Opinión | TRES EN LÍNEA

Feijóo no está para campañas

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en un mitin en Cornellà (Barcelona).

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en un mitin en Cornellà (Barcelona). / ALBERTO PAREDES - EUROPA PRESS

Hay un dicho valenciano -La processó és llarga i el ciri, curt-, que todos los políticos y periodistas deberíamos tener en el salvapantallas como recordatorio. La procesión es larga y el cirio, corto. Sabiéndolo, los más avispados intentan no encenderlo demasiado pronto, para llegar con la llama viva e iluminando al final. ­Otros le dan candela nada más empezar el cortejo y, para cuando alcanzan la tribuna, ya han consumido el velón. El líder del PP está entre estos últimos. ¡Mira que se le hacen largas a Feijóo las campañas electorales!

Le pasó con las generales, en las que, si la campaña llega a durar una semana más, es posible que sus errores hubieran dejado a Sánchez en disposición de no necesitar ni siquiera a Puigdemont, y le está pasando ahora con las catalanas, cuya campaña electoral también se le está haciendo eterna al PP.

Si algo ha demostrado hasta aquí el equipo de Feijóo es que, ni sabe planificar las campañas, ni fijar su objetivo. Si las encuestas no se equivocan -y en este punto, no parece que lo vayan a hacer- el PP crecerá notablemente en Cataluña el próximo domingo, si bien es cierto que su punto de partida era raquítico. Pasar de tres escaños a entre 10 y 13, no es poca cosa, teniendo en cuenta que desde que Aznar se retiró nadie entre los dirigentes populares con mando en plaza en Madrid ha vuelto a sentir la necesidad de hablar catalán en la intimidad.

Pero Feijóo ha cometido el error de poner los resultados del PP en relación exclusiva con los de Vox. El PP no aspira a ser determinante para la formación de gobierno en Cataluña. Ni siquiera nos ha vendido que lo suyo es recuperar terreno. El PP nos obliga a mirar a Vox para juzgar sus propios resultados. Y con ello, infla a Vox. Para Sánchez es crucial que Illa, no sólo gane las elecciones, sino que pueda ser presidente. Le cuadraría el relato de que todo lo que ha hecho desde La Moncloa ha ido en beneficio del país y por eso, después de más de una década, no habría un independentista al frente del Govern. Se diría que Feijóo, por contra, se conforma con ganarle a Abascal.

Eso, y no otra cosa, es lo único que cabe interpretar del rumbo que está imprimiendo a la campaña catalana, en su recta final, el líder del PP. Sus manifestaciones sobre la inmigración, vinculando ésta con delincuencia y ocupación, no son más que un intento equivocado de sacar del escenario a la ultraderecha españolista (la hay también, como hemos visto, catalanista) por la vía de asumir su discurso. No sé si Feijóo cree que eso le va a dar pan para hoy, pero que no dude que le dejará en la hambruna mañana. En tanto que el PP incorpore el relato extremista en lugar de afianzar el suyo propio, Vox habrá ganado esa partida tenga los votos que tenga este domingo.

Hay muchas diferencias entre Sánchez y Feijóo. Pero una de las sustanciales es que Sánchez utiliza cada convocatoria electoral, con independencia de su resultado, como plataforma para la siguiente, mientras Feijóo parece superado por cada una de ellas, sea cual sea el dividendo que obtenga. Por entendernos, Sánchez ya está en las europeas mientras Feijóo bracea en las catalanas. Por supuesto, ya lo hemos dicho, que para el teatro español (y, en consecuencia, para Sánchez) las catalanas son importantes. Pero el líder socialista sabe que las bravatas de Puigdemont, sus amenazas con dejar caer el Gobierno de Madrid si no le dan lo que quiere en Barcelona, pueden tener un recorrido limitado (la procesión de la amnistía es larga y el cirio del expresident lleva mucho tiempo prendido), ocurra lo que ocurra el 12M. Mientras Feijóo sigue en la ensoñación de que tarde o temprano una moción de censura con el apoyo de Junts le llevará en volandas a La Moncloa. A saber qué hará el político gallego el día que, entre rabieta y rabieta, descubra que los reyes magos son los padres.