Crímenes

Daniel Sancho no fue el primero: Artur Segarra, el otro español que descuartizó a un hombre en Tailandia

El hijo del actor Rodolfo Sancho ha confesado haber matado y desmembrado a un cirujano colombiano en Tailandia

En enero de 2016, el terrasense Artur Segarra cometió un crimen similar por el que cumple cadena perpetua

A la izquierda, Daniel Sancho. A la derecha, Artur Segarra. Ambos han cometido descuartizamientos en Tailandia.

A la izquierda, Daniel Sancho. A la derecha, Artur Segarra. Ambos han cometido descuartizamientos en Tailandia. / EFE/Cedida

David López Frías

David López Frías

Sucedió entre el 25 y el 27 de enero de 2016, según la policía tailandesa. Un español llamado Artur Segarra Príncep (Terrassa, 1979) había conocido en Bangkok a otro catalán que se encontraba en Tailandia de vacaciones. Se llamaba David Bernat y era un empresario ilerdense que en aquel entonces tenía 40 años. Ambos entablaron una relación de amistad que se basaba en salir de fiesta por las noches y divertirse.

Segarra, no obstante, tenía otros planes para su compatriota. Se dio cuenta de que Bernat contaba con una abultada cuenta corriente y decidió vaciársela. Para ello, primero lo mató, luego lo descuartizó en siete partes y guardó sus restos en el congelador de su apartamento. Cuando la novia de Segarra descubrió el cadáver, Segarra decidió deshacerse de los restos arrojándolos al río Chao Praya de la capital siamesa.

A pesar de que intentó huir a bordo de una motocicleta de baja cilindrada y consiguió cruzar a Camboya, Artur Segarra fue detenido por las autoridades de aquel país a mediados de febrero y entregado a la policía tailandesa. En aquel país fue sometido a juicio y condenado, en principio, a muerte. Pero en Tailandia ya no se ejecutan presos. El reo puede pedir compasión al rey y conmutar así su pena. Es lo que hizo Segarra, que escribió una carta de 8 páginas al Rey Maha Vajiralongkorn Bodindhorndevarangku- La medida surtió efecto y la condena de Segarra pasó de ser de pena de muerte a cadena perpetua.

Fue el precedente del suceso del verano. Daniel Sancho (Madrid, 1994), hijo del actor Rodolfo Sancho y nieto del histórico Sancho Gracia, acaba de ser detenido en Tailandia. Ha confesado ser el autor material del asesinato y posterior descuartizamiento de un criujano colombiano de 44 años llamado Edwin Miguel Arrieta Arteaga en la Isla de Phangan (Tailandia). Durante estos días, los agentes locales intentan reconstruir el crimen con la ayuda del propio homicida confeso, a quien han llevado hasta la playa donde estuvo con el doctor colombiano antes de su desaparición.

Ese crimen, que abre periódicos en Tailandia y ha conmocionado a la sociedad de aquel país, ha desempolvado aquel otro que cometió Segarra a principios de 2016. Y ambos podrían tener similitudes en su desenlace.

Los antecedentes


Los perfiles de ambos homicidas, no obstante, son bien distintos. Daniel Sancho procede de una familia de ilustres actores española. Artur Segarra, en cambio, fue una persona dedicada a la estafa desde su juventud. Nacido y criado en la periferia de Terrassa, sus primeros antecedentes policiales datan de 1998. Tras cumplir su mayoría de edad, participó en un fraude inmobiliario. Una modalidad que explotaría durante el resto de su vida.

Y es que Segarra tenía una orden de búsqueda y captura dictada por el Juzgado número 14 de lo penal de Barcelona en 2015, por ser uno de los cabecillas de la trama criminal desmantelada durante la denominada 'Operación Cocoon'. Segarra era uno de los tres cerebros de una organización que engañaba a jubilados. Les compraban sus viviendas a cambio de una supuesta renta vitalicia. Sin embargo, los afectados recibían las tres/cuatro primeras cuotas. A partir de ahí, el dinero no llegaba más. Y sus propiedades se esfumaban.

Durante aquella etapa, Artur Segarra se desempeñaba como falso comercial y utilizaba nombres falsos como Marcelo Martínez y Carles Perearnau. Los afectados se refieren a Segarra como una persona muy convincente con los ancianos, que se presentaba como el director de la empresa Gestió Vitalícia y se encargaba de engañar a las víctimas, todas ellas de avanzada edad.

La operación policial fue bautizada como ‘Cocoon’ porque las víctimas de las estafas eran ancianos, commo los protagonistas de la película que lleva ese nombre. El abogado barcelonés Francisco Comitre y el notario asturiano Enrique Peña fueron los otros responsables de aquel timo masivo.

Las estafas ascienderon a más de 3 millones de euros. Segarra acumuló 17 viviendas, 18 vehículos y 67 sociedades que puso a nombre de varios testaferros como su madre (fallecida el pasado mes de mayo) o su pareja, que ni siquiera se encontraban al tanto de las operaciones. En total son 15 los imputados por aquella macroestafa y Segarra fue el único de los imputados que logró escapar. Lo hizo en 2014 y durante 2 años se dedicó a disfrutar de la noche de Bangkok.

