Opinión | POLÉMICA POLÍTICA

Ganadores y perdedores

Bildu no ha matado a nadie. De hecho, nació el mismo año -hace doce- que ETA abandonó las armas. Y ese, efectivamente, es el gran triunfo de la democracia

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo / José Luis Roca

“Bildu es el éxito de la democracia”. Sé que no es fácil defender esta idea con la que está cayendo, pero yo lo hago aunque la frase no es mía. Se la escuché a la profesora de Derecho Internacional, Mariola Urrea, que ejerce como analista en el 'Hoy por hoy' de la cadena SER. Era justo a la mañana siguiente de anunciarse que el PSOE cederá sus votos a Bildu para que acceda a la alcaldía de Pamplona. 

Desde luego a Pedro Sánchez se le podrán criticar muchas cosas, pero no que vaya escaso de coraje. ¿Visionario o desesperado? No sé si en este caso son conceptos excluyentes.

Sea como sea, cuando el catálogo de críticas e hipérboles por la amnistía parecía haber batido el récord, la operación Pamplona -incómoda también para algunos socialistas- ha abierto otra caja de los truenos en la (ultra) derecha, donde a los habituales mensajes de que España se rompe, el pueblo está humillado y el Estado de derecho roto en pedazos, se le han añadido los verbos “matar” y “asesinar”.

Núñez Feijóo llegó a decir que el PSOE ha pactado “con un partido que asesinó a compañeros suyos”, lo cual es mentira. Rotunda. Sin paliativos. Y peligrosa. Porque Bildu no ha matado a nadie. De hecho, nació el mismo año -hace doce- que ETA abandonó las armas. Y ese, efectivamente, es el gran triunfo de la democracia.

Existen argumentos más que suficientes para criticar la estrategia –o la improvisación- de pactos que ha impulsado Sánchez desde las últimas elecciones; resulta perfectamente comprensible que la amnistía a los dirigentes independentistas que huyeron de la justicia se le atragante a un montón de españoles, incluidos algunos -no tan pocos- catalanes. 

Es obvio que a una parte de lo que llamamos izquierda abertzale le falta reconocer sin tapujos que estuvieron en el bando equivocado. Y además que, tanto sufrimiento, no sirvió para nada. Pero meter ahora en la termomix del debate la sombra de las bombas y las pistolas es algo más que ruin. Y no, no me olvido de las víctimas ¿cómo imaginarlo siquiera?, pero no creo que retorcer la realidad para agitar sus peores fantasmas les aporte mucho consuelo.