PROTOCOLO DE LA POLICÍA

¿Qué pasó en Andújar? "Ni los mismos policías sabemos hasta dónde podemos llegar para reducir a alguien"

Agentes y sindicatos de policía denuncian que no hay protocolo que les dé "seguridad" en casos como éste

La Regla Tueller ya tiene jurisprudencia en España con una sentencia del Supremo

La Regla Tueller ya tiene jurisprudencia en España con una sentencia del Supremo / Nacho García

David López Frías

David López Frías

En marzo de 1983, un policía local de Utah (EEUU) llamado Dennis Tueller publicó un estudio que se llamaba Cuánto de cerca es demasiado cerca. Y en él concluía que el tiempo mínimo en el que un policía puede desenfundar y disparar su arma es de 1,5 segundos. Y que ese es el tiempo en el que un agresor con arma blanca recorre 21 pies (unos 7 metros).

Aquel estudio se ha acabado conociendo como Regla Tueller. Una regla que ya tiene su jurisprudencia en España con una sentencia del Supremo: el alto tribunal absolvió a un jubilado del delito de homicidio tras haber matado de un disparo a otro anciano que intentaba pegarle un hachazo a un metro y medio de distancia. Es decir, estaba dentro de la distancia Tueller y al acusado se le aplicó así el eximente de legítima defensa.

Esta regla sale a colación estos días, en el que se han registrado varios ataques con arma blanca a policías. Uno en Pontevedra, donde un hombre a entrado con un cuchillo en comisaría y ha apuñalado a un agente. Otro en Isla Mayor (Sevilla), donde un policía local ha recibido una cuchillada de un delincuente al que le daba el alto. Y el más grave, el de Andújar.

Trastornos mentales

¿Qué sucedió en Andújar? En este pueblo jienense de 37.000 habitantes un veterinario jubilado con trastornos mentales amenazaba de muerte el pasado domingo a los vecinos de un inmueble. Llevaba un martillo y un machete. Intentaba entrar violentamente porque decía que dentro había terroristas. Una patrulla de la Policía Nacional llegó a poner orden y el hombre se lanzó hacia uno de los agentes que, en lugar de abatirlo, reculó.

El delincuente salió en pos de él. El policía se resbaló mientras retrocedía y cayó de espaldas. El agresor se abalanzó sobre él y empezó a apuñalarle. El agente, casi inmovilizado, sacó la pistola y le pegó un tiro desde el suelo. La bala rebotó en una moneda que llevaba el veterinario en el bolsillo. Con tan mala suerte, que salió disparada hacia el cuerpo del otro policía nacional que se acercaba a la escena corriendo. Cayó al suelo y falleció. Tenía 40 años.

¿Por qué no disparó antes su compañero? EL PERIÓDICO DE ESPAÑA ha hablado con agentes, sindicatos y expertos en defensa personal para intentar explicar por qué este tipo de escenas difieren tanto en nuestro país de las que llegan, por ejemplo, de Estados Unidos, donde la policía abate con celeridad (a veces demasiada) a cualquier persona que porte un arma en actitud amenazante.

Un hombre armado con un martillo y un cuchillo mata a un policía en Andújar

Agencia Atlas

El protocolo


“Hay que ponerse en el papel del policía. El compañero lo intentó hacer lo mejor posible. Lo que pasa es que la Policía Nacional tiene un sistema de regulación de la fuerza que ni los mismos policías tenemos claro hasta dónde podemos llegar”, explica Jacobo Rodríguez, portavoz nacional del Sindicato Unificado de Policía (SUP).

“Lo que necesitamos es la regulación de un protocolo que nos dé seguridad. Porque, aunque haya esa jurisprudencia del Supremo que avala el uso del arma, nuestro sistema judicial no es como el anglosajón en el que la jurisprudencia hace ley. Aquí le retirarían el arma y la placa al agente, dependeríamos de la valoración de un juez determinado. Y sí, quizás con el tiempo sea absuelto. Pero hasta entonces pasa un calvario”, resume Rodríguez.

“Fue un cúmulo de desgracias. Camina hacia atrás y se tropieza, lógicamente en situación de estrés nervioso. Y el ser humano no está habituado a caminar hacia atrás. Debería haber caminado en círculos. Pero eso hay que tenerlo entrenado mucho. Hay que tener muchísima información y nosotros no la tenemos”, indica Samuel Vázquez, portavoz de la plataforma Una Policía para el Siglo XXI y afiliado del sindicato ASPOL.