El congelador

Artur Segarra conoció a David Bernat, un consultor informático de Lleida, en una de sus fiestas nocturnas de la capital tailandesa. Tras establecer una relación de amistad motivada por su conciudadanía española y sus orígenes catalanes, Segarra se ganó la confianza de Bernat, el hijo de los estanqueros del municipio ilerdense de L' Albí. Le había acompañado en varias ocasiones a sacar dinero a cajeros, donde se percató del elevado patrimonio económico de Bernat.

Así, siempre según la investigación de la policía tailandesa, Segarra retuvo en su apartamento del barrio de Ramkhamaeng a David Bernat entre los días 25 y 27 de enero de 2016. Allí lo torturó hasta que consiguió que la víctima le proporcionase el número secreto de la tarjeta de crédito. Tras obtenerlo, acabó con su vida asfixiándolo, lo desmembró y guardó los restos en un gran congelador que había comprado.

La persona que se dio cuenta de lo que había acontecido fue Pritsana Saen-Ubol, una tailandesa que entonces contaba con 22 años y con la que Segarra estaba manteniendo una relación sentimental. Fue ella la que descubrió, por accidente, el cadáver troceado en el congelador del apartamento de Segarra, a pesar de que él la advirtió en varias ocasiones que no abriese ese compartimento. Tras el hallazgo, Segarra arrojó aquellos restos humanos Chao Praya. restos que aparecieron en diferentes zonas del cauce durante los 5 días posteriores.

Segarra fue detenido en Camboya el 7 de febrero, extraditado a Tailandia y condenado a muerte, a pesar de que en principio negó la autoria de los hechos. "Soy un estafador, no un asesino", declaraba por medio de su abogado desde el penal tailandés en el que ingresó. En octubre de 2016, y tras haber reconocido su culpabilidad y pedido clemencia al rey en una carta, su pena fue conmutada por la de cadena perpetua, que es el castigo que cumple en la actualidad. Y aunque ha intentado hacer los trámites para su traslado a España de momento no han fructificado.

Similitudes

El caso de Daniel Sancho es distinto en cuanto a la motivación. El móvil de este suceso, que aún se halla en proceso de investigación, no fue el robo. Una complicada relación sentimental con el cirujano colombiano Edwin Arrieta acabó con el crimen. Llegó a la isla de Phangan el 1 de agosto, lugar donde se encontró con la víctima, cuyo cuerpo fue hallado días después desmembrado en un vertedero de Tailandia.

Daniel Sancho, que había llegado a la zona para asistir a una fiesta que se llama Full Moon Party, reconoció la autoría de los hechos, explicó que la policía tailandesa estaba contenta con su comportamiento tras la detención. El joven ha asegurado a los investigadores que se sentía amenazado por el médico colombiano y que ello le llevó a cometer el crimen: "Cada vez que intentaba alejarme de él, me amenazaba".

"Soy culpable, pero era un rehén de Edwin, me tenía en una jaula de cristal, me hizo romper con mi novia, destruir la relación, y me sentía desesperado. No me he sentido forzado por la policía a declararme culpable…Ni me han pegado. Eso si, me siento muy incómodo", fueron las primeras palabras de Sancho tras su detención.

La investigación sigue su curso y el caso se encuentra a espera de juicio. Por este crimen, Daniel Sancho podría ser condenado a pena de muerte. Pero en Tailandia no se ejecuta a nadie desde 2018. El procedimiento habitual es el mismo que siguió Segarra: pedir clemencia al rey para conmutar su pena por la de cadena perpetua.

Y aunque España no cuenta con tratado de extradición con Tailandia. Un acuerdo penitenciario internacional firmado en 1983 entre ambos países y dos precedentes judicales que se tramitan en Bangkok representan ahora la esperanza para el español Daniel Sanchohijo del actor Rodolfo Sancho, en el complicado escenario penal en el que se halla inmerso.

Entre Madrid y Bangkok hay un pacto en ese sentido firmado en 1983, "pero su aplicación no es ni mucho menos automática", admiten a EL PERIÓDICO fuentes diplomáticas. Sancho, además, cuenta con el precedente de Segarra, cuya pena ya le fue conmutada, así como otro caso parecido y más reciente que ahora se instruye en Thailandia, con un ciudadano alemán como principal encausado.

Esa es la esperanza del hijo del actor Rodolfo Sancho. En el caso de Segarra, ha solicitado formalmente su traslado a un penmal español. Y aunque la solicitud de traslado a una prisión de nuestro país está en trámite, no hay precedentes en Tailandia de concesión de traslados de presos nacionales de otros países con penas tan graves antes de, al menos, ocho años de pena cumplida. Segarra cumplirá esos 8 años el próximo 2024. En el caso de Sancho, el recorrido penal de esta historia no ha hecho más que empezar.