ZAPATERÍA BRUTALISTA

Una inmobiliaria de lujo desmonta una joya arquitectónica madrileña en vías de protección

Pese a que la Comisión de Patrimonio dictó que no se podían hacer obras en la zapatería brutalista, se ha visto a dos operarios desmontar una de las mesas que la componen

Los nuevos propietarios y el Ayuntamiento aseguran que se cumplirá la protección

Momento en el que los operarios se llevan una mesa de la zapatería brutalista

Momento en el que los operarios se llevan una mesa de la zapatería brutalista / Cedidas

Analía Plaza

Analía Plaza

Papeles de embalaje pegados con cinta aislante cubren las ventanas del local comercial de la calle Jorge Juan, 55, en el barrio de Salamanca de Madrid. Dentro, según se aprecia por una pequeña rendija, el suelo está cubierto con cartones, hay una escalera y varias bolsas con material de obra. En teoría el espacio no se puede tocar: está en trámites para ser protegido. La Comisión para la Protección del Patrimonio Histórico, Artístico y Natural de Madrid (CPPHAN) dictaminó en septiembre que, mientras esto sucedía, los nuevos propietarios —los dueños de una inmobiliaria estadounidense de lujo— podían usarlo, pero sin ejecutar cambio alguno.

No ha sido así: hace una semana, un vecino vio cómo desmontaban el mobiliario, sacó una fotografía y avisó al arquitecto responsable, Francisco Alonso, que ya ha puesto una denuncia ante el Ayuntamiento. Está a la espera de que vaya la inspección, si bien tanto los propietarios como el consistorio aseguran que se va a respetar el proyecto original.

"Es un expolio. La Comisión de Patrimonio les permite abrir sin obras, manteniendo las instalaciones del proyecto original", dice Alonso en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "Tenían que haber sido respetuosos. Les escribí una carta ofreciéndome a informarles y no se dignaron a contestar. Están tocando cosas que desconocen, no saben dónde se meten... El mensaje que envían es que pretenden actuar al margen de la ley, a ver si cuela".

Interior de la zapatería brutalista, en Jorge Juan 55

Interior de la zapatería brutalista, en Jorge Juan 55 / Javier de Paz García / The Sibarist

Alonso es el autor de la conocida como zapatería brutalista. El local, una leyenda entre arquitectos, se remodeló a finales de los años ochenta a petición del empresario del calzado Manuel Losada. Losada quería una zapatería singular, casi escultórica, pero algo cambió en su parecer y no la llegó a abrir. La obra, mesas incluidas, está hecha a base de enormes bloques de mármol. "Ya no existen ni esos oficios, ni esas canteras ni esos materiales. Es una obra irrepetible", enfatiza su autor.

"Yo me disgusté mucho con Losada. Decidió cerrarla y así la ha tenido", continúa. "No he podido entender por qué no la abrió. Creo que hubo un cambio en su visión del negocio, se empezó a dedicar a otras cosas, desaparecieron muchas zapaterías en Madrid y la mantuvo como patrimonio artístico. Tuvo la oportunidad de venderla a unas personas que querían poner una tienda de productos gallegos, pero dijo que no, que su hogar no iba a oler a nada. Tampoco quería peluquerías. Lo que pasa es que se ha ido haciendo mayor y, debido a la presión de sus hijos, prefierió venderla".

La zapatería brutalista, tapada mientras hacen obras

La zapatería brutalista, tapada mientras hacen obras / A.P

Este verano, tal y como desveló este periódico, el ex-directivo de Inditex Manuel Rodríguez Aseijas y la empresaria boliviana Ximena Alborta adquirieron el local. Lo compraron para poner una franquicia de la firma Coldwell Banker. En aquel momento, el expediente de protección ya se había iniciado a petición del Colegio de Arquitectos de Galicia y con el apoyo del Colegio de Arquitectos de Madrid, entre otros. Cuando supieron que había cambiado de manos, y ante los rumores de que iba a ser demolida, los arquitectos entraron en pánico y aceleraron el proceso de protección.

Protección integral

Ramón Andrada es el representante del Colegio de Arquitectos de Madrid en la citada Comisión de Patrimonio. Fue él quien redactó el dictamen que da el visto bueno a la protección. "Es una obra muy especial", reconoce. Por esta razón, especificó que la protección sería integral, "con sus características espaciales, volumétricas y decorativas actuales tanto interiores como exteriores, incluyendo todos sus acabados, materiales y detalles tales como los revestimientos, aplacados, pavimentos, falsos techos, carpinterías y cerrajerías".

El documento continúa diciendo que no se pueden hacer obras. "En tanto se produce la aprobación del Plan Especial se admite su puesta en uso, pero sin ejecución de obras, salvo las que se requieran para la modernización o puesta en marcha de instalaciones ya previstas en el original".

"Con esta prescripción", cuenta Andrada, "intentábamos evitar el movimiento en el local. Las mesas forman parte indisoluble de la arquitectura, pero parece que los nuevos propietarios no lo han entendido. El Ayuntamiento nos dijo que había hablado con ellos y que se habían comprometido a mantenerlo, pero han hecho cosas que no deberían haber hecho. Ya hay una denuncia e irá la inspección".

Consultados por este diario, desde Coldwell Bank aseguran que "se están realizando obras de reacondicionamiento" y que "todo ha sido coordinado con la dirección de Patrimonio" de Madrid, pero no indican por qué han desmontado una de las mesas ni qué han hecho con ella. Fuentes del área municipal de Urbanismo indican que "la declaración responsable presenta un proyecto que se ajusta a la protección".

El arquitecto Carlos Pita, uno de los impulsores de la protección, se muestra preocupado por precedentes como el del Hospital Homeopático del barrio de Chamberí, un edificio protegido que compró un colegio de lujo estadounidense y que ha abierto sin licencia. "Son operaciones a hechos consumados", dice.

Alonso, por su parte, defiende la importancia de proteger su obra. "No es porque yo sea el autor, me da igual: es porque proteger una obra de vanguardia es crucial. No es un local galdosiano como el Lhardy o la Farmacia de la Reina, es una pieza que representa la dignidad de lo contemporáneo", dice. "En Milán batallarón por preservar la Olivetti de Scarpa. Otros países lo han hecho. Una vez consigues su conservación, se convierte en un hito".