CASO KOLDO

La hora más baja de Ábalos, un político diésel habituado al riesgo

El exministro se ve a sus casi 65 años ante el hecho excepcional de que el partido que pastoreó le pide el escaño y se va al grupo Mixto.

Su salida de escena camina pareja a la de Puig, pero por puertas alejadas

José Luis Ábalos, la pasada semana, en los pasillos del Congreso.

José Luis Ábalos, la pasada semana, en los pasillos del Congreso. / EUROPA PRESS

Alfons García

Alfons García

Una máxima política dice que "uno es quien le acompaña". José Luis Ábalos decidió apoyarse en Koldo García Izaguirre en su última etapa, cuando tocaba la gloria de pisar Moncloa y dominar Ferraz. ¿Alguien no sabe quién es Koldo hoy? Exconcejal socialista navarro, agente de seguridad privada en locales nocturnos y escolta en los tiempos duros de ETA. Koldo ha sido desde 2018 el hombre para todo de Ábalos y su perdición política al ser detenido la semana pasada por presunto cobro de comisiones en la compra de mascarillas en la pandemia.

Al grupo Mixto

Cerca de los 65 años, el exministro de Transportes, político diésel, de largo recorrido, sabedor de que la política es cíclica, está en su momento más bajo, a un paso de la expulsión de su partido al decidir irse al grupo Mixto tras negarse a dejar el escaño en el Congreso que ocupa desde hace quince años. Fue entonces cuando coincidieron dos novatos en el Parlamento. Sintonizaron. El otro se llamaba Pedro Sánchez. Ya saben su historia.

El tiempo, caprichoso, ha querido casi simultanear la salida de la primera línea política de Ábalos Ximo Puig, los dos socialistas valencianos más influyentes en la última década. Se han respetado, pero casi siempre han estado en posiciones internas contrarias en años convulsos en la historia del PSOE.

Ambos salen de escena empujados por Sánchez. La paradoja es que el que fue su amigo y escudero (el hoy presidente durmió en su casa de València cuando intentaba reconquistar Ferraz) se ve hoy acorralado por su partido, que lo ha dejado caer en el Congreso y le pide el acta, mientras Puig (uno de los miembros de la dirección del PSOE que en 2016 firmó para forzar la caída de Sánchezsaldrá aclamado del congreso extraordinario del PSPV con dirección a la embajada de la OCDE en París. Por si alguien tenía dudas de que la política es una montaña rusa.

Ábalos Puig son hijos del ‘felipismo’. Aunque ninguno se identifique con lo que significa ese concepto, ambos crecieron en el partido por vías distintas al calor de ese socialismo que inauguraba un tiempo nuevo tras la dictadura. Puig fue diputado en Corts ya tras las primeras autonómicas, en 1983Ábalos venía de las juventudes del PCE, donde aterrizó en 1976, y tras el intento de golpe de 1981, se afilió al PSOE.

En 1983 ocupó su primer cargo público como jefe de la secretaría del delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Eugenio Burriel. Fue luego jefe del gabinete del conseller de Trabajo, al tiempo que pasaba a gobernar su agrupación socialista en la ciudad (València Nord), desde la que afianzó su poder en la capital. Al ayuntamiento llegó como asesor en 1992, cuando el PSOE ya había perdido la alcaldía a manos de Rita Barberá.

Siempre se sintió más cómodo en las sombras que bajo los focos, aunque en los últimos años ha acentuado su perfil televisivo. En València prefirió ser secretario general del partido y nunca candidato contra la poderosa Rita Barberá.

La política es riesgo

No tuvo una infancia fácil, obligado a crecer rápido y a ganarse la vida mientras estudiaba Magisterio, su vida laboral ha estado siempre ligada a la política. Eso significa que ha sabido perder (lo hizo en el año 2000 cuando disputó el liderazgo del PSPV y fracasó por nueve votos) y recuperarse. Eso significa que ha sabido pactar, con los de dentro y también con el PP. Y ha sabido que en política ser inferior en número no significa perder si esos pocos están apiñados y son fieles (algunos incluso lo defienden hoy, en las peores horas).

Figura constante en el socialismo valenciano, Ábalos ha sabido también que la política es riesgo. Será porque en su familia hay relación con las loterías. Arriesgó siendo el único líder provincial que apoyó al destronado Sánchez y ganó. Le valió para tocar la gloria como portavoz del PSOE en el Congreso en 2017, cuando el ‘no es no’, gobernar en Ferraz y ser todopoderoso ministro.

Jubilarse no era su plan ahora (más bien, el Parlamento Europeo), pero el caso Koldo lo deja en su hora más baja, ante algo tan excepcional como que la ejecutiva de su partido apruebe por unanimidad pedirle el acta de diputado de quien ha sido su secretario de organización. Ábalos ha preferido decir que no: se queda en el Congreso, aunque sea en el Grupo Mixto.Esperará a que evolucione el proceso judicial y mantendrá el escaño.