Añade además que si el policía hubiera disparado antes “tendríamos el calvario del espectro político y mediático. También el artisteo en general, todos hablando de que han matado a un hombre inocente, que sólo tenían un brote psicótico que se podía controlar, que los policías deberían tener formación para tal y para Pascual. Y no, no es así”.

La biología

“Es como cuando te dicen que dispares a las piernas. No se puede en un objetivo en movimiento. Por eso ninguna de las dianas de las escuelas de tiro en el mundo tiene extremidades. En esos casos hay que abatir hasta que caiga”, aclara Vázquez, que explica que la importancia de que el protocolo proteja a los policías, porque en una situación de máxima tensión como esa, no cabe una sola duda. Y tiene una explicación biológica que nos explica su compañero de plataforma Fernando Recio.

“Cuando el cerebro entra en estrés por miedo a perder la vida o por miedo a ser lesionado de gravedad, ese miedo hace que el cerebro empiece a funcionar con la amígdala, la forma más reptiliana y primitiva que tenemos en el cerebro, la de la supervivencia. Ese modo de supervivencia genera tres posibles reacciones: correr, luchar o quedarse congelado. La sangre se concentra en los grandes grupos musculares (brazos o piernas) para proceder a correr o a luchar”.

“Ese desvío de sangre hace que el cerebro quede con menos riego sanguíneo de lo habitual. Por lo tanto, funciona de manera precaria. No razonas de una manera objetiva, como si no tuvieras ese tipo de estrés. Solamente te van a salir las cosas que tengas, muy trabajadas o mecanizadas. O sea, el cerebro va a buscar la solución más sencilla para la resolución de un problema. Se pierden las habilidades motoras finas. Muy posiblemente entres en visión túnel (pérdida de la visión periférica) y pierdas el 80% del audio”.

Reflejo Interlimb


Otras fuentes policiales consultadas por este periódico, expertas en tiro y defensa personal, han explicado que otro de los factores biológicos que pueden haber influido en el suceso es el conocido como Reflejo Interlimb.

“Es un reflejo involuntario que se puede ver con un simple juego entre dos personas: uno, con las manos abiertas y hacia arriba, sujeta una moneda en, por ejemplo, la palma derecha. La otra persona se la intenta quitar. Cuando el primero cierra la mano para evitarlo, involuntariamente también cerrará la mano izquierda”, desarrolla.

“Esa es la explicación de que haya muerto gente intentando hacerse un selfie con un arma apuntándose a la cabeza. Pulsan el botón de la cámara pero también, por este Reflejo Interlimb, el gatillo de la pistola”, prosigue. Y ahí es donde puede verse relacionado con este caso.

“El agente no quiere utilizar el arma y opta por usar la defensa. Lleva la pistola en su mano hábil, pero se la pasa a la otra para agarrar la defensa. Al golpear con la porra, este reflejo puede haber sido el causante de que haya efectuado el disparo. Porque todavía no sabemos si disparó a conciencia o se le disparó el arma”, concluye.

La formación


“Nuestro modelo policial no está preparado para este tipo de incidentes. No tenemos formación. Nunca nadie se ha preocupado de dárnosla. Porque los policías siempre hemos sido números en manos de políticos. Por lo tanto, no tenemos una formación acorde a la nueva realidad criminal. Hace 20, 30 años era una excepción. Ahora es el tipo de episodios que vemos cada dos o tres días”.

Lo asegura Vázquez, que cree que “el entrenamiento y la formación salva vidas. Somos como ovejas que mandan al matadero. No tenemos formación. El entrenamiento y la formación debe ser constante y salvavidas. Sólo lo que tienes mecanizado, lo que tienes entrenado miles y miles de veces, es lo único que puedes llevar a proceso cuando estás en una situación de estrés de combate”.

Una queja recurrente. Jacobo Rodríguez del SUP coincide en ella y recuerda que “reclamamos licitaciones para la adquisición de más lotes de cartuchería. Tiene que aumentar el número de disparos trimestrales, porque a menudo se limitan a 25 cartuchos cada 3 meses”. Son muchos los agentes que toman este tipo de clases por su cuenta de forma privada, invirtiendo su propio dinero. Y reclaman que sea el Estado el que proporcione más sensación de seguridad a los encargados de preservarla. Desde el Ministerio del Interior han declinado pronunciarse en este reportaje.