Mulas, los envases humanos del narcotráfico: "Si revienta la droga en su estómago, muere en pocos segundos"

"Entre la gente que transporta drogas para tratar de introducirla en nuestro país podemos hablar de 'pepineras' (mujeres que esconden la sustancia en la vagina), 'adosados' (personas a las que adhieren cápsulas con droga a alguna parte de su cuerpo) o gente que la trae en un doble fondo de la maleta. Pero sin duda, los que más riesgo corren son los 'tragados', que son los que ingieren las cápsulas con el estupefaciente y se exponen a que les reviente dentro de su cuerpo".

Le explica el argot policial a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el inspector Méndez. Es el jefe del Grupo de Estupefacientes de la Policía Nacional en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas. Lidera un equipo de 28 personas que trabajan 24 horas al día, los 7 días de la semana, intentando interceptar los envíos de droga que proceden de diversas partes del mundo y que tienen como objetivo triunfar en nuestro país.

El pasado 21 de abril, un joven colombiano de 24 años era abandonado inconsciente en la puerta del centro de Salud de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja). El chico fue atendido de inmediato por los médicos, que no pudieron hacer nada por salvar su vida. Falleció porque dos de las 93 cápsulas de cocaína que había ingerido en su país reventaron en su estómago al llegar a España.

El suceso fue esclarecido a finales de junio por la Guardia Civil, que anunció que se había detenido a dos personas relacionadas con este caso. Tras el suceso, EL PERIÓDICO DE ESPAÑA habla con los expertos en tráfico de drogas acerca de las mulas o bodypackers. El eslabon más débil de la cadena del narcotráfico internacional. Personas-envase que arriesgan su vida por 3.000 euros.

La puerta de la droga

“Las cosas han cambiado bastante, pero España ha sido históricamente la puerta de entrada de la droga a Europa”, cuentan desde el Grupo de Estupefacientes de la CNP. Aun así, España sigue siendo el país de la Unión Europea que más estupefacientes decomisa de los denominados 'vuelos calientes'. Es decir, de los que proceden de lugares productores de drogas.

"Ahora mismo, la mayor parte de los 'vuelos calientes' proceden de América Latina, sobre todo de Colombia, Perú, Bolivia, Brasil, Ecuador y la República Dominicana. Pero también de algunos lugares de África como Johannesburgo (Sudáfrica) o Nigeria. La mayor parte de las veces, sobre todo los que vienen de América, son cocaína. Pero también encontramos a personas que están trayendo heroína o metanfetamina", explican desde la Policía Nacional.

"Hasta 2010, España fue la entrada de la droga desde esos países por una cuestión de conexión de vuelos. Ahora, las cosas han cambiado mucho, porque ya hay muchos países europeos que tienen vuelos directos a esos destinos. Pero España sigue siendo un punto fuerte y, en materia de aeropuertos, Madrid el que más".

Lo explica el inspector Méndez, que recuerda que "entre 2012 y 2014 llegamos a intervenir 1.500 kilos de cocaína al año. Ahora ha bajado un poco, pero en 2022 sin ir más lejos llegamos a interceptar 1.000 kilos. Y este años llevamos casi 500. Es decir, estamos en unos números similares. Recuerdo un encuentro que tuvimos en La Haya (Países Bajos) con compañeros de otros países y algunos nórdicos estaban realmente satisfechos de haber intervenido 50 kilos en un año".

Las mulas

Dentro de ese negocio de traslado de la droga de países productores a consumidores, hay un eslabon imprescindible: el bodypacker. El envase humano. La mula, como se conoce coloquialmente a las personas que acceden a transportar las sustancias, poniendo en riesgo su libertad y hasta su vida, como demuestra el caso reciente de Santo Domingo de la Calzada.

"La mula es el que más arriesga y el que menos cobra. A un 'tragado' le pueden pagar entre 3.000 y 5.000 euros por triunfar. Es decir, por conseguir llegar a destino con las sustancias sin ser detenido". En el caso del colombiano fallecido en La Rioja, transportaba en su estómago 93 cápsulas que sumaban 1.200 gramos de cocaína. Con esa droga se podrían haber elaborado un total de 13.069 dosis, con un valor estimado en el mercado de 275.000 euros.

