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Cuando Feijóo saca nota

Dicen que un debate de televisión mueve pocos electores. Todavía queda campaña, pero el del lunes no contribuyó a la remontada socialista

Madrid. 10.07.2023. Debate Cara a Cara en la campaña de las elecciones del 23 J entre Pedro Sánchez, PSOE, y Alberto Núñez Feijóo, PP.

Madrid. 10.07.2023. Debate Cara a Cara en la campaña de las elecciones del 23 J entre Pedro Sánchez, PSOE, y Alberto Núñez Feijóo, PP. / JOSÉ LUIS ROCA

Dicen que en un debate de televisión entre dos aspirantes a presidente gana no quien argumenta más, sino el que guarda mejor las formas y así inspira más confianza. Quizá por eso hay bastante coincidencia en que el ganador fue Feijóo y que Sánchez perdió la bala de plata que tenía para remontar.

Sánchez es más telegénico, pero estuvo tan ansioso de tumbar al contrario que dio la sensación de impulsivo, incluso de indignado. Y cayó en trampas simples. "No se ponga nervioso", le espetó Feijóo. Y Sánchez, en vez de cambiar de tercio, lo negó: "No estoy nervioso". Punto para Feijóo. Y el líder del PP, más cauteloso, se creció cuando vio que descolocaba al presidente. Estuvo más correcto (interrumpió menos y con menor vehemencia), pero disparó con fuerza y fue más astuto al esquivar lo que no le convenía.

Vamos al fondo. La economía crece y se crea empleo, pero cuando Sánchez, arrogante, repitió otra vez: "Va como una moto", brindó a Feijóo la ocasión de decir que la frase respeta poco a los españoles. En economía, con lo que han subido los precios de la cesta de la compra (aunque sea menos que en la UE), siempre hay motivos de queja y no conviene presumir de matrícula de honor. 

Sánchez estuvo mucho más firme al atacar al PP por los pactos con Vox que han supuesto una involución, pero Feijóo se escapó diciendo que se cumplían 26 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco -efecto dramático- y que él no pactaba con los que ordenaron el asesinato. "Usted no puede dar lecciones porque gobierna con Bildu, el antiguo brazo político de ETA". Respuesta: "No gobierno con Bildu -usted sí con Vox-, pero han votado leyes progresistas". Puntilla: "Pues eso, siempre vota con Bildu o ERC, sin que yo diga que Otegi y Junqueras son lo mismo".

Y respecto al ninguneo de la bandera LGTBI por cargos elegidos con apoyo del PP, Feijóo adujo haberla respetado siempre en Galicia, y se volvió a escabullir acusando a Sánchez de no haber defendido otra bandera, la española, de los ataques independentistas. 

Los dos mintieron -o simplificaron- demasiado, pero Feijóo se llevó la palma cuando dijo que el juez había archivado el caso Pegasus (respecto al móvil del presidente) por falta de colaboración de la Moncloa cuando la culpa es de la empresa especializada israelí. Pero Sánchez no supo contestar. Y Feijoo se apuntó un tanto -este cierto- cuando recordó que la rectificación socialista de la ley del solo sí es sí fue aprobada gracias al PP y con el voto en contra de Podemos. Si entonces Sánchez hubiera destituido a Irene Montero -como ahora Yolanda Díaz ha prescindido de ella- tendría hoy más autoridad. No habría sido ninguneado -y tachado de reaccionario- por una de sus ministras.

Respecto a Vox, Feijóo intentó blindarse ofreciendo permitir la investidura de Sánchez si el PSOE gana las elecciones, a cambio de que él hiciera lo mismo si la del PP es la lista más votada. E incluso exhibió un documento listo para la firma. No lo tenía fácil porque en Extremadura acaba de investir, con apoyo de Vox, a María Guardiola, que quedó detrás del socialista Fernández Vara, pero Sánchez ni lo argumentó. Despreció la propuesta. 

Y sin embargo muchos ciudadanos preferirían que la extrema derecha no esté en el Gobierno, aunque para ello el PSOE se tuviera que abstener en la investidura de Feijóo. Una encuesta del lunes del Ara, diario nada próximo al PP, dice que, en el total de España, el 53%, contra el 34%, estaría por esa opción. Y lo más revelador es que todos los electorados -salvo los de Vox y Bildu- apoyarían la abstención. Los socialistas por poco margen, 46,5% a 44,2%, pero los de Sumar, Junts y la CUP, por mayorías menos tímidas: 49,8% a 44,9%; 50% a 38%, y 47% a 35%. Y el 46,7%, contra el 41,1%, también preferirían que si Sánchez gana las elecciones, el PP permita su investidura. El Gobierno Frankenstein, pese a sus logros, no ha dejado buen sabor de boca. Mucha gente cree que, desde el Gobierno, tanto la extrema derecha como la extrema izquierda dividen demasiado a la sociedad.

Dicen que un debate de televisión mueve pocos electores. Todavía queda campaña, pero el del lunes no contribuyó a la remontada socialista.