CAÑO ROTO

Caño Roto, cuna del 'gipsy rock' e icono urbanístico madrileño, se cae a cachos: "Es intencionado"

El Ayuntamiento obligó a demoler una vivienda en el poblado dirigido y la fachada de uno de los edificios del poblado de absorción se desprendió

La colonia de Caño Roto, en Carabanchel

La colonia de Caño Roto, en Carabanchel / Alba Vigaray

Analía Plaza

Analía Plaza

"Se cae a cachos literalmente". Noelia García habla desesperada. Es propietaria de una casita en la calle Nuestra Señora de Valvanera, una larga vía que discurre entre los metros de Oporto y Carpetana, en el distrito de Carabanchel. En realidad la casita —amarilla, coqueta, de 82m2 en dos plantas y con un pequeño patio interior— ya no existe. El Ayuntamiento le obligó a demolerla.

"Fue en abril de 2023, hace casi un año", cuenta. "Sabíamos que teníamos que hacer reforma, luego que había que apuntalar y después de varios meses de informes la declararon en ruina y nos llegó una orden de demolición. No tenemos casa, tenemos un solar. Lo que sí tenemos es hipoteca y, calculamos, unos 30.000 euros que pagar por la demolición".

Una estructura sujeta la pared de la casa contigua

Una estructura sujeta la pared de la casa contigua / Alba Vigaray

La vivienda demolida en Caño Roto

La vivienda demolida en Caño Roto / Alba Vigaray

El caso de Noelia es llamativo porque la colonia en la que estaba su casita está protegida. Se trata del poblado dirigido de Caño Roto, un conjunto de vivienda construido entre 1957 y 1963 que goza de gran reconocimiento urbanístico en Madrid. "Es un auténtico referente de la vivienda social madrileña de la época", reza su ficha en la Madrid Film Office, la oficina de localizaciones peculiares para rodar series y películas en la ciudad. "El nombre de Caño Roto proviene de uno de los arroyos que disurrían por esta zona hacia el río Manzanares".

Vista del poblado Caño Roto

Vista del poblado Caño Roto / Carabancheleando

No solo eso: el lugar cuenta con un importante acervo cultural por ser la cuna del llamado 'sonido Caño Roto', una corriente musical vinculada al gipsy rock de los setenta. Grupos como Los Chorbos, con el cantante Manzanita, o Las Grecas, autoras del hit Te estoy amando locamente salieron directa o indirectamente de ahí. "Se generó un centro de reunión musical", cuenta Ana Beatriz Sinausía, artista que investigó el tema durante una residencia en el Matadero de Madrid. "Esta cultura musical también está reconocida a nivel nacional, como Sevilla o Jérez. Están el Rastro de Madrid y Vallecas, pero hay una tradición flamenca que surge en Caño Roto. A partir de los setenta, estos artistas empiezan a convivir con los que hacen gipsy rock".

Protegido pero descuidado

Formado por hileras de casas bajas totalmente peatonales y varios bloques de pisos con zonas ajardinadas entre medias, Caño Roto es uno —otro— de esos oasis que existen en Madrid. Una colonia sin coches, donde los vecinos han decorado varias fachadas con murales propios y han llenado los pasajes de plantas.

Callejón peatonal en el poblado dirigido de Caño Roto

Callejón peatonal en el poblado dirigido de Caño Roto / Alba Vigaray

A su lado se encuentra el poblado de absorción, formado por varias torres y plazas entre ellas, que también está protegido (a nivel volumétrico) y también se cae a cachos. El pasado mes de noviembre la fachada de uno de los edificios se desprendió mientras los bomberos trabajaban, alertados por un posible derrumbe. El roto sigue visible. Las vecinas denuncian, además, grandes humedades y la presencia de ratas. "La humedad sube desde los bajos, hasta el punto de que una de las vecinas se ha tenido que ir de su casa", cuenta García.

Fachada rota en el poblado de absorción de Caño Roto

Fachada rota en el poblado de absorción de Caño Roto / Alba Vigaray

Los problemas en el poblado dirigido y el mínimo son distintos, pero el barrio es el mismo y el vecindario lleva tiempo demandando soluciones conjuntas. "Llevamos seis años luchando", explicó una portavoz de la Plataforma Vecinal por la Vivienda de Caño Roto en una reunión reciente. "No nos hacen ni caso". Hay un tercer poblado situado cerca del metro Laguna: el mínimo, cuyos problemas están relacionados con la presencia de narcopisos, según denuncia esta misma plataforma.

"Por muy protegido que esté, si el Ayuntamiento lo ha declarado ruina es porque existe un riesgo para las personas", considera el arquitecto José Luis López Delgado sobre la casita demolida.

López fue uno de los arquitectos que rehabilitó una parte de las viviendas del poblado hace veinte años, así que lo conoce bien. "Los poblados dirigidos responden a una parte de la historia de España. Los hacían arquitectos de prestigio y mezclaban viviendas unifamiliares y en altura, algo que no se hace ya. Están muy considerados, no solo en Caño Roto: también en Orcasitas, Entrevías... Es un tipo de vivienda muy grande para la época y unas calidades constructivas obsoletas ahora mismo, pero buenas en los sesenta. Son viviendas autoconstruidas: la gente las pagaba con su propio trabajo". Por eso se llaman domingueras: porque los futuros propietarios aprovechaban su día libre, los domingos, para construirlas.

