Opinión | ANÁLISIS

Soy más zorra todavía

¿Quién sino nosotros tiene la responsabilidad sobre el significado y significante de las palabras?

María Bas, en un instante del videoclip de 'Zorra'.

María Bas, en un instante del videoclip de 'Zorra'. / ARCHIVO

Tengo un Déjà vu. Parece que fue el otro día cuando escribía un artículo titulado ‘¿Por qué dan tanto miedo nuestras tetas?’ y ya estamos aquí otra vez, discurriendo o no sobre ‘si salgo sola soy la zorra’. ¿Que qué tiene que ver lo uno y lo otro? ¡Todo!

Vaya por delante decir que lo verdaderamente rompedor que podríamos enviar este año a Eurovisión es nuestra ausencia. Un silencio sonoro por permitir la participación de Israel pese los crímenes que está cometiendo —en presente— contra el pueblo palestino. Por ser ‘un evento apolítico’, pero a ratos. En fin.

Volviendo a esta España mía, esta España nuestra, el verdadero espejo de las cosas que importan no está estos días en el telediario, sino en las chirigotas de carnavales. Canela fina. Y con la música hemos topado, un año más, en la canción elegida para representarnos en Eurovisión: ‘Zorra’, del dúo Nebulossa formado por Mery Bass y Mark Dasousa. Pocas opiniones han trascendido acerca de la voz o la composición musical y muchas que podríamos englobar en las categorías de "culos de ellas, bien; culos de ellos, meh", "zorras somos todas" o "nos ofende a todas que canten ‘Zorra’". O en la versión 3.0 de las opiniones de nuestros gobernantes: desde la ministra de Igualdad, Ana Redondo (PSOE): "Es una canción divertida, que rompe estereotipos, rompe moldes, rompe con el edadismo" —ah, sí, que también pica que Mery Bass tenga 55 castañas— a la presidenta de Les Corts Valencianes, Llanos Massó (Vox): "¿Alguien puede resolverme una duda? ¿Cuando un chaval llame zorra a una compañera le van a subir un punto la nota o le darán un premio a final de curso? Porque supongo que de reprenderlo ni hablamos, ¿no?".

Pero pasa con la opinión lo mismito que con el culo; ¿que todos tenemos el nuestro? Sí, pero también que entre los unos y los otros los hay víctimas de evidente abandono y los hay con el brillo esplendoroso que dan las sentadillas y los libros. Y como la mañana que escribo cambio el gimnasio por las letras, les traigo uno gordísimo (de libro): el diccionario de la Real Academia Española. ¡Qué digo uno! ¡Siete! Gracias a una fantástica herramienta llamada ‘Mapa de diccionarios’ que permite consultar, además de la actual, las ediciones de 1780, 1817, 1884, 1925, 1992 y 2001 y que ofrecen "una visión evolutiva del léxico moderno, matizada por la idea que se hacían de él los académicos a lo largo de casi trescientos años". Académicos, por cierto, en masculino porque de los 477 que ha tenido la institución en toda su historia, solo 12 han sido mujeres. ¡Meh! Casualidades... ¿Me acompañan a este viaje repleto de música, palabras y un poquitito de zorreo?

"Si salgo sola soy la zorra. Si me divierto, la más zorra. Si alargo y se me hace de día soy más zorra todavía. Cuando consigo lo que quiero (zorra, zorra) jamás es porque lo merezco (zorra, zorra) y aunque me esté comiendo el mundo no se valora ni un segundo".

Nebulossa.

‘Zorro, zorra’ aparece en la actualidad en su segunda acepción como: "m. y f. coloq. Persona muy taimada, astuta y solapada." Atentos a este ‘m. y f.’ (‘nombre masculino’ y ‘nombre femenino’) porque importa. Hasta la edición de 2001; ‘zorro’ aparece como "hombre muy taimado y astuto". Solo el hombre. Y ‘Zorra’, "prostituta". En 1992 era "prostituta, mujer pública"; en 1925; "ramera"; en 1884, "mujer mala, ramera". Aún hoy, en otra acepción aparece como "f. despectiv. malson. Prostituta" y para no dejar lugar a dudas se acompaña de una lista de sinónimos: "prostituta, meretriz, puta, furcia, ramera, fulana, pelandusca".

‘Zorrear’ es en su primera acepción "Hacerse el zorro, obrar con la cautela o la astucia propias del zorro" y en la segunda: "Dicho de una mujer: Dedicarse a la prostitución».

Pero, ¿cómo entrar a este Mapa de diccionarios y detenerse en ‘zorra’ con lo largo y ancho que es el castellano? ¡Imposible!

‘Hombre público’ es el "hombre que tiene presencia e influjo en la vida social"; ‘mujer pública’ es "prostituta". ‘Hombre de la calle’ aparece como "persona normal y corriente" mientras que ‘mujer de la calle’ —hoy— tiene una segunda acepción: "prostituta que busca a sus clientes en la calle". ‘Hombre de mundo’ aparece como "el que trata con toda clase de gentes y tiene gran experiencia y práctica de negocios"; ‘Mujer mundana’, "ramera". ‘Mujer del partido’, "prostituta"; ‘Mujer del arte’, ‘de mala vida’, ‘perdida’, ‘de la vida airada’ o ‘de punto’; todas ellas: "ramera". Antes también "La viciosa y entregada a la vida licenciosa" y a su lado ‘Hombre de punto’ era "persona principal y de distinción" y ‘Hombre de la vida airada’ "el que se precia de guapo y valentón".

‘Puto’ aparece solo desde 2001 como "hombre que tiene concúbito con persona de su sexo". Puta aparece ya en 1780 como "la muger ruin que se da á muchos" y para no dejar lugar a dudas acompaña de refrán: "Puta la madre, puta la hija, puta la manta que las cobija".

‘Golfo’, "deshonesto, sinvergüenza" y hasta 1025 "pilluelo, vagabundo". ‘Golfa’ es desde tiempos memorables "ramera, prostituta". ‘Buscón’ es el "hombre que busca o hurta"; ‘buscona’ es "prostituta, ramera». ‘Pendón’, "dicho de una persona: de vida irregular y desordenada» y en 2001 era "mujer cuyo comportamiento es considerado indecoroso" y —manda huevos— ‘pendón desorejado’ era "mujer de comportamiento considerado descarado o impúdico".

Y podría seguir y seguir…

Les invito a hacerlo por ustedes mismos. Ya saben: por entender ese quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos. Por mantener la opinión esculpida cual culo de bailarín y quizá hasta dilucidar si la canción banaliza un término despectivo o trata de resignificarlo. A fin de cuentas, ¿quién sino nosotros tiene la responsabilidad sobre el significado y significante de las palabras? Mientras, si les ofende ‘zorra’ les recomiendo apagar el televisor el próximo 11 de mayo. La canción la repite ni más ni menos que 45 veces. ¡Eso no es nada! Las mujeres lo llevamos escuchando… TODA LA VIDA.