MEDIO AMBIENTE

Radiografía del lobo en España: más manadas, más ataques y desplazándose hacia el sur

Ganaderos y cazadores presionan para reducir su protección tras abrir la puerta a ello Von der Leyen: "La situación es insostenible"

La Fundación Artemisan cifra el aumento de la población en un 26% en diez años; el año pasado hubo 8.000 ataques al ganado

Galicia confirma al Gobierno que tiene más ejemplares mientras la especie se desplaza al sur: ha llegado a Toledo y Extremadura

Un lobo en el Centro del Lobo Ibérico en la localidad de Robledo-Puebla de Sanabria (Zamora)

Un lobo en el Centro del Lobo Ibérico en la localidad de Robledo-Puebla de Sanabria (Zamora) / Jose Luis Leal

Roberto Bécares

Roberto Bécares

El pasado enero, una manada de lobos mató a cinco carneros que pastaban a 300 metros de Espirdo, un pequeño pueblo de Segovia. Es algo habitual, expresan los ganaderos sobre el acercamiento del lobo a núcleos poblacionales, paradigma del aumento de ejemplares en los últimos años en nuestro país. “La situación es insostenible, incontrolable. Estamos en siete ataques diarios al ganado en Castilla y León reconocidos por la Junta”, denuncia Aurelio González, secretario general del sindicato UPA en esta comunidad, donde Ávila, Segovia y Zamora son la zona cero de los ataques. 

González atribuye este aumento a que el lobo fuera incluido por el Gobierno central en el Listado de Especies Silvestres de Protección Especial (LESPRE) en 2021, lo que ha impedido, entre otras cosas, que pudiera sufrir medidas de control y gestión a través de la caza [en cotos] al norte del río Duero. Para el sindicato COAG de Castilla y León esta “sobreproteccion” ha facilitado “una escalada de los ataques del lobo”: 12.556 ataques por 19.810 animales muertos entre el 2019 y el primer semestre de 2023.

”En dos años no ha dado tiempo a la población de lobos a que causen muchos más daños. Es una especie que tiene crecimientos lentos, no hay variaciones espectaculares como en otras especies”, replican, sin embargo, desde las organizaciones ecologistas y de protección de la naturaleza, donde consideran que el aumento de la protección apenas ha tenido incidencia en la población. 

El poni de Von der Leyen

Pero, ¿en verdad hay más lobos que hace dos años? ¿debería permtirse de nuevo su caza para controlar su número como piden los ganaderos? El debate ha cogido vuelo en las últimas semanas después de que Ursula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, pidiera reflexionar sobre el nivel de protección actual del lobo en la UE debido a que la concentración de manadas de lobos en algunas regiones europeas se ha convertido en “un verdadero peligro para el ganado y potencialmente también para los seres humanos".

Ovejas muertas por el ataque del lobo en una finca de la parroquia de Breixa (Silleda).

Ovejas muertas por el ataque del lobo en una finca de la parroquia de Breixa (Silleda). / BERNABE/LUISMY

Von der Leyen sabe de lo que habla. El 1 de septiembre de 2022, su poni Dolly, que la había acompañado durante 30 años, apareció muerta por el ataque de un lobo en la finca que la ex ministra alemana tiene en la Baja Sajonia. Sus declaraciones, meses después, convirtiendo algo “personal” en asunto de la Unión, según ecologistas, ha llevado a los 27 estados a reabrir el debate. 

“Los errores de la presidenta de la Unión son sorprendentes”, estima Luis Suárez, coordinador de conservación de WWF, que incide en que las declaraciones de Von der Leyen “no responden a las políticas de la UE”. “No hay ninguna evidencia científica de que el lobo suponga un peligro para las personas cuando no ha habido en Europa ataques en siglo y medio. Tampoco hay evidencias que digan que haya que descatalogar a la especie y rebajar el estatus de protección”, aprecia.   

Datos actualizados

En busca de la mejor solución, la Comisión Europea ha pedido a los Estados, científicos y a todas las partes interesadas que envíen datos actualizados sobre la población de lobos “y sus efectos”. La tesis de partida de la Comisión alerta de que la especie ha regresado a regiones de Europa “donde ha estado ausente desde hace mucho tiempo, lo que conduce cada vez más a conflictos con las comunidades agrícolas y cinegéticas locales”, pero matiza que el lobo es “un elemento integral del patrimonio natural europeo” que desarrolla un “papel importante” en las ecosistemas. 

En nuestro país en la actualidad no hay un censo actualizado sobre la población del lobo. El último informe oficial desarrolado por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) habla de cerca de 297 manadas con un número de ejemplares entre 2.000 y 3.000. Pero lo cierto es que el informe es de 2012-2014, de hace casi una década. Para los ganaderos, sin embargo, la población actual es muchísimo mayor. El sindicato COAG, por ejemplo, cifra en 214 las manadas sólo en Castilla y León, con entre 1.712 y 1926 ejemplares. 

