociativo de familias. Allí estaba Mónica Domínguez García, directora general de Evaluación y Cooperación Territorial del Ministerio de Educación y Formación Profesional, quien recordó que, de forma reciente, se publicó una Ley Orgánica de Educación que cuenta con la inclusión como uno de los principios fundamentales y rectores. "Siempre compartida", recalcó.

Rosalía

Rosalía Galán. / CEDIDA

"Se deben aportar medidas, ya sean de organización, metodológicas o curriculares, para que se lleve a cabo el diagnóstico precoz, la dotación de recursos que sean necesarios y el acompañamiento a los docentes. La preparación absoluta no sale de la formación inicial, en el grado, donde se toca muy levemente, sino que se encuentran la realidad del aula después, cuando ejercen. Y es distinta cada año. Cada grupo de alumnos y alumnas que tenemos son diferentes. Por eso hay que dar respuesta a todos y cada uno de ellos, para que consigan la igualdad de oportunidades", ha añadido.

Según ha explicado, entre las líneas de actuación prioritarias, tanto de FIAPAS como del Ministerio de Educación, está el conseguir que los y las docentes estén plenamente formados y sepan de qué forma hay que personalizar el aprendizaje para acompañar a los estudiantes en el proceso duranter todas las etapas educativas. Ya no solo se trata de adecuarse a las características del propio alumno, ha indicado, sino también a "su ritmo de aprendizaje": "Esto es para todos y todas, por tanto, todavía con más fuerza para aquellos alumnos y alumans con una discpacidad auditiva".

Más de un millón de personas con discapacidad auditiva

En España hay 1.230.000 personas con una discapacidad auditiva de distinto tipo y grado, a los que hay que sumarles los 3.400 niños entre dos y cinco años. De ellas, según los datos que ha facilitado FIAPAS, más del 98% utiliza la lengua oral para comunicarse, mientras que el INE indica que unas 27.300 personas (2%) emplean la lengua de signos.

Además, cinco de cada mil recién nacidos presentan una sordera de distinto grado, por lo que cada año hay unas 1.890 familias con un hijo o hija con sordera. El movimiento asociativo de las familias, y la pelea individual de cada una de ellas, está siendo clave en todos los avances de derechos y oportunidades que han ido consiguiendo en los 45 años que FIAPAS lleva trabajando.