Las CCAA ante el nuevo Gobierno (VI): Cataluña, la llave de la estabilidad de Sánchez

Del cumplimiento de los acuerdos con ERC y Junts y del provecho que saque el PSOE de la rivalidad independentista dependerá el avance de esta nueva legislatura

El president de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès.

El president de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès. / EP

Júlia Regué

Pedro Sánchez arranca un nuevo mandato atado a la dependencia de ERC y Junts, quienes compiten por hacerse con el triunfo de la amnistía del 'procés'. La legislatura tendrá un carácter marcadamente plurinacional debido al cóctel de aliados de Sánchez, y de ellos dependerá el sustento del presidente durante los próximos cuatro años.

La competición incesante entre los dos rivales políticos en Cataluña afectará a la gobernabilidad de España, teniendo en cuenta que las elecciones catalanas serán, a más tardar, en febrero de 2025, y que si los jueces aplican la amnistía siguiendo con la voluntad del legislador, los políticos que estaban en la primera línea en 2017 podrán volver al ruedo.

El giro estratégico de Junts, liderado por el expresident Carles Puigdemont, tras el pacto de investidura, sitúa a la posconvergencia en un espacio de disputa que hasta la fecha había abandonado y había quedado en manos de ERC en solitario: ahora ambos ya compiten por ser la referencia independentista del PSOE en el Congreso. Los socialistas pueden sacar partido de esta división, pactando a dos bandas aprovechando esta falta de conjunción, pero a la vez la disputa catalana puede elevar el precio de cada formación para las votaciones.

Los Presupuestos serán la primera revisión del avance de los acuerdos. Tanto ERC como Junts avisan ya a Sánchez de que debe cumplir para continuar, aunque difícilmente habrá una posibilidad para desbancarle con una moción de censura por la alianza imposible del independentismo con el PP y Vox a la hora de pactar una alternativa.

El pacto con Junts se irá desmenuzando sobre la marcha en las reuniones con mediador que habrá entre los dos partidos. La posconvergencia apostará por un referéndum a lo que el PSOE responderá con el regreso del Estatut de 2006 que fue recortado, y se explorará un plan para el regreso de las empresas que se marcharon de Cataluña por la convulsión política. Y si bien JxCat pedirá la cesión del 100% de todos los tributos que se pagan en la autonomía, los socialistas apostarán por la reforma del sistema de financiación. Ambos tendrán que hacer equilibrios.

En el caso de Esquerra, las medidas sobre el autogobierno están clarificadas, con el traspaso de Rodalies como pieza principal y con la condonación de un 20% de la deuda. Su acuerdo sí marca las líneas a seguir en los próximos años, y de estos avances también depende el final de legislatura del 'president' Pere Aragonès. Así que se espera una colaboración que beneficie tanto a Moncloa como al Govern con apoyo mutuo a las cuentas públicas.