"Esa droga puede llegar a España con un 80% de pureza, por lo que será adulterada cuando llegue a destino. En la calle raramente va a tener más del 30%, el resto es corte", aclaran desde el Grupo de Estupefacientes, "por lo que estamos hablando de cientos de miles de euros, mientras que a los tragados les están pagando una cantidad mínima por arriesgar su vida".

Perfiles y sistemas

Coinciden los agentes en que no hay un perfil específico de persona que se presta a ser correo de la droga: "Hay igualdad de hombres y mujeres. Hay jóvenes, mayores, solteros o gente con 4 o 5 hijos. Sí que es cierto que en lo que respecta a 'adosados' (mulas que llevan la droga adherida a su cuerpo mediante apósitos, adhesivos, etc), la mayoría son hombres".

Lo que sí ha cambiado es la tendencia de la procedencia. Durante los años de la crisis económica, eran muchos los españoles que viajaban a América Latina para intentar introducir droga en nuestro país. "Ahora sobre todo se trata de personas originarias de los países productores. Hay algunos que tienen residencia o nacionalidad española, pero son los menos. Ahora se lo piensan más. Los que abundan ahora son los 'turistas'. Gente que simula que viene de vacaciones y a menudo usa incluso a su pareja o a sus hijos para transportar las sustancias".

En ese último caso, en el aeropuerto madrileño han llegado a interceptar "a una pareja con dos hijos menores, que traían la droga en los juguetes de los pequeños". Pero los sistemas detectados son de lo más variopinto: "Donde la imaginación te lleve. Hemos llegado a encontrar métodos muy elaborados y crueles. Una vez detectamos a una mujer venezolana a la que le habían operado los pechos para introducirle allí la droga. Venía con las heridas infectadas y con serio riesgo de muerte".

Otro de los sistemas empleados de forma habitual es el de las 'pepineras', mujeres que transportan aproximadamente medio kilo de droga en el interior de la vagina. Precisamente el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas fue el escenario en 2016 de la mayor operación contra el narcotráfico con ese método en liza: 11 mujeres de entre 22 y 47 años fueron detenidas al aterrizar en Madrid procedentes de Medellín (Colombia). Cada una portaba una cápsula de unos 600 gramos de cocaína en el interior de su cuerpo.

En otras ocasiones los métodos son menos invasivos y más imaginativos. "Aquí hemos detenido a personas que traían casi un kilo de cocaína en varias cápsulas adheridas a pelucas. Es un método propio de envíos de droga que proceden de Brasil", señalan desde el Grupo de Estupefacientes.

Cápsulas y condones

Pero, sin duda, los que más arriesgan son los que ingieren la droga. Que además son mayoría según explica la Policía: "Aproximadamente el 50% de los detenidos optaron por la ingesta de droga. Si una cápsula de cocaína revienta en el estómago de una mula, es cuestión de segundos que esa persona muera. Minutos como mucho. Se ponen a convulsionar, se desploman y mueren. Es lo más habitual en estos casos”.

Es lo que le sucedió al joven fallecido en La Rioja. "Por fortuna, en nuestro aeropuerto no se suelen dar casos de fallecimiento porque nuestro protocolo es bastante efectivo y cuando detectamos un perfil que podría ser susceptible de llevar droga ingerida, lo enviamos rápidamente al hospital", cuentan desde el Grupo de Estupefacientes.

Estas cápsulas que contienen la droga están envueltas en un tipo de envase que evita que los ácidos del estómago la descompongan. En otras ocasiones, se utilizan preservativos de látex llenos de cocaína líquida, que es más difícil de detectar en una prueba. Las mulas las tragan en origen y luego las defecan en el país de destino.

También explican los agentes que "cuando los paramos están nerviosos por ir presos. Pero cuando ya son conscientes de la situación, les entra el miedo. Porque saben que está en peligro su vida. Y a veces son ellos mismos los que nos acaban diciendo que llevan tal droga y que los llevemos al hospital".

No hay, tampoco, una directriz para saber qué vuelo es el más caliente: "Va un poco en la experiencia, en nuestras sensaciones", cuenta el inspector Méndez, que lleva 20 años en el servicio. "Ahora mismo, todos los vuelos procedentes de Sudamérica pueden ser vuelos calientes. Hay algunas islas del Caribe donde se está popularizando lo de traer la droga tragada a Europa porque allí hay más trabas y menos recursos para hacer unos rayos X". Una práctica que está aumentando y en la que en ocasiones es literal lo de 'triunfar o morir'.