“En esta comunidad hay un aumento terrorífico, hay exceso de población. Antes solo había problema con el lobo en la Sierra de la Culebra en Zamora, pero ahora hay problemas además en León, Ávila y Segovia. En este último año hemos tenido 5.400 animales asesinados por lobos, entre los que hay ovejas, vacas o terneros”, asegura el portavoz de UPA en Castilla y León.  

La situación "incontrolable", de acuerdo a las asociaciones agrarias, se extiende al resto de comunidades loberas: Galicia, Asturias o Cantabria. Mientras, el lobo ha recolonizado zonas como el Sistema Central. Se han referido ataques en La Rioja, Álava, Guadalajara y Madrid, además de que se han producido avistamientos mucho más al sur, en el norte de Cáceres y Toledo. 

Ascenso del 26%

De acuerdo a la Fundación Artemisan, España habría experimentado un ascenso de 26% desde el último censo nacional, lo que elevaría el número de manadas a 400. Este aumento, de acuerdo a la Fundación, contrasta con la pérdida de cerca de medio millón de cabezas de ganado extensivo en las comunidades loberas, lo que supone una reducción del 18%. 

El cálculo elaborado por la entidad estima que, según se desprende de los datos facilitados por las comunidades autónomas, se producen al año más de 8.000 ataques al ganado extensivo, unos 22 diarios, con 10.000 cabezas depredadas, lo que supone un gasto anual de 3,5 millones de euros en compensación de daños y cuatro millones de euros en prevención. Lo cierto es que cuando el Gobierno central aumentó la protección del lobo aprobó un paquete de 20 millones de euros para labores de prevención y compensación a los ganaderos por los daños provocados por las muertes a sus animales [diez millones para cada una de ellas], pero en el sector se dice que estas ayudas [que son transferidas a las comunidades autónomas y luega estas las transfieren a los ganaderos] no siempre llegan. 

Presencia del lobo en España

Presencia del lobo en España / NACHO GARCÍA

Desde WWF aseguran que es muy complicado saber con qué precisión ha habido aumento de las manadas, ya que los censos los hacen las comunidades autónomas y “es complicado ponerse de acuerdo para hacer un censo unificado”, aunque admiten que sí ha habido aumento, aunque “no sustancial”. 

Perros guardianes

Según Luis Suárez, hay “mecanismo excepcionales más que suficientes para controlar la especie” más allá de la caza, como el uso de perros guardianes -principalmente mastines-, la existencia de vallados fijos o móviles y los pastores eléctricos. “Cuando combinas varios de estos elementos los ataques se reducen a cero, además de aplicarse medidas de compensación justa y rápida en el caso de ataques; hay pocos planes y no hay seguimiento”, comenta el responsable de WWF, que considera probable que los paquetes económicos de compensación aprobados no estén llegando a los ganaderos o no se haga con la agilidad que debieran. 

Una pareja de lobos ibéricos.

Una pareja de lobos ibéricos. / CARLOS SANZ

El sector ganadero tira por tierra, sin embargo, el argumento de la prevención. “La ganadería intensiva sí puede incrementar su protección con mejores vallados, ¿pero la extensiva qué hace?, ¿vallamos todo el monte?”, se pregunta el portavoz de UPA, que afirma que ya “hay tres ataques al día en Ávila”, algo que no ocurría en décadas.

“Ninguna organización agraria dice de extinguir al lobo”, añade González, sino “que hay que hacer un control efectivo. Es que cada día siete ganaderos de Castilla y León se encuentran una lobada en su explotación, y se les cae el mundo y piensan en abandonar”.

Entretanto, más de 30 asociaciones nacionales de caza se han reunido esta semana en Praga para pedir que se flexibilice la protección del lobo. El presidente de la RFEC, Manuel Gallardo, pidió al Gobierno que "escuche a Europa, deje de ponerse de lado en una situación insostenible para las comunidades del norte del Duero y permita un control cinegético que no siga ahogando al sector ganadero". 

Miteco

Desde Miteco explican que todavía están pendientes de que todas las comunidades reporten datos sobre sus poblaciones de lobos y señalan que están impulsando un “conocimiento censal suficientemente bueno y bien articulado que sea uniforme” para todas las zonas y esté por tanto “bien asentado”. Se trata, entre otras cosas, aseguran, de evitar “dobles contabilidades” en zonas de transición geográfica, es decir que una misma manada no sea contabilizada por dos comunidades a la vez al encontrarse en el límite entre los dos territorios. 

En ese sentido, en los últimos meses se han realizado reuniones de coordinación. Aun así, fuentes de Miteco sí confirman que en algunas comunidades que han aportado los datos, como Galicia, se ha producido “un incremento” en los números que se tenían registrados, pero se está a la espera de la fotografía nacional [Castilla y León cifra en 30 las nuevas manadas pero todavía no ha oficializado las cifras al Gobierno]. Además, precisan, en muchos casos no se tiene acceso a la serie histórica, lo que hace más difícil sacar conclusiones. 

En el Ministerio añaden también que tratan de buscar el equilibrio entre la mitigación de los daños a la ganadería extensiva y la conservación de la especie, ya que las últimas conclusiones que sacaron estudios oficiales afirmaban que el “estado de conservación” del lobo “no era favorable”.