TRASTORNOS

Los investigadores intensifican la mirada sobre los condicionantes sociales de los problemas de salud mental

Profesionales del sector reclaman potenciar la relación entre trastornos emocionales y condiciones de vida

Jéssica Abigaíl Herrera, con sus hijos.

Jéssica Abigaíl Herrera, con sus hijos. / Jordi Otix

Fidel Masreal

El psiquiatra de un paciente con un trastorno mental grave no logra hacerlo remontar. El paciente está ingresado, en una situación poco esperanzadora, con un diagnóstico preocupante. Hasta que unos familiares acuden a visitarlo...y mejora espectacularmente. El profesional médico se pregunta qué ha sucedido, porque al paciente no le habían cambiado la medicación ni el tratamiento. El psiquiatra en cuestión es incapaz de dar valor a un factor clave en toda vida humana: la recuperación del vínculo.

Este caso, explicado por otro profesional, es uno de tantos casos que muestran el sesgo que existe en cierta mirada científica sobre la salud mental. La mirada biologicista, que basa el tratamiento en las condiciones neuronales, biológicas, del paciente. Un sesgo que, según los profesionales, está desapareciendo progresivamente ante la evidencia de cómo afectan las situaciones sociales a quien sufre un problema de salud mental. El sesgo biologicista se resumiría en la idea de que lloramos porque la glándula lacrimal segrega una lágrima, cuando en realidad la causa del llanto es que algo nos está entristeciendo o emocionando.

¿Qué investigaciones se financian?

Cataluña y el conjunto de España atesoran el cuestionable récord de prescripción de fármacos, de pastiillas. Y en salud mental esto es especialmente significativo. Además, cuando iniciativas benéficas como La Marató de TV-3 recauda fondos para la salud mental, se generan quejas de profesionales de la salud por un enfoque excesivamente biológico, que reclaman reclamando atender a la vertiente social y relacional de todo ser humano. Solo hay que repasar a qué investigaciones se dedicó el dinero recaudado tras esa emisión televisiva para ver que mayoritariamente abordan cuestiones biológicas del paciente.

La mirada social es algo que parece obvio y que está avanzando entre los profesionales. Precisamente este miércoles el Ministerio de Sanidad presentó la figura de la comisionada de Salud Mental, Belén González, con un mensaje: la epidemia de la salud mental tiene su origen en los determinantes sociales. La intención ministerial es "dar un giro de 180 grados" para "buscar cual es el entorno y buscar cuáles son esos determinantes que provocan el malestar", explicó la ministra, Mónica García.

Con todo, las inercias pesan. Cómo explica el psiquiatra Claudi Camps, director de Salut Mental de Girona y colaborador de SanaMente, todavía existe una observación centrada en que "dado que estos factores sociales son difíciles de medir en comparación con otros parámetros como la serotonina, los ignoro, cuando en realidad son los factores principales". Camps sostiene que esto está cambiando y están aumentando las investigaciones sobre la vida del paciente, porque los condicionantes sociales representan el 80% del origen de los problemas de salud.

Una guía para profesionales

Llama la atención que sea noticia un estudio coordinado por una enfermera de un ambulatorio de Santpedor, Berta Rodoreda, al frente de un equipomultidisciplinar, cuya conclusión es que médicos y enfermeras deben incluir las condiciones de vida del paciente en el historial médico. El estudio divulgará una guía entre profesionales para que así lo hagan. Rodoreda explica a EL PERIÓDICO, del mismo grupo editorial, que "todavía existe una mirada biomédica de la salud mental, enfocada al binomio consulta-pastillas, y tenemos que empujar hacia la mirada biopsicosocial; hace muchos años que se pretende este cambio e incluso la OMS lo está reclamando".

Existe una mirada biomédica enfocada en la consulta-pastillas, y tenemos que cambiar hacia el enfoque biopsicosocial

Berta Rodoreda

— Enfermera, coordinadora del estudio para incluir los condicionantes sociales en el historial médico

La conclusiones del estudio de Rodoreda y su equipo son rotundas: "La guía de codificación de los determinantes sociales de la salud es efectiva, adecuada y se puede implementar en el flujo de trabajo de los profesionales de atención primaria". Rodoreda pone un ejemplo: un paciente llega a consulta con una infección en el dedo, le prescriben un antibiótico que no se puede permitir pagar por su situación económica, y el resultado es una necrosis en el dedo. De haberse estudiado la situación personal del paciente, se le habría ofrecido otra solución.

La situación sanitaria es solo la punta de un iceberg, describe esta enfermera e investigadora, que conoce bien a sus pacientes y sabe qué problemas de insomnio pueden tener que ver con problemas de vivienda. Y que otras conductas como fumar o beber en exceso pueden ser un "método de supervivencia para soportar el día a día", explica. El 89% de los determinantes sociales están fuera del sistema sanitario.

Desahucios, paro, desigualdad

La conclusión de Rodoreda (de que no se puede atacar un problema mental sin tener en cuenta al entorno) es la misma que cada día constatan a pie de calle las entidades sociales que trabajan en favor de la vivienda digna o para lograr un empleo estable a los ciudadanos que carecen de ello. Lucía Delgado, portavoz de la PAH, es la encargada de coordinar los estudios sobre los efectos devastadores que tiene que te desahucien: "Ansiedad, estrés, afectaciones físicas, más resfriados por falta de calefacción, mala alimentación... y si todo esto se cronifica, depresión". E Isidro Gutiérrez de Tena, fundador de la ONG T'acompanyem, destinada a ayudar a personas sin trabajo, lleva 15 años constatando los problemas psicológicos que afectan a estos ciudadanos: "Como te puedes imaginar, cuando no tienes trabajo y tienes que pagar 550 euros por una habitación... se produce una ansiedad; había una mujer que tenía migrañas, no salía de casa, y aquí trabajamos las habilidades sociales, porque el hecho de venir aquí a la entidad y hacer talleres los cambia, ven la vida de otra manera y hacemos que se impliquen en el barrio". De hecho existen estudios internacionales que relacionan la mala salud mental con el incremento del desempleo.

Cuando no tienes trabajo y tienes que pagar 550 euros por una habitación, hay ansiedad, migrañas y cuesta salir de casa

Isidro Gutiérrez de Tena

— Fundador de T'apropem

Nuevos estudios y epigenética

La federación Entitats Catalanes d'Acció Social (ECAS) dedicará su próximo estudio monográfico periódico, llamado Insocat, a los condicionantes sociales de la salud mental. Causas y efectos. Este tipo de trabajos muestran, como explica Camps, que incluso las miradas más biologicistas están virando hacia aspectos no tanto genéticos de la salud mental como hacia la llamada epigenética: las condiciones de la vida que se relacionan con nuestra carga genética heredada y que determinan cómo afrontamos las vicisitudes de la vida, qué elementos tomamos de nuestra caja de herramientas heredada.

En definitiva, si un paciente psiquiátrico está a punto de ser desahuciado, no tiene trabajo y su familia está a miles de quilómetros, por mucha medicación que tome, la mejor "pastilla" que puede recibir es un trabajo, un piso y una reagrupación familiar. "Me gustaría que me mirasen a los ojos", piden, de entrada, los paciente de Rodoreda.