Fachada de una de las casitas de Caño Roto, pintada de azul

Fachada de una de las casitas de Caño Roto, pintada de azul / Alba Vigaray

Los poblados de absorción seguían otra filosofía. "Se hicieron para absorber a gente que llegaba a Madrid. Son viviendas de peores calidades y peor construcción", continúa el arquitecto. "De hecho, eran provisionales. Se hicieron para diez años y se tiraron ahí unos cuarenta. En los años 90 se tiró y se hizo de nuevo. Constructivamente quizá sea algo mejor, con aislamiento térmico, pero en general fue un proyecto complejo: eran equipos mixtos, de arquitectos de la administración y los vecinos, y la colaboración no siempre fue buena. Pero hay que poner de relevancia que en el poblado de absorción un 40% de la población era gitana y que se integró muy bien con el resto del barrio. Digamos que los habitantes del poblado dirigido eran los 'nobles' de Caño Roto, pero la convivencia entre todos fue buena".

Las familias gitanas que vivían en Caño Roto se dedicaban al flamenco. "Ahí empezaron a generarse los inicios de estirpes de guitarra flamenca: los Cerreduela, el Tupé y la Cuatro, el Nani. Estos artistas van a trabajar a los tablaos del centro", continúa Sinausía. "Después surge el 'sonido Caño Roto', que son Los Chorbos, del barrio, o Las Grecas, que tenían mucha relación con el barrio por familiares que vivían allí".

El Sonido Caño Roto nació como un eslogan en el primer disco de Los Chorbos. "El disco se llama Poder Gitano. Yo creo que fue una cosa del productor, José Luis de Carlos, que pretendía modernizar el sonido del flamenco. El disco tiene muchos violines de soul. Él armó una producción muy gipsy soul", añade el músico e ilustrador Víctor Coyote, que incluyó la historia del barrio en uno de sus libros. "Después produjo a Las Grecas. Creo que por extensión también se las llamó sonido Caño Roto. Igual que había un sonido de Philadelphia, pues que hubiera uno de Caño Roto. La idea era muy potente y con mucho carácter. A nivel musical, era un producto bastante rotundo".

Poder Gitano, el disco de Los Chorbos con el eslogan Sonido Caño Roto

Poder Gitano, el disco de Los Chorbos con el eslogan Sonido Caño Roto / Los Chorbos

El concepto de Sonido Caño Roto se ha recuperado en los últimos tiempos gracias a exposiciones, a nuevas bandas que lo evocan y a la reedición de Poder Gitano en 2021. Pero no solo eso. "Otro punto importante fue la formación en guitarra en el propio barrio", añade Sinausía. "Eso continúa. Aqulino Jiménez, el 'Entri', da clases de guitarra. Jerónimo Maya, El Viejín... Son guitarristas increíbles. Caño Roto sigue siendo un lugar de formación". El 'Entri' ha explicado en varias entrevistas que a su academia acude a formarse gente de todo el mundo, de Chicago a México.

Dejadez administrativa

Que Caño Roto esté tan reconocido a nivel cultural y urbanístico —"sabemos que viene gente de universidades europeas a verlo", cuenta la dueña de la casa demolida—, sumado a su ubicación en una zona caliente —cerca se gesta la Operación Campamento, donde se construirán 10.700 viviendas y la recalificación del centro comercial de Ermita del Santo, con torres de pisos de lujo— mosquea a los vecinos. "El abandono es intencionado", apuntó uno de los que fueron a la reunión. "Hay planes urbanísticos alrededor en los que se habla de vivienda protegida, pero a precios que son para gente con dinero".

En los pisos del poblado de absorción, el problema está en que algunos de ellos son de la Comunidad de Madrid, del antiguo IVIMA y actual Agencia de Vivienda Social. Los vecinos argumentan que una gran parte de los pisos (el 70%) son de este organismo, que no se ocupa del mantenimiento, pero fuentes regionales aseguran que ya solo son dueñas de once. "No podemos asumir la solución de los problemas si la comunidad de propietarios no los acomete", dicen estas fuentes. Los vecinos les acusan de seguir vendiendo esas viviendas —"una porquería"— en lugar de solucionar los problemas de la comunidad.

Las casitas amarillas, por su parte, están pendientes de una nueva intervención integral. "Cuando hicimos la rehabilitación nos negamos a intervenir en algunas porque no cumplían garantías estructurales. Hicimos un informe diciendo que ya había problemas de estructura importantes", comenta el arquitecto. "Como las casas comparten cimentación y muros de carga, habría que hacer intervenciones por agrupación. Pero intervenir en las cimentaciones es muy caro".

"A raíz de lo de nuestra casa, la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo del Ayuntamiento vino a darse una vueltita y nos dijo que qué mal estaba todo. Nos plantearon declararlo como zona degradada para poder acceder a las ayudas del plan estatal de vivienda", dice García. Desde el área de urbanismo no han contestado a preguntas de este periódico sobre este tema. "Pero como en otras recalificaciones, nos hace pensar que quieren pasar para luego poder decir: y ahora construimos", zanja la vecina.