Opinión | CLÁSICOS DE VERANO

El amor de verano

En la época de mi adolescencia y mi juventud las grandes amistades de verano se mantenían por carta, y a veces con llamadas telefónicas por el cumpleaños y la Navidad. Ahora sería mucho más fácil y rápido a través de las apps de mensajería

5 tips para encontrar tu amor de verano

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Hoy vamos a ponernos serios. Al menos un poco. Al pensar en este tema me vienen a la cabeza dos cosas que ya mucha gente no conocerá: la serie española Verano azul donde Pancho (16 años) y Javi (14 años) se disputaban el amor de Bea (14 años); y la canción del Dúo Dinámico Amor de verano, que formaba parte de la banda sonora de la serie.

Que conste que yo sólo me acordaba de los nombres del Piraña y de Chanquete... pero al informarme sobre la serie los recuerdos han ido surgiendo.

Desde esta perspectiva (la juventud de los protagonistas citados) podría relacionarse el tema que hoy nos ocupa con el primer amor y con las pandillas de las playas y los pueblos en la época estival. Y ese primer amor parece ser muy tempranero, a tenor de la serie y a tenor también de otros referentes, algunos de ellos de varios siglos de antigüedad como Romeo y Julieta más preadolescentes que adolescentes según parece. 

A mí, que nunca tuve pandilla ni pueblo (soy tan de Madrid como el Retiro) todo esto me viene como un espectador del cine, de la televisión y de la realidad, pero eso no me impide pensar y compartir con ustedes algunas reflexiones.

Dicen que los amores de verano son cortos pero se recuerdan siempre. Creo que esa segunda característica tiene que ver con "las primeras veces" de todas las experiencias importantes de la vida ya que estamos relacionando el amor de verano con el primer amor. Y en ese sentido pienso sinceramente que en occidente se ha perdido gran parte de la inocencia (que no de la inevitable inmadurez) porque el acceso a las redes y al consumo de alcohol y drogas a edades terriblemente tempranas ha destruido la magia del descubrimiento, de unir ese momento de explosión hormonal del cuerpo con las inéditas mariposas en el estómago.

Sin embargo no me quiero meter demasiado en estos barrizales y me centraré en el concepto de "amor de verano", entendido literalmente como "amor de las vacaciones estivales", donde la palabra verano (el todo) representaría a una parte (un período en general más breve). Eso que se llama sinécdoque, por si alguno no se acuerda.

Un romance que no consigue superar la distancia física que existe entre los amantes que veranean en Torremolinos, pero uno es de León y el otro de Badajoz, por ejemplo. Esa sería la esencia de lo que hablamos hoy. Y quise preguntarme si de verdad eso sigue existiendo. 

Las imágenes que todos los años nos llegan de Gandía y Magaluf o las de algunos festivales de música me hacen ver una juventud centrada en perder la consciencia y llamar a eso disfrute. ¿Qué tipo de romance puede darse entre esos jóvenes llenos de ruido y sustancias que alteran la percepción?

Quizá la edad del romance se ha retrasado o hay otra mucha juventud que no sale en las noticias y que sí lleva una vida donde puede surgir el amor, de verano o no... ¿Surgirá ese amor jugando al voleibol en la playa? ¿Se dará en los chiringuitos como en los pubs: grupos pequeños o grandes de chicos y chicas que se lanzan miradas, se invitan a copas y algo más? ¿Serán las peñas de los pueblos los lugares propicios para que se desarrollen los cimientos de ese amor de verano?

En la época de mi adolescencia y mi juventud las grandes amistades de verano se mantenían por carta, y a veces incluso con llamadas telefónicas por el cumpleaños y la Navidad. Ahora sería mucho más fácil y rápido a través de las apps de mensajería inmediata. 

¿Podrían resistir los amores de verano la distancia dejando así de ser tales para convertirse tan sólo en amores, sin apelativos? Podrían y seguro que lo hacen en algunos casos. O quizá el hecho de que las cosas se hayan vuelto tan "fáciles" les han hecho perder el valor a ojos de la mayoría. Antes y ahora sólo cuenta la voluntad.

Valoramos más aquello que vamos a perder y si un amor surge en verano tiene muchas posibilidades de acabar pronto, de tener una fecha de caducidad a la vuelta de la esquina. Por lo tanto el inicio, nudo y desenlace han de darse casi en un único acto. Claro que ningún romance tiene asegurada la duración pero estos nacen como las flores, abocados a una corta, aunque hermosa y -frecuentemente- aromática existencia. 

Somos más conscientes quizá, dentro de la neblina mental que impone el enamoramiento y de la urgencia con que hacemos todo (incluido "el cortejo"), de que eso que empieza hoy puede acabar mañana mismo, en una semana, en dos o en tres... No hay casi tiempo para los errores. No hay casi tiempo para conocer la parte menos atractiva del otro, la auténtica prueba de fuego de lo que yo llamaría amor. Todo es conocimiento de lo mejor de esa persona que entra en la vida y a la que dedicamos nuestros pensamientos y nuestros actos, a la que nos atrae un imán invisible puesto al rojo ardiente por el calor del verano.

Tengo que reconocer, para terminar, que vengo pensando en el amor de las personas que ya son "mayores". ¿Surgen los romances en los viajes organizados para las personas jubiladas? Quiero creer en ello, quiero creer que el amor y la ilusión no tienen edad y que al corazón siempre le quedan habitaciones para albergar un nuevo corazón. 

Por supuesto serían amores de primavera y otoño, que es cuando, esa temporada media, se ofrecen a nuestros padres y abuelos unos días de descanso a un precio más asequible.

De verano o no, ¡que viva siempre el amor!