Opinión | ANÁLISIS POLÍTICO

¡Fíjense en estos datos!

La encuesta del CIS revela que los partidos de la derecha se verían más beneficiados que los de la izquierda por la movilización de los nuevos votantes, entre quienes la intención de votar al PP o a Vox es superior que la de apoyar al PSOE o a Sumar

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. / Agencias

Ayer miércoles se publicó el estudio preelectoral del CIS de cara a estas elecciones del próximo 23 de julio. De momento, los datos disponibles no permiten un análisis en profundidad de la situación electoral al completo. No obstante, me permito señalar algunas claves, algunos datos concretos en los que fijarse para hacerse una idea más precisa del estado de la cuestión, esto es, hasta qué punto la victoria del bloque de la derecha está más o menos asegurada o si todavía hay partido y la izquierda tiene todavía posibilidades de reeditar un Gobierno similar al que ahora se encuentra en funciones.

Me refiero a datos brutos, es decir, a aquellos que salen directamente del sondeo y que no incorporan ningún tipo de interpretación. Dejo fuera del análisis la estimación de voto que lleva a cabo el CIS y que solo cito ahora para conocer cuál es el punto de partida de cada formación política que plantea este organismo público al inicio de la campaña electoral. Según su estimación, no solo habría partido, sino que cualquiera de las dos principales formaciones políticas, PSOE y PP, podrían ganarlo. Ahora bien, al PP no le bastaría con el apoyo de Vox para lograr la mayoría absoluta, al contrario de lo que estima para el caso de la izquierda: los socialistas junto con Sumar podrían, incluso por sí solos, alcanzar un número suficiente de escaños para poder reeditar la coalición sin necesidad de apoyos parlamentarios extra.

Dicho esto, voy a poner el foco en solo en algunos datos directos del sondeo. El primero de todos, es la predisposición de los españoles a acudir a votar. El sondeo del CIS de ayer mide la intención de participar con una escala 0-10. En el grado de mayor predisposición se sitúa el 77.7%, una participación que, de producirse finalmente, sería de las más elevadas de nuestra reciente historia democrática.

Sabemos la importancia que tiene la participación porque, claro está, la abstención no se distribuye por igual entre todos los electorados. Detectar que segmentos de la población están más hipotensos electoralmente y cuáles están más activados ya nos da una pista de lo que puede acabar sucediendo. En los datos de Ipsos barajamos en estos momentos una participación de entre el 69% y el 70%. Las dos mayorías absolutas logradas por el PP hasta la fecha han sido en el año 2000, con una participación del 70%, y en el año 2011 con una participación del 71.7%.

En estas elecciones los más tendentes a quedarse en casa, lo sabemos por las encuestas, son los votantes del centro y del centro izquierda. Dentro del centro izquierda se posicionan la gran parte de los votantes socialistas. Una caída de la predisposición a votar o la ausencia de una activación electoral entre estas personas que se ubican en el 4 dentro de la escala ideológica (así definimos el centro izquierda en este caso) indicaría que los socialistas no están ganando la batalla de la movilización. El centro (quienes se ubican en el 5 dentro de esa escala ideológica que el CIS suele medir con una escala 1-10: en la que el 1 corresponde a usa posición de extrema izquierda y el 10 a una de extrema derecha) es más heterogéneo. En él habitan votantes socialistas, pero la mayor parte de electores que en el pasado optaron por Ciudadanos.

Tradicionalmente es el electorado menos activo y con la llegada del multipartidismo perdió el protagonismo y la influencia electoral que tenía en el pasado, cuando con su voto podía inclinar la balanza hacia la izquierda o la derecha cuando había elecciones competidas. Pero ahora podría volver a ser decisivo. Si este centro está ahora más desactivado que en el pasado (también reciente) podría indicar que ese electorado de Ciudadanos que había retornado a su casa matriz (el PP) podría estar optando por la abstención por la desconfianza o alejamiento que le puede provocar la asociación de los populares con Vox. Al fin y al cabo, uno de los pilares fundacionales de Ciudadanos era conformar gobiernos desde el centro para evitar la influencia de partidos situados en los extremos.

El sondeo del CIS confirma que, comparativamente, quienes se autoposicionan en el 4 y en el 5 dentro de la escala ideológica son quienes menor predisposición manifiestan a acudir a votar el 23J. Por eso, el siguiente dato al que habría que prestar atención es al de las fidelidades y fugas de los partidos. No digo nada nuevo: todo partido para crecer electoralmente tiene que retener al mayor número posible de sus anteriores votantes y (no o) atraer al mayor número de votantes de otras opciones políticas. En esta época de bibloquismo (imperfecto: no nos olvidemos del tercer bloque de partidos nacionalistas, independentistas, regionalistas…) derivada del multipartidismo hemos asistido a trasferencias de voto entre los partidos de un mismo bloque, pero pocos cruzaban el puente. En el último año, sin embargo, se ha incrementado el flujo de votantes socialistas que manifestaban su intención de votar al PP: una de las condiciones necesarias para que la derecha pueda sumar mayoría absoluta.

En realidad, esta transferencia ha ido fluctuando al ritmo de diferentes acontecimientos políticos. Crecía cuando el PP ganaba alguna elección autonómica (Madrid en 2021, Castilla y León en febrero de 2022, Andalucía en junio de 2022) o cuando los temas del de debate político y mediático se centraban en cuestiones identitarias territoriales o personales (derogación del delito de sedición, indulto a los líderes políticos catalanes presos por el procés, ley del “solo sí es sí”, ley trans…).

El dato del CIS de ayer arroja una transferencia de voto del PSOE al PP a dos días de comenzar la campaña electoral del 9.1%. En números absolutos, más de seiscientos mil: el dato más elevado de los últimos cuatro años. El porcentaje de socialistas que optarían ahora por votar a Sumar es del 7.2%, casi medio millón de votos. Finalmente, según este estudio preelectoral, los partidos de la derecha se verían más beneficiados que los de la izquierda por la movilización de los nuevos votantes: tanto entre quienes se abstuvieron en 2019 como entre los nuevos votantes, los más jóvenes, la intención de votar al PP o a Vox es superior que la de apoyar al PSOE o a Sumar. Datos.